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TIEMPO crítica: Los viejos y el mar

Thriller fantástico de M. Night Shyamalan con el tiempo de prota, aunque perdamos el nuestro

EL HOMBRE DE BOSTON

¿Ha perdido M. Night Shyamalan su mojo? Pues sí, mal nos pese por lo mucho que nos gusta el director hindú y lo bien que nos cae, lo ha perdido, si no totalmente, sí al menos parcialmente. Aquel joven que nos sorprendió, nos asombró y nos fascinó con películas tan imaginativas como El sexto sentido, El protegido y Señales, y también aunque menos con El bosque, La joven del agua y El incidente, perdió su mojo con esos dos churritos juveniles que fueron Airbender: El último guerrero y After Earth, y no lo ha recuperado del todo desde entonces. ¿Conocen el chiste de la chica guapa que permanece en silencio, y cuando le preguntan por qué no habla, dice: “¿pa qué? ¿Pa cagarla?”. Pues en cierta manera, Shyamalan hace lo mismo: no habla mucho para cagarla poco.

O lo que es lo mismo, hace películas pequeñas (y baratas) por miedo a darse de nuevo un cantazo en los dientes, tras lo traumatizado que quedó por los merecidos fiascos que resultaron los dos churritos juveniles citados (disculpen si no los vuelvo a nombrar). La visita fue una peli simplona con la que recuperar sensaciones; Múltiple fue igual de pequeña aunque más arriesgada en su propuesta; Glass (Cristal) debía haber significado el retorno de Shyamalan por la puerta grande, la confirmación de que había regresado por sus fueros dando un golpe sobre la mesa, no en vano la propuesta era nada menos que una doble secuela de El protegido y de Múltiple, pero volvió a nadar guardando la ropa quedándose a medio camino de lo prometido, realizando de nuevo una peli minimalista.

 

"Te dije que debíamos haber ido a una playa de Nunca Jamás"

 

Y ahora con Tiempo otro tanto, pero corregido y aumentado a la máxima potencia, pues Shyamalan lleva aún más al extremo la economía de recursos, encerrando a un número reducido de actores en un espacio limitado como es una playa. No es excusa. Desde La soga, La huella o 12 hombres sin piedad como clásicos, a Enterrado, Rec o Infierno azul como éxitos más recientes, películas que acontecen en un espacio único, sea este espacio interior o exterior, las hay muchas y muy buenas, pero no es el caso de Tiempo. Una buena película de espacio único es aquella que tiene un guión pensado y escrito al milímetro para mantener el suspense de la trama, con giros argumentales que conservan el interés del espectador y puntos de avance que hacen progresar la historia. Tiempo en cambio, parece un cortometraje alargado.

Tiempo en cambio, parece un cortometraje alargado. O un episodio de televisión alargado, si lo prefieren”

O un episodio de televisión alargado, si lo prefieren. La estructura del guión de Shyamalan, que en esta ocasión no es original, sino que adapta la novela gráfica de Pierre-Oscar Lévy y Frederick Peeters “Castillo de arena”, es la siguiente: presentación de los personajes; presentación del fenómeno paranormal que ocurre en la playa de marras; conflicto entre los personajes a raíz del fenómeno paranormal; explicación del fenómeno paranormal, y eso es todo amigos. ¿El problema de la peli? Digan mejor “los problemas de la peli”, porque tiene más de uno: la presentación de los personajes es sosa y aburrida, el conflicto se estira más que un chicle sin sabor, y la explicación (digamos mejor la semi-explicación) no está ni por asomo a la altura de las expectativas creadas.

 

"Tened confianza, algún día volverá a ser el mismo de antes"

 

De hecho, con el conflicto Shyamalan marea la perdiz tres cuartos de película hasta llegar al final, como el equipo que pierde tiempo a la espera del pitido del árbitro. Y lo hace a base de segmentos sacados de la manga, tan inverosímiles como carentes de interés, con la única intención de alargar el metraje. Aquí van unos ejemplos inventados para que luego no me acusen de espoileador: un personaje que se fabrica un bañador con hojas porque se ha olvidado el suyo en el hotel; dos personajes que se pelean por discutir si un huevo hervido se ha de partir por el extremo ancho o por el estrecho; un personaje que se está cagando y no sabe dónde hacerlo porque en la playa no hay donde esconderse… Así hasta llegar al esperado desenlace con, cómo no, un final sorpresa marca de la casa, aunque en esta ocasión sea totalmente fallido.

Y no me vengan con eso de que la película es una metáfora del miedo al paso del tiempo, del miedo a las insolaciones de verano, o del miedo a hacer vacaciones en agosto… Tiempo es un thriller fantástico, y como tal debe entretener e interesar hasta el final, por muchas lecturas que se le quieran otorgar. Shyamalan debería dejarse de blumhousenadas y apostar de nuevo por una peli de gran formato con la que demostrar que vuelve a ser digno de la confianza de los grandes estudios, como lo era en su etapa Disney. Si quiere curarse el vértigo que le crearon los dos churritos juveniles que ustedes ya saben (sus títulos son innombrables como Lord Voldemort), ya está bien de asomarse al balcón del primer piso, lo que toca ahora es hacer puenting desde la azotea de la torre Buj Khalifa. Si Austin Powers pudo recuperar su mojo, él también puede.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: Benjamin Button, a ver si el poder de la playa inhibe su rejuvenecimiento prematuro y se queda siempre con el look de Brad Pitt guapetón.

No recomendada por Kuato a: Peter Pan, por razones obvias.

Ego-Tour de luxe por: lo bien que Shyamalan mueve la cámara. Las cosas como son.

Atmósfera turbínea por: que no sea un episodio de 25 minutos de The Twilight Zone.

 

TIEMPO. Estreno en Venusville: 30/07/2021.

 

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