Categorías

SITGES 2019 crónica 1: Malas hierbas nunca mueren

In the Tall Grass; Bloodline; 3 From Hell; Paradise Hills

CHEMA PAMUNDI

Sitges como terapia. Quienes venimos a cubrir el festival y aún no estamos lo bastante quemados como para considerarlo rutina (o sea, nos sigue haciendo ilusión), nos tomamos estos nueve o diez días como unas vacaciones en una burbuja de realidad paralela, en la que no te enteras de lo que ocurre en el resto del mundo y sólo te importa si Rob Zombie levantará cabeza con 3 from Hell, si Colour Out of Space será la adaptación cinematográfica que haga de una puñetera vez justicia a la obra de Lovecraft, o si el hijo de Arnold Schwazenegger nos convencerá por fin con Daniel Isn’t Real de que es un actor. Sitges mola tanto que hace que todo lo demás parezca irrelevante; además, como leí hace poco, el infierno en la tierra que plantean muchas películas de terror empieza a ser preferible al purgatorio que nos muestran los telediarios.

Bajo del tren y me meto de cabeza en la burbuja. Recorro el pueblo camino del Auditori Melià para recoger mi acreditación, veo a una chica en el café del Prado escribiendo en un portátil (¿qué hará? ¿Redactar una crónica? ¿Pasar a limpio una entrevista?), veo a varios colegas de otras webs repantingados en la terraza de otro bar tomando birras y cachondeándose de mí (porque aún no ha empezado el festival y yo ya estoy tomando apuntes para la primera crónica en una libreta mientras camino), veo al actor Patrick Wilson bajar de un coche a la puerta del hotel... y sé que, un año más, estoy exactamente donde quiero estar. Durante las próximas 6 o 7 crónicas (posiblemente este año escriba menos, porque me voy a perder un par de días de certamen) voy a intentar transmitiros esa misma sensación, que por cierto es independiente del nivel medio de las películas proyectadas (aunque este año, dicho sea de paso, no pinta precisamente que vaya a ser una edición para recordar).

Así pues, ¿Vamos al lío? Venga, vamos.

 

IN THE TALL GRASS (Vincenzo Natali, Canadá, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Una pareja de hermanos veinteañeros, ella muy embarazada de un tipo que no parece estar por la labor de ser padre, viajan en coche para empezar una nueva vida lejos de su entorno familiar cuando, al pasar junto a una zona de hierbas altísimas, oyen la llamada desesperada de un niño pidiendo auxilio. Se meten en la espesura para intentar auxiliarlo... y no tardan en descubrir que de allí no hay quien salga: en ese lugar, el tiempo y el espacio parecen mutar de maneras caprichosas (la gente cambia literalmente de sitio sin moverse), como si se tratara de un laberinto de Escher en versión botánica; y luego está esa inquietante y enorme roca negra que hay en su centro, llena de grabados extraños...

 

SITGES 2019

"Algún día entenderás por qué no puedo estar en un cross over de Insidious y Expediente Warren"

 

Hay que ver lo que le gusta a Vincenzo Natali encerrar a la gente en sitios y hacerles pasar las de Caín. In the Tall Grass podría entenderse en cierto modo como una actualización de su debut Cube, pero ambientada en un herbazal; y lo cierto es que, durante la primera media hora, logra transmitir esa misma desazón ante lo inexplicable, ante lo fantástico reducido a su base elemental (no entendemos qué ocurre en el campo de hierba ni qué hace tanta gente allí dentro, pero da yuyu). En ese tramo vienen a la memoria obras como La cabina o incluso la serie Perdidos (¿os acordáis de cuando Perdidos molaba?).

Sin embargo, no olvidemos que esto está basado en un relato de Stephen King escrito a cuatro manos con su hijo Joe Hill y convertido en guion por el propio Natali, de modo que poco a poco la cosa deriva a lo que han acabado derivando tantas películas mediocres basadas en textos mal adaptados del autor de Maine: referencias descaradas a otras obras mejores (Lovecraft, que no falte), exceso de tramas personales tópicas (todo el rollo de la prota sobre su preñez y el padre del niño aporta bien poco), y un acto final de lo más rutinario. Aparte de eso, narrativamente la película es un constante girar sobre sí misma intentando morderse la cola, que se deja por el trayecto todo el suspense y acaba siendo una pesadez. Tampoco cabía esperar otra cosa de Vincenzo Natali, un director que sigue dando la sensación de que con Cube dijo todo lo que tenía que decir.

 

Venusentencia: Dos caras Harvey

INF VNV 3

 

 

BLOODLINE (Henry Jacobson, EUA, 2018)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Evan (Sean William Scott), un tipo de aspecto anodino que trabaja en un instituto como consejero para adolescentes con problemas, debe congeniar su exigente vida familiar (acaba de ser padre), con sus irrefrenables impulsos homicidas, los cuales gestiona apiolando sólo a gente que “se lo merece”, por lo general los padres maltratadores de los chicos a los que atiende en consulta. Al principio se las apaña bastante bien para ocultar sus crímenes, pero ya se sabe que la sangre siempre deja manchas, así que con el paso del tiempo su esposa empezará a sospechar que las escapadas nocturnas de su marido no son precisamente para pasear al perro (entre otras cosas porque no tienen perro).

 

SITGES 2019

"Con tal de que no tenga que follarme una tarta, lo que sea"

 

Bloodline es básicamente un Dexter de garrafón, que funciona mejor en sus virajes hacia lo exagerado (los “momentos giallo” con esos primeros planos de gargantas siendo rajadas, o algunos giros de guion inverosímiles pero molones), que en sus intentos de armar algo mínimamente parecido al suspense, o de justificar al asesino mediante flashbacks sobre las somantas de hostias que le daba su padre cuando era niño. Sean William Scott está convincente como protagonista de la función, en un cambio de registro notable respecto a todas las comedias idiotas con las que nos ha estado torturando desde American Pie, pero vamos, que tampoco es motivo suficiente para correr a ver Bloodline. En realidad, no hay ningún motivo para correr a ver Bloodline.

 

Venusentencia: Dos caras Harvey

INF VNV 3

 

 

3 FROM HELL (Rob Zombie, EUA, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

Muchos nos habíamos vuelto a ilusionar con Rob Zombie, después de que parte de la crítica generalista dijera que 3 From Hell justificaba toda su carrera anterior. La conclusión, tras verla, es que con este tío no escarmentamos. Lo mejor de 3 From Hell es un prólogo en tono de falso documental, elaborado a partir de imágenes de supuestos noticiarios y reportajes que nos explican qué ha pasado con los psicópatas “basura blanca” que protagonizaron las dos anteriores pelis de la serie (La casa de los 1000 cadáveres y Los renegados del diablo), en los catorce años que hemos pasado sin saber de ellos. Ahí alcanzamos a ver lo mejor de Zombie, su capacidad para filtrar referentes del cine de serie B y convertirlos en un estilo visual propio lleno de personalidad y mojo. No obstante, ese prólogo es a la vez un lastre narrativo que nace de la necesidad de justificar la existencia de esta nueva secuela; sin duda Zombie es consciente de que el espectador va a tener que dar un salto de fe del copón para creerse que Spaulding, Otis y Baby no palmasen en la escena final de Los renegados del diablo. Es como creerse que Butch Cassidy y The Sundance Kid sobreviven a la escena final de Dos hombres y un destino.

 

SITGES 2019

"Listos para filmar 3 Psychos y un destino cuando quieran"

 

A partir de ahí, el resto es una película sin guion, construida a base de pequeños episodios deslabazados, acumulando momentos de una crueldad nuclear (que, ojo, están guay, pero a estas alturas ni sorprenden ni transgreden, y a duras penas divierten), refritos de cosas ya vistas en anteriores películas del director, diálogos monguer (hacer que sus personajes digan cosas interesantes nunca ha sido el fuerte de Zombie; hay algunos intentos de emular a Tarantino con conversaciones pop sobre James Cagney o el cine porno, pero les falta chispa), Sheryl Moon Zombie gritando “Fuck!” una y otra vez, y un buffet libre de fan service autocomplaciente, en piloto automático. Cabe reconocerle cierto “brío peckimpahniano” a la parte final, un tiroteo mexicano que recuerda inevitablemente a Grupo salvaje, pero eso no salva al conjunto de lucir como una película innecesaria. 3 From Hell es poco más que Rob Zombie haciéndose una paja delante del espectador; y no una paja mental, sino de las otras.

 

Venusentencia: Dos caras Harvey

INF VNV 3

 

 

PARADISE HILLS (Alice Waddington, España/EUA, 2019)

Trailer, fotos, sinopsis y ficha

En un futuro de aspecto decadente y rococó (en el que caben tanto coches voladores como bailes de gala estilo siglo XVIII), Uma (Emma Roberts) es una joven de familia bien pero arruinada, a la que su madre se dispone a casar con un magnate de los negocios que solucione sus problemas financieros. Uma se niega, no sólo por estar enamorada de otro chico sino porque el magnate en cuestión fue el responsable indirecto del suicidio de su padre. Sin embargo, la familia de Uma no está dispuesta a renunciar así como así al braguetazo, de modo que manda a la chavala a una estrambótica y selecta institución-balneario situada en una isla en medio del océano, que se dedica a “reprogramar” a muchachas rebeldes hasta convertirlas en sujetos dóciles y dispuestos a servir a los intereses del patriarcado sin rechistar.

 

SITGES 2019

"Si os portáis bien, os enseñaré a reventar cabezas de zombies a balazos"

 

Paradise Hills, obra de debut de la bilbaína Alice Waddington, es una extraña pieza de ciencia-ficción distópica que tiene por bandera temas como la sororidad, el machismo estructural de la sociedad y la lucha de clases, y que los plasma en imágenes tirando de referencias bastante descaradas a la serie clásica de TV El prisionero y a películas como Sucker Punch o La cura del bienestar, con un tono de cuento de hadas siniestro y el aderezo visual de una estética manga-fetichista que haría salivar a Lady Gaga (Waddington había sido diseñadora de vestuario y fotógrafa de moda, y se nota).

Así a priori todo lo que acabo de decir suena bastante bien, y desde luego la película está cargada de buenas intenciones, y sale una carismática Milla Jovovich haciendo de directora cabronías del centro, y hay ideas de puesta en escena muy chulas (mención especial a la sesiones de “terapia holográfica”, con la paciente subida en un caballo de carrusel suspendido como a diez metros de altura), pero la historia que nos cuenta es un tanto superficial y carente de nervio, y el conjunto resulta, ¡ay!, un puntito soporífero. Paradise Hills cae bien por su atrevimiento, pero acaba siendo un plato con demasiada guarnición y poca chicha.

 

Venusentencia: Dos caras Harvey

INF VNV 3

 

SITGES 2019

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario