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SUCKER PUNCH crítica: Haciendo trampas a la Playstation

   

Haciendo trampas a la Playstation

Conecten la Play, decidan si quieren matar zombies,
orcos o robots, y elijan una tía buena para llevar

Por Chema Pamundi

 

<Da la sensación de que, desde sus inicios, la carrera de Zack Snyder se encaminaba irremisiblemente hacia este momento de revelación mariana que es Sucker Punch. Snyder debutó con Amanecer de los muertos, una cinta de zombis brillantemente adrenalítica (que sigue siendo de largo su cima cinematográfica), tras la que vino 300, un peplum rotundo y divertidísimo en el que el director confirmaba su pericia visual y su buen criterio a la hora de explotar los recursos del cine-espectáculo (hasta las cámaras lentas le quedaban bien). Sin embargo su siguiente película, una obra de mayor exigencia narrativa y dramática como Watchmen, supuso un patinazo que empezó a sembrar dudas: daba la sensación de que ni la sutilidad dramática ni el desarrollo psicológico de los personajes eran su fuerte. Cuando se alejaba de la testosterona, el cine de Zack Snyder se desinflaba.

   En este aspecto, Sucker Punch tiene la virtud de ser una película de lo más clarificadora sobre el talento de su director. Con ella se va a cerrar por completo el debate acerca de si Snyder es un autor con personalidad o un mero ilustrador competente. ¿El veredicto? Ilustrador y gracias. Hombre, siempre es de agradecer que un director de tanto éxito se atreva a dar un triple salto mortal como éste: en vez de seguir viviendo en la zona de confort de las adaptaciones de material ajeno probadamente solvente, el tipo se arremanga, se atreve por fin con un guión propio y firma su película más personal (o eso dice). Lo triste es que el susodicho triple mortal haya acabado con Snyder cayendo fuera de la red, estampado contra el suelo. Bueno, él se lo ha buscado.

 

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"Pues si por ser un videojuego los tíos son tan feos como Scott Pilgrim, estamos arregladas"

 

   A ver, empecemos con una sinopsis: Babydoll es una jovencita a la que su padrastro (un monstruo bastante desagradable, como casi todos los personajes masculinos de la película), la encierra en un sanatorio mental. Allí la muchacha se refugiará en una especie de realidad alternativa fabricada por su mente, y junto con un grupo de otras internas (todas están muy buenas por cierto; parece que las feas y las gordas no se vuelven locas) empezará a planear su huída. Para ello deberá superar una serie de pantallas de videojuego (tal cual), a base de conseguir en cada una de ellas un objeto icónico. Las “set pieces” que definen esta búsqueda son un apocalíptico campo de batalla de la Primera Guerra Mundial (plagado de soldados alemanes zombis), una fortaleza de fantasía épica calcadita al asedio de Minas Tirith en El señor de los anillos (con sus orcos y todo), y un tren futurista (luces de neón a tutiplén), defendido por una legión de robots que parecen salidos de un videoclip de Daft Punk.

   Decir que Sucker Punch es básicamente un videojuego de Playstation hecho cine es como no decir nada y a la vez decirlo todo. Por un lado captura de forma certera y sin ninguna vergüenza la estética retrofuturista de los “Final Fantasy” y compañía, un mejunje de superhéroes, horror, fantasía épica, ciberpunk, acción bélica y pechugas femeninas al aire. Por el otro lado, Snyder parece ignorar que la gracia de los videojuegos no está en la perfección plástica sino en la interacción, en la posibilidad de ser el protagonista de tu propia aventura; y quitarle al jugador el joystick para convertirlo en mero espectador pasivo supone un error de bulto. Durante buena parte de su metraje, Sucker Punch es igual de aburrida que pasarse dos horas mirando a otra persona subir de nivel en el World of Warcraft. Sí, los gráficos son despampanantes y eso, pero no deja de ser la partida de Zack Snyder.

 

  "Durante buena parte de su metraje, Sucker Punch es igual de aburrida que pasarse dos horas mirando a otra persona subir de nivel en el World of Warcraft"  

 

   Y no es que el esquema de “pasapantallas” (en el fondo es una versión recodificada del viaje del héroe de toda la vida) sea demasiado ramplón o repetitivo (que lo es) como para dar lugar a una buena historia, ni mucho menos. En los últimos años hemos visto ejemplos que sabían sacar un partido estupendo a ese concepto, desde Kill Bill hasta Scott Pilgrim contra el mundo. Sin embargo, el director no consigue insuflar vida ni interés a sus escenas de acción, que se contemplan con una desidia absoluta: ni impresionan, ni intimidan, ni transmiten la menor sensación de peligro. Las protagonistas esquivan ataques imposibles de manera rutinaria, casi indolente, desarrollando nuevos poderes y habilidades “at the speed of plot” (o sea sin justificación, según a Snyder le salga del gorro y la trama lo necesite). En resumen, Sucker Punch es una película embalsamada.

   Pero donde Snyder fracasa con mayor estrépito es justamente en el apartado en el que tenía que demostrar más cosas: el guión. Probablemente su intención era que el juego de muñecas rusas que propone Sucker Punch entre sus diferentes capas de realidad (un mundo de fantasía dentro de otro, y tal) generara un debate al estilo de Origen. Pues lo lleva claro. Ni el armazón de la película es lo bastante sólido, ni sus ideas son lo bastante sugerentes o rompedoras como para sostener ese debate. Y no es sólo que la coherencia argumental de Sucker Punch salte por la ventana a las primeras de cambio (sus agujeros de guión darían para otro artículo entero), sino que además su construcción narrativa engaña al espectador de forma sistemática (tergiversando el orden de las escenas sin avisar, mostrando realidades virtuales indistinguibles de la realidad “real”…).

 

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"Al leer que tendría una lista y llevaría una katana, creí que iba a hacer una secuela de Kill Bill"

 

   El final de la película parece tan caprichoso y arbitrario que podría significar cualquier cosa, los personajes son estereotipos planos con los que es muy difícil identificarse, y los diálogos adolecen de una mediocridad y una falta de fuerza que tira de espaldas (la voz en off de la protagonista, una retahila de frases de libro de autoayuda, llega a causar vergüenza ajena). Snyder trata de armar cierto discurso feminista pero se hace la picha un lío: la cosa está tan plagada de tópicos y estereotipos masculinos, que acaba pareciendo la fantasía húmeda de un otaku con las hormonas a punto de explotar (Tarantino le podría enseñar una o dos cosas sobre escribir buenos personajes femeninos de acción).

   De Sucker Punch se empieza a comentar ya que es “cómo Airbender: el último guerrero, pero con wonderbrás”. Quizás no hay para tanto (aunque no se descarta su protagonismo estelar en los Razzies del año que viene), pero hay que reconocer que la película confirma la peligrosa espiral descendente en la que se encuentra el cine de Zack Snyder, cuyo crédito empieza a estar en números rojos. Hace unos años, cuando resultó el elegido para dirigir Watchmen, todos respiramos tranquilos pensando que la cosa estaba en buenas manos. A día de hoy, en cambio, corre un run-run de dudas sobre su capacidad para llevar a buen puerto un proyecto tan exigente como, Superman: Man of Steel. Ojito Zack, que te la juegas; el próximo rastrillo que pises puede ser el último…/>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
  Recomendada por Kuato a: fans de Uwe Boll. Puede sonar duro, pero Sucker Punchno anda tan alejada de lo que haría el alemán si le dieran un presupuesto de 80 millones de dólares y carta blanca para desbarrar.
     
 

No recomendada por Kuato a: quien espere una obra de culto. Sucker Punch es demasiado vulgar como para que nadie se acuerde de ella de aquí a un tiempo.

     
  Ego-Tour de luxe por: el jeto de Scott Glenn, arrugado como una ciruela pasa. Más escalofriante que cualquier efecto especial (hasta los orcos y los zombis de la película lucen más saludables que él).
     
  Atmósfera turbínea por: la banda sonora rollo Moulin Rouge, una pastosa colección de versiones de clásicos del pop-rock (de Jefferson Airplane a los Pixies; de los Beatles a Bjork), que hacen llorar al niño Jesús.

 

 

   

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3 Respuestas

  1. Anónimo
    Es buena<br />Fui ver Sucker Punch en el cine y me encanto , porque creo que el guion era bastante difícil (a nadie se le habria ocurrido una trama de accion en un manicomio)y Snyder lo hizo.El orden en que passan las cosas és un poco confuso peró la pelicula en si és buena.I el final és impactante.
  2. Anónimo
    Buena peli<br />Buinisima, hace tiempo que no disfrutaba tantto. Tb es verdad q hacia mucho q no iba a al cine pq veo las pelis en casa, pero las veo todas, y m habian dicho q esta como Avatar valia la pena verla en cine, asi q fui y me ha encantado. Yo la recomiendo a todo el mundo. Dani 23
  3. Anónimo
    Que decepción!<br />Pues vaya con la peliculilla de marras... por cierto, el tal Snyder, entre los cachas agaylonados de 300 y las macizas pechugonas de Sucker Punch parece un poco salidillo, no? El azotador de nalgas

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