TODOS LOS NOMBRES DE DIOS crítica: ¡Dios bendiga a las fuerzas del orden!

Luis Tosar se pasea por la Gran Via con un look totalmente explosivo en Todos los nombres de Dios

Lamentablemente en España tenemos bastante experiencia en lo que a terrorismo se refiere. Tanto de procedencia interna como externa, hemos sido golpeados de una manera más o menos regular por estos actos que, en general, buscan más dinamitar el ánimo de los ciudadanos que de conseguir algo más concreto o literal. Y tal vez sea porque hay heridas que son demasiado recientes, en el cine no hemos explotado demasiado este tema. No somos como los americanos, que cuando las Torres Gemelas todavía estaban humeantes, ya estaban vistiendo a Nicolas Cage de bombero y metiéndolo en un plató...

Películas españolas que la trama principal tenga que ver con terrorismo o terroristas hay pocas, pero aquí tenemos Todos los nombres de Dios, el último trabajo de Daniel Calparsoro, que no se sale del thriller pero que abre un poco más la lupa. Luis Tosar es un humilde taxista que coincide con un atentado en el aeropuerto en el que hay múltiples muertos y heridos. En un doble salto mortal de la mala estrella, la persona herida que acoge en su vehículo para llevarlo al hospital, resulta ser el único terrorista superviviente que rápidamente le tomará como rehén. Pero para nada esto está en el Top 5 de mala fortuna que tendrá en las próximas horas...

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La cinta realmente no tiene un respiro. Si nos centramos en el ritmo, la peli no para mientras al pobre Luis Tosar lo llevan de un lado para otro como pollo sin cabeza y con la soga al cuello, pero si nos paramos a pensar un poco en lo que está pasando, todo el castillo de naipes se va al carajo. Aún así, como sonajero agitándose para que estemos distraídos... cumple. Porque el principal problema de Todos los nombres de Dios es que uno no se la cree ni por un segundo. Lo único que entra es la explosión inicial y la confusión que ocurre inmediatamente después, pero una vez que Luis Tosar y su captor abandonan el aeropuerto, ya empieza la ficción y el disparate. Ese es un primer strike.

Pero lo que me resulta ya de coña, es la ultra profesionalidad de las fuerzas del orden en todos sus departamentos, hasta tal punto que esto tiene más de cine propagandístico que de thriller. Cómo siempre toman la mejor decisión posible, cómo son capaces de ir siempre un paso por delante (o más), y cómo son capaces de sacrificar su vida por el bienestar de un ciudadano... Es que vamos, no me la cuelan. Entendería que hubiera voces disonantes en el cuerpo, pero es que no, todos son perfectos y ultra profesionales. Aquí huele a chamusquina.

“La cinta realmente no tiene un respiro. Todos los nombres de Dios no para mientras al pobre Luis Tosar lo llevan de un lado para otro como pollo sin cabeza”

Y el tercer strike me encantaría contarlo pero caería en los spoilers. Diré que parece que durante la escritura del guion pusieron en una lista las cosas que tenían que ocurrir sí o sí, pero por cómo se desarrolla la trama, no todo era posible si no añadían una variable, y esa variable tiene la forma de dos niños que... No lo puedo contar, pero de verdad que es de vergüenza ajena y de una poca imaginación que es para aplaudir.

La nueva película de Daniel Calpasoro es pues una muestra de lo que viene siendo su carrera: películas muy justitas que aprueban muy por la mínima, y eso cuando lo hacen. Sacando Cien años de perdón, todos sus otros trabajos están siempre en la cuerda floja.

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Una cosa loable de la productora, es CÓMO han podido gestionar el corte de la Gran Vía de Madrid para la película. No me quiero ni imaginar la locura que ha tenido que ser eso… Sigamos con lo bueno: Luis Tosar. Primero porque el tío es muy buen actor y es justo que trabaje tanto, pues no hay nadie de su perfil que lo haga mejor. Lástima que casi siempre haga el mismo papel, hombre de mediana edad sufridor al que le ponen al límite. Me cuesta mucho recordar un trabajo suyo reciente que no tenga esa dinámica, peroo bueno, lo que decía mi abuela que en paz descanse: siempre hace lo mismo, pero lo hace bien.

Por ahí anda también Inma Cuesta como la máxima expresión de la policía perfecta que lleva en el cargo cuatro días (literal), pero que lo hace todo a la perfección. No tengo nada en contra de ella porque es buena, pero sí con su personaje.

Resumiendo, Todos los nombres de Dios la pueden ver, no le van a sangrar los ojos, pero es inocua y la olvidarán en días.

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