SIN FRENOS crítica: ¡Corre, corre, que te pillo!

¡Corre, corre, que te pillo! Ríanse ustedes de las Lightcycles de Tron… Nada mejor que pedalear a golpe de calcetín Por Robert Thornhill

<Junto a Los Angeles, cuna de Hollywood y donde toda moza de buen ver y con aires de grandeza debe enseñar el palmito para hacerse famosa, la ciudad de Nueva York se ha convertido poco a poco, gracias a que grandes tótems como Woody Allen o Martin Scorsese la tienen como la niñita de sus ojos, en el emplazamiento preferido por muchos directores donde desarrollar sus historias, no sabemos si por vagancia de encontrar otras ciudades menos glamourosas y más lejanas en la inhóspita Europa, o bien por esa creencia que tienen los yanquis de que los USA es el centro del universo y Nueva york la capital del mundo.

   De esta manera, a estas alturas uno podría pasear por el Bronx o por Brooklyn, o hacer footing por Central Park, como si se trataran de barrios de tu propia ciudad aunque no hayas pisado su suelo en tu puñetera vida. Sabemos cómo funcionan los entresijos de Wall Street gracias a Michael Douglas, estamos familiarizados con los métodos científicos de la policía gracias a C.S.I. New York, sabemos cómo se las gastan los mafiosos italianos en Little Italy gracias a los trapicheos de la familia Corleone, e incluso sabemos lo difícil que es la vida de un taxista nocturno por la gran manzana por obra y gracia del mil-veces imitado Robert de Niro en Taxi Driver.

"Kevin Bacon en Quicksilver era un nenaza que iba sin sillín"

   Pues ahora llegado el turno de conocer el mundillo de los “Bike Messengers”, una subtribu de seres humanos descerebrados que montados en sus bicicletas sin frenos, se juegan la vida para hacer entregas exprés a domicilio, cruzándose la big city de cabo a rabo, saltándose los semáforos que haga falta y colándose entre coches, autobuses, taxistas y lo que se ponga por delante. Con el precedente de la ochentera Quicksilver con un jovenzuelo Kevin Bacon, David Koepp utiliza esa condición de merecido guionista de prestigio, artífice de grandes clásicos de cualquier dvdteca que se precie como Misión imposible o Jurassic Park entre otros muchos otros, para hacer lo que sólo saben hacer los grandes maestros de la realización, utilizando el axioma muchas veces olvidado de “si bueno y simple, dos veces bueno”. Nada de tramas complicadas, fuera los personajes complejos, al diablo con abusar del ordenador y sus engaños visuales: en Sin frenos hay acción, acción y más acción, con las justas e imprescindibles pausas narrativas para que podamos saber por qué hay un enajenado poli que persigue con un Mazda a un humilde mensajero.

   Esta simplicidad se plasma en unos nombres elegidos para designar los distintos personajes que perfectamente podrían estar en la próxima versión anglosajona de Los mundos de Yupi: Wilee, Manny, Nima, Monday, Raj… Inequívoca señal de que a Koepp no le interesa que recordemos esos nombres más allá de los 90 minutos que dura la función. Además, la caracterización de los citados individuos es de una linealidad aplastante: como superhéroe bicicletero tenemos a un caucásico atlético y bien plantado como Gordon-Levitt, quien posee, cómo no, a una mulatita latina loquita por sus huesos, con un negraco supercachas como alter-ego del héroe, quien  quiere saltarle la novia a nuestro crack de las dos ruedas y le jode no ser el más rápido ciclista del oeste neoyorkino. Para acabar con esa amalgama de razas, no puede faltar el típico árabe graciosillo y la chinita de turno, quien como todo buen chino que se precie no hace más que trabajar, trabajar y trabajar.

"Como futuro enemigo de Superman, los amigos de Batman son también mis enemigos"

   Y llegamos a la gran joya del escaparate, ese por el que vale la pena pagar los 8 euros de la entrada, aquel con quién empatizamos y por el que sufrimos pese a ser el supuesto villano de la fiesta. Michael Shannon, que calentando motores para ser el nuevo general Zod en Superman de Zack Snyder, se mete de lleno en el papel de poli cenizo y corrupto, dándole una personalidad que sólo le dan los buenos: sus risitas, su forma de andar de pato mareado, ese par de escenas sublimes que nos regala como ludópata crónico en los bajos fondos y, sobretodo, esa manera con la que se mofa de sí mismo entendiendo el rol que desempeña en el espectáculo que monta David Koepp. En definitiva, un ejemplo de actor inteligente que sabe qué tipo de película está haciendo y cuál debe ser su papel. 

   Todo ello hace que Sin frenos sea un modélico ejercicio de buen cine de acción urbano que merecería ser estudiado con detenimiento por aquellos directores que tristemente han abandonado sus destinos en manos de jovencitos informáticos lumbreras con nula capacidad de entusiasmar al público mayor de 14 años./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Venus Hall of Fame
		Recomendada por Kuato a: los nostálgicos del cine de los 80’s, donde las gafas de 3D eran de colores y los ordenadores pesaban como una lavadora.
		No recomendada por Kuato a: los amantes del cine pausado y contemplativo de Lars Von Trier o Terrence Malick. Esta peli es lo más alejado que se puede encontrar a los tostones con los que nos suelen obsequiar tales directores de culto una y otra vez.
		Ego-Tour de luxe por: Michael Shannon, un actor en alza que en Sin frenos  borda el papel de cenizo poli corrupto con ese aire socarrón que nos encanta. Sólo por eso, ya tenemos ganas de ver El hombre de acero para disfrutarlo como el mítico general Zod.
		Atmósfera turbínea por: estos mensajeros a dos ruedas que se saltan semáforos pasándose por el forro las normas de tráfico. Como conductor de coche, la idea de que estén por mi ciudad ya me da repelús.

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> SIN FRENOS premiere: Echa el freno, madaleno Con Joseph G. Lewis arrimando la cebolleta sin necesidad de tener que ir en bicicleta Regal Union Square, NY, 22.08.12