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THE AMAZING SPIDER-MAN reportaje: Madera de héroe

   

Madera de héroe

Análisis de las constantes arácnidas
tratadas en The Amazing Spider-Man

Por Chema Pamundi

 

<Al igual que ocurre con la mayoría de superhéroes, el personaje de Spider-Man está construido en base a una serie de tópicos básicos que se repiten constantemente, tanto en los tebeos originales como en todas las adaptaciones que se han hecho a cualquier otro medio, llámese televisión, cine o incluso videojuegos. Sin embargo, mientras que otros supertipos como Batman o Superman suelen ser más introvertidos y estar limitados al clásico patrón heroico (el 90% de sus aventuras consisten en darse de leches con alguien), Spider-Man es un personaje expansivo, con un trasfondo coral y variadísimo que le permite saltar con suma facilidad de género en género (la épica, el melodrama, el misterio, la sit-com costumbrista…). Uno puede encontrarse un tebeo de Spider-Man en el que el tipo no haga otra cosa que buscarse un traje nuevo, divorciarse, hacer una mudanza, conseguir pasta para pagar el alquiler… o en el que su principal enemigo no sea el Dr. Octopus ni el Duende Verde, sino un simple gripazo mal curado.

   En el presente artículo intentaré analizar qué tal han sido plasmados estos elementos fundamentales en The Amazing Spider-Man, el recién estrenado reboot de las aventuras del “cabeza de red”. Simplificando al máximo, los he separado en cinco grandes apartados (podría haber puesto más, pero tampoco se trataba de escribir una tesis): el origen del personaje, su traje de superhéroe, los villanos a los que se enfrenta, el entorno que le rodea, y su personalidad secreta.

   Por cierto, antes de entrar en materia, una aclaración: Spider-Man es de lejos mi superhéroe favorito, y guardo con él una fortísima vinculación emocional desde que me compré aquel primer tebeo suyo cuando era crío (un Marvel Team-Up mano a mano entre Spider-Man y Thor titulado “La noche del Dios viviente”, editado por Vértice a finales de los 70). Eso garantiza dos cosas: 1) que ninguna película de Spidey me satisfará por completo, nunca jamás (aunque siendo justo, he de reconocer que Spider-Man 2 logró pulsar casi todas mis teclas del placer); y 2) que, al mismo tiempo, me basta ver unas cuantas escenas del trepamuros columpiándose de red en red por el skyline de Manhattan para salir contento del cine, por muy chusca que sea la película. Creo que el término médico para lo que me pasa es “esquizofrenia”.  O sea que no, éste no va a ser un artículo precisamente objetivo…

 

ARTÍCULO_prólogo

El universo Spider-Man, un viaje alucinante

 

 

El origen

   El origen de Spider-Man cuelga de una serie de perchas que no se pueden tocar, y que estarán siempre presentes sin importar la cantidad de reboots que se lleven a cabo de la franquicia, a saber: Peter Parker es un inadaptado y un friki, objeto de burlas en el instituto; le pica una araña que le transmite superpoderes (y no importa lo serios que se pongan los guionistas al explicar esta parte: siempre sonará ridícula); por último, su tío Ben es asesinado por un ladrón de poca monta al que Parker podría haber detenido poco antes, un suceso traumático que le empujará a convertirse en justiciero enmascarado ("todo gran poder conlleva una gran responsabilidad", y bla, bla bla). Todos estos elementos aparecen en The Amazing Spider-Man con una serie de matices menores (por ejemplo, el ladrón que mata al tío Ben roba en una tienda de ultramarinos en vez de hacerlo en un garito de lucha libre). Nada que objetar.

   A partir de aquí, la peli presta mucha menos atención que el Spider-Man de Sam Raimi a la asimilación, entrenamiento y dominio de los superpoderes por parte de Peter Parker (lo soluciona con apenas un par de escenitas cortas). En vez de eso le dedica minutos a una nueva subtrama (medio sacada de la colección Ultimate Spider-Man), según la cual los padres de Parker son biólogos que trabajaban en un proyecto de cruce de especies animales (de hecho, la araña que pica al muchacho es un invento suyo), y se ven obligados a enchufar al niño en casa de los tíos porque alguien les persigue para darles matarile. La cosa se queda colgada en este punto, pero sirve para dar al protagonista una motivación adicional para investigar y convertirse en héroe, y es de suponer que se desarrollará más a fondo en sucesivas secuelas, lo cual ayudará a dar cierta cohesión y grandeza argumental a la franquicia, en vez de limitarla a una serie de aventuras autoconclusivas.

 

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Tío Ben y tía May, unos tíos con toda la barba

 

 

El traje

   El uniforme de Spider-Man siempre ha sido bastante más que un simple pijama de colores para ocultar su identidad cuando sale por ahí a pegar a los malos. Es un elemento fuerte de la narración, casi un personaje más con peso específico. Un buen número de tebeos del trepamuros han tenido tramas relacionadas con su traje: le hemos visto numerosas veces zurcirlo o repararlo tras un combate, le hemos visto vestir varios modelos distintos (el clásico, el negro, el rojo y dorado que le diseñó el mismísimo Tony Stark durante la saga Civil War…). Incluso le hemos visto pegarse contra él, aquella vez que el traje negro resultó ser en realidad un simbionte alienígena, trama que ya se adaptó al cine en Spider-Man 3 (en el cómic, tras aquel épico combate Parker se quedaba en pelotas, y tenía que volver a casa enfundado en un uniforme prestado de los 4 Fantásticos y con una bolsa de papel en la cabeza).

   En el Spider-Man de Sam Raimi veíamos a Parker diseñar diversos bocetos de uniforme, pero no se llegaba a saber de dónde sacaba el modelo definitivo (simplemente aparecía de pronto llevándolo puesto). En la nueva versión al menos se toman la molestia de explicarnos que Parker lo compra por catálogo en una web rollo Decathlon (lo cual es una idea bastante parda, la verdad), pero tampoco responden a la gran pregunta: si hoy en día hasta el más cutre disfraz infantil de romano o de vikingo (sí, esos que incluyen un casco de plástico con unas trenzas de lana enganchadas) ya te sale lo menos por cien eurazos, ¿de dónde coño saca un universitario pobretón como Peter Parker la pasta suficiente para comprarse un supertrajazo integral de licra de última generación, y encima estampado con un diseño exclusivo? No se lo cree ni Stan Lee.

   Uno de los cambios más sustanciales de The Amazing Spider-Man está en el tema de los lanzarredes. Mientras que en la “versión Raimi” Spidey generaba las telarañas de manera orgánica por unas oberturas en sus muñecas (eran un poder más, fruto de la picadura de la araña), en la nueva versión utiliza lanzarredes mecánicos, un detalle chulo que remite al Spider-Man de toda la vida (las dos explicaciones son igual de gilipollas cuando las piensas detenidamente, pero los lanzarredes mecánicos son infinítamente más cool). De ese modo podemos ver a Parker fabricándose los cacharritos en su cuarto, destornillador en mano (sutil manera de recordarnos que el muchacho es una especie de geniecillo científico), y otra escena aún más clásica de los comics: los lanzarredes espachurrándose o quedándose sin munición en el momento más peludo de un combate. Mola mucho.

 

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Las ocho diferencias

 

 

El villano

   La galería de villanos de Spider-Man es una colección de freaks y fracasados como no hay otra (quizás solo la de Batman sea comparable). Además, por oposición a la juventud insolente e inexperta de Peter Parker, la mayoría de sus némesis son señores maduros y un punto ridículos como el Dr. Octopus, el Duende Verde/Norman Osborn, el Buitre o Kingpin (sí, Kingpin era originariamente enemigo del cabeza de red, aunque alcanzase sus más altas cotas de popularidad años después en la colección de Daredevil). Las películas de Raimi se dejaron de inventos y tiraron de esta galería clásica sin tocar prácticamente nada respecto al cómic. The Amazing Spider-Man también utiliza a un maloso típico de Spidey como el Lagarto, gran repartidor de hostias y alter ego del científico loco Dr. Curt Connors (servidor quizás hubiera preferido a un malo con más empaque como Kraven el Cazador, o ya puestos el Camaleón, que fue su primer antagonista en el nº 1 de la colección de comics).

   Sin embargo, la nueva película cambia bastante el origen y personalidad de dicho enemigo, no solo comparado con el Lagarto de los tebeos sino incluso con el de la propia saga de Raimi (recordemos que el Dr. Connors ya aparecía brevemente en Spider-Man 2 y Spider-Man 3 como profesor de física de Parker, apuntándose como futurible antagonista para una supuesta Spider-Man 4 que nunca llegó a hacerse). No merece la pena hacer spoilers sobre este punto, porque el personaje tiene guardadas varias sorpresas argumentales bastante molonas: baste decir que lo único que ha quedado en The Amazing Spider-Man del Lagarto original creado por Stan Lee es la obsesión por regenerar su brazo perdido (el pobre hombre es manco), y su dualidad estilo Dr. Jeckyll/Mr. Hyde, pues en realidad el pobre Connors no tiene mal fondo sino que es más bien una víctima del uso imprudente de la ciencia (en uno de los tebeos incluso se cascaba una cura milagrosa para salvarle la vida a la tía May). O sea, que lo que tenemos aquí es un villano más bien soso, pero al que los guionistas han sabido exprimirle cierto partido.

 

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El Lagarto, un villano cuya elección nos "escama" mucho

 

 

Los secundarios

   Otra de las principales marcas de fábrica de los tebeos del hombre araña es la extensa y vistosa colección de personajes secundarios que le rodean: Mary Jane Watson, J. Jonah Jameson, Flash Thompson, Harry Osborn, Betty Brant, la capitana Jean DeWolf… La trilogía de Sam Raimi hacía un uso muy acertado de bastantes de ellos, transmitiendo la sensación de que el mundo de Peter Parker era rico y complejo. La nueva versión, en cambio, busca la complejidad en otros rincones (principalmente en la relación sentimental entre Parker y Gwen Stacy; no en vano el director de The Amazing Spider-Man es Marc Webb, autor de la excelente comedia romántica (500) días juntos), y ha dejado el fondo del paisaje casi completamente desnudo de secundarios de peso (la obligatoria tía May, Gwen Stacy, el padre de ésta y para de contar). En algunos casos se entiende, como por ejemplo en el del editor del Daily Bugle J. Jonah Jameson (la nueva peli carece casi por completo de sustrato cómico; y de todos modos tampoco iban a encontrar a un actor más perfecto que J. K. Simmons para interpretar al histérico periodista), pero en general es una decisión desacertada, que empobrece la película y la hace por momentos demasiado deprimente. Spider-Man es un superhéroe luminoso y technicolor, y en The Amazing Spider-Man a ratos parece una imitación desvaída de Batman. Aquí se han equivocado, claramente.

   Se agradece, eso sí, que hayan hecho las cosas como Dios manda y hayan colocado como chica de Parker a Gwen Stacy (su primera novia de verdad en los tebeos), en vez del galimatías de las películas de Raimi, en las que mezclaban a Mary Jane Watson (un personaje sin duda más llamativo pero cronológicamente posterior) con tramas que pertenecían a la Stacy, para luego en Spider-Man 3 acabar de liar al personal sacando a una Gwen postiza que ni aportaba nada, ni tenía un carajo que ver con la del cómic. Mejor así. Aparte, si las siguientes películas siguen más o menos la pauta de los tebeos, Gwen Stacy puede dar lugar a momentos dramáticamente muy intensos.

 

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Gwen Stacy y M. J., tanto monta una como monta tanto la otra

 

 

Peter Parker

   Para acabar, lo más importante, claro. Quizás éste sea uno de los pocos puntos en los que The Amazing Spider-Man tiene una mayor hondura psicológica que los tres largos de Sam Raimi. El Peter Parker interpretado por Andrew Garfield no se limita a ser el torpe bonachón y enamoradizo al que daba vida Tobey Maguire, sino que es un adolescente bastante más complejo y dinámico, menos paleto y caricaturesco. A diferencia de Parker/Maguire, a éste le cuesta bien poco asumir su papel como héroe (lo cual está bien, porque con tres películas de dilemas morales en plan “yo no pedí ser héroe” ya es suficiente). Al mismo tiempo, las diferencias entre Peter Parker y Spider-Man, es decir entre el superhéroe y la identidad secreta, están ahora bastante más marcadas: en The Amazing Spider-Man realmente el personaje sufre una transformación de personalidad cuando se pone el traje. Súbitamente se vuelve locuaz y seguro de sí mismo, contando chistes malos mientras combate (algo que en los tebeos es una constante).

   En una entrevista reciente, el actor Andrew Garfield decía que había intentado que la dualidad Parker/Spider-Man recordara al comportamiento de la mayoría de gente joven al experimentar el anonimato de internet y las redes sociales. “Ese traje y esa máscara le dan el mismo tipo de libertad que uno tiene por ejemplo en un foro de internet. Puede decir lo que quiera, y hacer lo que quiera.” Es una idea interesante. Podríamos decir que el Spider-Man de Maguire era más emocional, mientras que el de Garfield es más cerebral. Son dos maneras bastante distintas de enfocarlo, y dado que estamos hablando de un personaje con medio siglo de historia (y que ha tenido docenas de guionistas diferentes), ambos acercamientos me parecen bien.

 

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Atuendo Peter Parker, de venta en la cuarta planta, sección caballeros

 

 

Conclusión

   The Amazing Spider-Man no se limita a volver a contar la misma historia con actores nuevos, que era lo que muchos nos temíamos (para eso ya están las pelis de Raimi; que francamente están muy bien, al menos las dos primeras), sino que pretende ser una modernización del personaje. Es como si hasta ahora hubiésemos visto un Spider-Man “estilo Gerry Conway”, y ahora tuviésemos uno “estilo Brian Michael Bendis”. Lamentablemente, el hecho de que el personaje esté en manos de la productora Sony, y no directamente de Marvel, hace que la película siga transcurriendo en una especie de burbuja dentro de la cual no existen otros superhéroes. O sea, que el gran sueño húmedo de muchos fans, consistente en ver un team-up entre Spider-Man y Los Vengadores o Los 4 Fantásticos, seguirá siendo de momento una quimera irrealizable. Mierda.

   Por otra parte, no queda más remedio que reconocer que los guionistas de The Amazing Spider-Man hacen trampas, juegan con cartas marcadas: nos hacen creer que estamos viendo una obra independiente y autosuficiente (al fin y al cabo ésa es la idea de base de todo reboot, ¿no?), cuando en realidad no es así. Ellos saben que hemos visto los Spider-Man de Raimi, y que inconscientemente vamos a dar un montón de cosas por sentadas y rellenaremos con información de esas pelis los huecos de guión que vayan abriéndose por el camino. Eso camufla en parte los fallos narrativos de una cinta que intenta embutir demasiada información en dos horas, y que a ratos parece algo inconexa.

   Pero bueno, ya lo he dicho al principio: no puedo ser demasiado destructivo con algo que incluye la palabra “Spider-Man” en el título. ¡Es el puto hombre araña, joder! ¿Cuándo dicen que estrenan la siguiente?/>

 

ARTÍCULO_conclusión

Conclusión: Spidey sólo hay uno

 

 

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