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SPLICE: EXPERIMENTO MORTAL comentario: Mutante bisexual necesita semental

   

Mutante bisexual necesita semental

Dren le arrebata por méritos propios a la Sil de Species el título de mutante calentorra oficial del reino

Por El Hombre de Boston

 

<¿Saben aquel chiste de Bigote Arrocet que “diu” que llama alguien a un restaurante y le pregunta al camarero que coge el teléfono si tiene ancas de rana, morro de cerdo y alitas de pollo, y cuando el camarero responde afirmativamente, le grita que entonces debe ser feísimo? Pues la criatura de Splice es aún más aberrante, talmente como si hubiera nacido engendrada en una orgía celebrada en el arca de Noé.

   Y se supone que nos tenemos que creer que es el oscuro lado del deseo de sus creadores… Ese es el error de Splice: que la película se sustenta en la criatura y a la criatura no te la crees ni jarto de vino. Bueno, la primera vez que la ves aún sí, cuando es un bicharraco animal con pinta de dinosaurio mutante que corretea y se esconde por el laboratorio. Pero cuando en la siguiente escena sale con apariencia de niñita con un vestidito del estilo de La casa de la pradera, se acaba la poca credibilidad que tenía. A partir de ahí la peli cae en picado igualito que si a Sylvester Stallone le diera por ponerse a interpretar un Shakespeare en pleno combate de Rocky.

 

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Rostro de Dren bebé y rostro de Dren adulta. No nos digan que cuela  

 

   Que la criatura tenga apariencia de dinosaurio con ancas de rana, alas de pollo, branquias, y cola de demoniejo, nada que objetar. Pero que por la cara se le ponga cara (nunca mejor dicho) de tía, es una ofensa a la inteligencia del espectador. Un truco de dirección vil y barato que se ve tanto como Hellboy paseándose por la aldea pitufa, introducido con la única finalidad que en un momento dado pueda ponérsela dura a Adrien Brody (porque miren por dónde esta criatura va más salida que un adolescente de Porky’s; sólo le faltaba vestirse con un conjunto de lencería de encaje rojo…).

   Tampoco se trata de poner a una actriz maciza y buenorra como la Natasha Henstridge de Species, pues se habría perdido el morbo y las connotaciones morales que conlleva metérsela a una mutante gestada genéticamente (de ser Dren como la Henstridge, habría habido unanimidad en que tirársela era la única vía sensata para su creador). Bastaba con haberle dado más apariencia humana femenina desde el principio.

 

  "La criatura de Splice es aberrante, talmente como si hubiera nacido engendrada en una orgía celebrada en el arca de Noé"  

 

   Mejor conseguida está en cambio su vertiente masculina. El punto de giro que significa el cambio de sexo no está introducido como quien se opera en la Seguridad Social de un día para otro, pues como ya hemos visto lo que les sucede a las babosas mutantes (muestra inequívoca de que los héteros, ya sean humanos o babosas, responden a hostias cuando un homo les coge el pito con fines indecentes), nos lo tragamos con patatas. Y el hecho de que el polvo con su creadora sea una violación en toda regla, en vez del resultado de una cenita a la tenue luz de las velitas con música de violines, hace que la escena resulte más creíble y menos ridícula que la del polvo misionero de Adrien Brody con los pantalones puestos y todo el culo fuera.

   En fin, ya se sabe, en tiempo de guerra, todo agujero es trinchera… aunque sea un agujero mutante./>

 

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No se confundan, está escondiendo la polla entre las piernas como el Buffallo Bill de El silencio de los corderos

 

 

   

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