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TRES MIL AÑOS ESPERÁNDOTE crítica: ¡Ala… Dina!

Nuevo Aladino y el genio de la lámpara con una Aladina y un genio con una escoba en el culo

RAY ZETA

A George Miller no le sienta bien descansar de la saga Mad Max, eso está claro. Es dejar de filmar tipos bestiajos dándose de cazos en las polvorientas carreteras australianas, y sufrir una transformación como si le poseyera el espíritu de Torrebruno unas veces, y el de Bertol Brecht otras. Ustedes mismos, comprueben su filmografía y encontrarán productos tan infantiles como los Babe y los Happy Feet, y tan teatrales como Tres mil años esperándote. Sorprendentemente teatral, si me lo permiten, porque cuando uno lee en la sinopsis que una mujer encuentra un genio, lo último que espera es que ambos personajes se pasen toda la peli hablando en albornoz en la habitación de un hotel.

Porque eso Tres mil años esperándote, una peli de pura concepción teatral, sosa y desangelada como ella sola, porque en vez de ser una peli de magia y fantasía, es una disertación sobre la naturaleza humana, la sociedad y la vida en general. Una reflexión sobre la falta de fantasía que azota la sociedad actual, sobre la pérdida de la inocencia, y sobre la racionalización de los mitos. Un tostonazo en toda regla, en definitiva, que envía al traste todas nuestras expectativas, tanto por ser una película de George Miller como por ir de un genio (o un djinn, como lo llaman aquí) que concede tres deseos a quien lo libera del frasco en el que se halla recluido.

 

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En un episodio de Expediente X, el agente Mulder también encontraba un djinn (una djinn, para ser exactos), y para no caer en su trampa de concederle de forma envenenada los deseos que pide (eso de “cuidado con lo deseas”, como el chiste del negro en el desierto que pide ser blanco, tener mucha agua y ver muchos culos, y el genio lo convierte en váter), su último deseo lo redactaba en forma de contrato con tantas cláusulas en letra pequeña, que acababa teniendo el grosor de un listín telefónico. Pero al menos pedía sus tres deseos, cosa que tras dos horas de película, Tilda Swinton no hace, o no lo hace de forma convencional…

Tres mil años esperándote es una peli de pura concepción teatral, sosa y desangelada como ella sola”

Mientras, entre disertación y disertación, la peli alarga su metraje con el genio contando su historia y sus diferentes experiencias como djinn, en flashbacks que recrean la antigüedad con una puesta en escena tan kitsch de cartón piedra digitalizada, que uno no sabe si está en una versión hortera de “Las mil y una noches”, en una peli de Simbad el marino, en un episodio de Xena, la princesa guerrera, o en un homenaje noventero a La momia y a El rey Escorpión con María Montez y Sabú de protagonistas. Historias sin moraleja que a diferencia de propuestas similares como The Fall. El sueño de Alejandría o El cuento de los cuentos, resultan inconexas y carecen de todo atractivo, tanto por sí solas como en el marco global de la obra.

 

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Imposible conectar empáticamente pues con la peli, tanto con las fábulas explicadas por el genio, como con la relación del tándem formado por Tilda Swinton e Idris Elba, tan planos como una tabla de planchar a nivel narrativo, y tan desangelados ambos a nivel interpretativo como el resto del filme. Si estamos ante una historia de amor, es una historia de amor tan gélida, distante y carente de sentimiento, como la que protagonizarían dos robots sin baterías. La sensación permanente viendo Tres mil años esperándote, es que George Miller se ha arremangado los tobillos para meterse en un pozo de mierda a buscar petróleo, y no sabe salir de él, como queda reflejado en el impostado epílogo.

Más le vale pues a George Miller dejarse de torrebrunadas y bertolbrechtadas, sobre todo de bertolbrechtadas, ponerse a tope para nuestro deleite y disfrute con Furiosa, y desencallar de una vez por todas los problemas legales que le impiden hacer la secuela de Mad Max: Furia en la carretera, para hacer lo que mejor sabe: rodar tipos bestiajos dándose de cazos en las polvorientas carreteras australianas. Ese es nuestro único deseo.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Condenada a alforfones

INF VNV 1

Recomendada por Kuato a: quien le concedan tres deseos y sea tan sumamente soso que no tenga interés en pedir ninguno.

No recomendada por Kuato a: quien se piense que todos los genios son tan cachondos como el de Aladdin.

Ego-Tour de luxe por: el harén de gordas.

Atmósfera turbínea por: que para hacer de Aladina no hayan puesto a Paz Padilla por tener más experiencia que Tilda Swinton, y que Idris Elba no cante en ningún momento "Un genio tan genial".

 

TRES MIL AÑOS ESPERÁNDOTE. Estreno en Venusville: 02/09/2022.

 

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