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SITGES 2019 crónica 3: Árboles que no dejan ver el bosque

Dark Encounter; Charlie Says; Judy & Punch; Body at Brighton Rock

CHEMA PAMUNDI

Una cosa que se da de manera regular en Sitges y prácticamente en ningún otro sitio, es la posibilidad de ver películas sobre las que no sabes absolutamente nada. Por lo general, y especialmente en el género fantástico, la actual cultura del hype y de los trailers estructurados como cortometrajes hacen que vayas al cine con un montón de información, con una sensación bastante clara y concreta de lo que vas a ver (y apostaría a que eso ha acabado modificando incluso el modo en el que se hacen ciertas películas).

En Sitges, en cambio, lo normal es lo contrario: entrar a la sala sin más referencias que el título, el nombre del director o de los actores, y como mucho una sinopsis de tres líneas, lo cual es en cierto modo una manera más “pura” de consumir cine. Hoy por ejemplo he ido a ver Dark Encounter, y con la primera escena (un bosque, de noche) me he dado cuenta de que no tenía ni pajolera idea de si aquello iba de psicópatas, de fantasmones, de monstruos peludos o de lo cualo (por supuesto, ha resultado que no iba de nada de eso); y oye, yo tan feliz. Descubrir una narración al ritmo exacto para el que la concibieron sus autores, sin nociones preconcebidas, dejándote sorprender (o decepcionar) es un placer cada vez más raro, y en el festival de Sitges sueles darte cuenta de que lo echabas de menos. O sea, que tenemos que procurar mirar menos trailers.

Vamos con las pelis de hoy:

 

DARK ENCOUNTER (Carl Strathie, Reino Unido, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Ignoro si Dark Encounter tiene algo que ver con aquel proyecto llamado Night Skies que Steven Spielberg empezó a desarrollar tras Encuentros en la tercera fase, y que acabó cancelando (luego reciclaría parte de esas ideas en E.T. y Poltergeist), pero se le parece sospechosamente: una familia reunida en una casa en medio de la campiña pasa una noche terrorífica siendo presuntamente acosada por extraterrestres con intenciones abductoras. Tralará. La novedad que aporta Dark Encounter es que el grueso de la acción tiene lugar exactamente un año después de que la hija pequeña de la familia (8 añitos) desapareciese sin dejar rastro.

 

SITGES 2019

"Mientras no sea Dani Rovira como Superlópez, que sea lo que quiera"

 

Las similitudes con el primer cine de Spielberg van más allá del argumento general de la cinta y pueden detectarse también en sus decorados (la casa familiar es la típica “casa de familia Spielberg”), en el uso de recursos visuales bastante icónicos (esas cegadoras luces anaranjadas y azules que se filtran por las ventanas), y en la sutileza para mostrar poco y mal a los “visitantes”, dejando que sea el espectador quien rellene mentalmente el dibujo de puntos. Todo ello resulta normal, teniendo en cuenta que Encuentros en la tercera fase prácticamente inventó el subgénero de abducciones extraterrestres y que su catálogo de trucos sigue funcionando como un reloj.

Dark Encounter quizás alarga demasiado su suspense inicial (durante muchos minutos, la película va de gente registrando una casa, un sótano o un bosque con linternas, bates de beisbol y escopetas), pero sabe hacerte sufrir, entre otras cosas porque anteriormente ha dibujado muy bien a sus personajes con cuatro conversaciones y un par de chascarrillos y claro, te preocupa lo que les ocurra. También, y eso es básico en este tipo de cine, sabe subir la apuesta con la constancia y la mesura justas para no estancarse ni pasarse de rosca; y ya para redondearlo, cuando dabas la trama por resuelta y te disponías a irte contento del cine, se casca un órdago final que, mal llevado, podría haber resultado absolutamente ridículo, pero que está ejecutado de manera tan orgánica que te deja picueto. Una jugada de riesgo que imagino que hará arrugar la nariz a unos cuantos fans del género, pero que al menos para mí eleva el conjunto muy por encima de la mera fotocopia apañada. Estupenda.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

CHARLIE SAYS (Guinevere Turner, EUA, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

En su introducción a la edición española del libro "Helter Skelter: La verdadera historia de los crímenes de la familia Manson", Kiko Amat se queja de que nunca se haya hecho una película ni medio decente sobre Charles Manson, su “familia”, los asesinatos Tate-La Bianca y toda esa pesca. Bueno, pues en menos de un año hemos tenido no una, sino dos producciones que por fin hacen cierta justicia a una de las olas homicidas más mediáticas del siglo XX. En Érase una vez en... Hollywood, Quentin Tarantino tocaba el tema de manera transversal y básicamente para dinamitarlo, mientras que Charlie Says, que hemos podido ver en Sitges 2019, lo reconstruye de manera mucho más canónica pero desde un punto de vista específico que escapa al biopic estándar y que, sorprendentemente, nadie había abarcado hasta ahora: el de las tres chicas que obraron de brazo ejecutor de Manson, previo lavado de cerebro.

 

SITGES 2019

"Y ahora distinguido público, nuestro gran hit 'Amo a Laura'"

 

Charlie Says está estructurada como una serie de conversaciones entre ese trío de “chicas Manson”, ya en prisión de por vida, y una trabajadora social encargada de sacarlas de su estado de bloqueo emocional y psicológico a fin de que se hagan conscientes del mal que causaron. Dichas charlas llevan a otros tantos flashbacks, más o menos cronológicos, de escenas cotidianas en el rancho Spahn en las que paulatinamente se va filtrando el proceso de reclutamiento de las jóvenes, su adoctrinamiento en la locura y sus primeros escarceos con el crimen, hasta llegar a las dos fatídicas noches que acabaron con siete personas muertas y despertaron de un puñetazo al mundo del sueño hippie sesentero.

La película está bien filmada, es respetuosa con el material, cuenta las cosas tal y como sucedieron y no toma partido ni manipula al espectador (los hechos hablan por sí solos), pero tampoco llega a ninguna conclusión nueva y su análisis de la psique de los personajes es un tanto epidérmico. La última escena es la mejor con diferencia: una de las jóvenes, Leslie (papelazo de Hanna Murray) rememora un flashback que ya habíamos visto, en el que un motero con el que se acostó se presentaba en el rancho y se ofrecía a sacarla de allí. Sin hacerle preguntas ni exigirle nada a cambio. Ella simplemente miraba a Manson y respondía “No, me quedo”. Ahora, Leslie fantasea con lo fácil que hubiera sido decir en su lugar “Sí, vámonos” y subirse a la moto. Es un momento de escalofrío absoluto, de nudo en la garganta. Charlie Says hubiera necesitado más momentos como ese.

 

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

 

 

JUDY & PUNCH (Mirra Foulkes, Australia, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

El culo de Inglaterra, siglo XVII o XVIII (o por ahí): un marionetista llamado Punch (Damon Herriman), que antaño ganaba buenos dineros con su espectáculo teatral, vive tiempos de vacas flacas, sin posibilidad de salir del pueblucho de mala muerte en el que ha dado con sus huesos (es un lugar tan cutre que hasta tiene mal el nombre: se llama Seaside... pero está en el interior). Allí vive con su mujer Judy (Mia Wasikowska), y con la hija recién nacido de ambos. A pesar de anunciarse en todos sus espectáculos como “El mejor titiritero de su generación”, la que parece tener verdadero talento es Judy, aunque nadie se lo reconozca. Punch en cambio es básicamente un borracho, un maltratador y un embustero prendado de sí mismo. Ella se lo suele perdonar (casi) todo porque le quiere y cree en él, aunque en ocasiones eso suponga echarle broncas para que se corrija, como si fuera un adolescente; sin embargo, tras la enésima metida de pata de Punch, de consecuencias absolutamente trágicas, Judy no tendrá más remedio que poner en marcha un escarmiento a la altura del ego de su marido.

 

SITGES 2019

"Que sea la última vez que te pillo invocando al Galimatazo"

 

No está gustando demasiado Judy & Punch entre los colegas a quienes les pregunto, y curiosamente es por los mismos motivos por los que a mí me ha parecido una de las propuestas más frescas y diferentes de la presente edición de Sitges. A saber: su tono de farsa exagerada, su puesta en escena llena de anacronismos e irreverencias formales en plan Monty Python (desde personajes que practican tai chi o fuman cigarrillos, hasta los espectáculos de marionetas con música de sintetizador, o cierto famoso monólogo sobre la muerte y la venganza fusilado palabra por palabra de Gladiator), su tratamiento de la brujería como una herramienta política para el empoderamiento femenino y su denuncia de los linchamientos mediáticos sin pruebas, un tema al parecer tan de moda en la Inglaterra de hace 300 años como en cualquier hilo de Twitter a día de hoy.

Judy & Punch es sencilla en sus planteamientos, honesta en sus ambiciones, directa (algunos dirán que tosca) en su ejecución, y tiene un tono de tebeo pasado de vueltas que le disimula razonablemente bien cualquier posible descosido (como por ejemplo el innecesario discursito moralizante durante el clímax final). Yo lo siento, pero yo me lo he pasado muy bien con ella.

 

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

 

 

BODY AT BRIGHTON ROCK (Roxanne Benjamin, EUA, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Wendy, una inexperta guarda forestal que curra en un parque natural situado en zona montañosa, se pierde mientras estaba haciendo la ronda por una de las rutas de senderismo (efectivamente, se le cae el mapa que llevaba encima) y acaba en una cima que no reconoce, sin tener ni puñetera idea de dónde está. Para redondear la mañana, se acaba encontrando un cadáver tirado en medio del bosque en lo que parece una escena de crimen. Tras lograr ponerse en contacto por radio con sus superiores, estos le ordenan quedarse en el sitio mientras van a rescatarla. Wendy deberá acampar durante la noche al lado del tieso y hacer frente a sus miedos, en medio de una situación que se le va complicando paulatinamente (se queda sin batería en el móvil, sin pilas en la radio, parece haber depredadores acechando en la zona, aparece de pronto un desconocido, etc).

 

SITGES 2019

"Sin móvil, sin radio... y sin papel de culo"

 

Aunque no existieran tantas buenas películas sobre gente atrapada en condiciones angustiosas en un entorno natural hostil (127 horas, Open Water, Arctic...), Body at Brighton Rock seguiría pareciendo un ejercicio de miseria cinematográfica sin razón de existir. Roxanne Benjamin dirigió hace cuatro años Siren, uno de los episodios de la antología de terror Southbound, y este su debut en el largometraje deja las mismas dudas que entonces: se defiende moviendo la cámara, pero como guionista no parece tener nada interesante que decir. Estamos ante un survival-horror bastante deficiente en lo primero y aún más en lo segundo.

Películas como El proyecto de la bruja de Blair han demostrado que, cuando tienes un concepto claro de lo que quieres hacer, puedes asustar al público simplemente filmando árboles, pero es que Body at Brighton Rock no tiene ni concepto, ni de hecho nada más allá de una sinopsis con la que costaría llenar incluso un cortometraje (chica se pierde en el bosque; se encuentra un cadáver; se ralla mucho). 90 minutos de la protagonista respirando rápido, mirando a la espesura mientras dice “¿Hay alguien ahí?” y sufriendo peripecias diversas que, salvo por los 5 minutos finales (que incluyen un giro bochornoso hacia lo sobrenatural), son una colección de chorradas carentes de cualquier enjundia y del más elemental sentido del suspense. Por supuesto, no falta ese momento en que la moza se duerme y tiene una pesadilla. Yo, en la sala, también hubiera preferido quedarme frito, aunque fuera para tener pesadillas.

 

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

 

SITGES 2019

 

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