CUENTO DE INVIERNO crítica: El sabañón del ángel

El sabañón del ángel Ángeles y demonios que padecen megadiabetes romántica de tanto azúcar que emana su amor Por Anna Bou

<Qué bonita es la palabra “cuento”; contiene un caramelo dentro. Qué horrorosa es la palabra “cuento” cuando como, en el caso que nos ocupa, sirve de olla donde todo cabe, como si la fantasía que conlleva un cuento quede justificada simplemente por nombrarse de tal manera. Cuento de invierno es una olla en la que se han metido los restos del día, lugares comunes y clichés por un tubo, y se ha cocinado una mierda de sopa que sabe a nada. Al infierno las profecías de antaño, aquí todo pasa “by the face”: los elementos fantásticos están metidos con calzador, los saltos en el tiempo son directamente de vergüenza ajena (¿no había una simple calculadora de los chinos en el estudio para comprobar que NO cuadran?), y las ínfulas poéticas en plan “de las estrellas venimos, a las estrellas vamos”, son de una ramplonería más propia de un simio enamorado que de alguien con una cultura de nuestro siglo.

   Por no hablar de ese dualismo demagógico de “bueno-malos”, “ángeles-demonios”, frío-calor”, que servirán de discurso para Epi y Blas, pero no para el resto, señores, que ya empezamos a ser mayorcitos... Si enviasen Cuento de invierno dentro de un cápsula espacial para que lo encuentren los extraterrestres y sepan cómo es la humanidad, les aseguro que a la Tierra no se nos acerca ni Dios.

"No les hagas caso, mucho peor película sería si cantaras como en Los miserables"

   Se ha quedado tan fresco Akira Goldsman, guionista de películas como Yo, Robot, Cinderella Man o Una mente maravillosa, adaptando la novela de Mark Helprin. La película (que se estrena el día de San Valentín, Cupido ya se está haciendo el hara-kiri), narra la historia de un maleante irlandés que pretende huir del demoníaco Russell Crowe. Pero antes, realizará un último robo en la casa donde habita la damisela que lo enamorará. Pocas veces he visto un compendio de ridiculez y ñoñería tan de la mano... ¿creen que exagero? Pues aquí les regalo uno de los diálogos (más propio del teatro del absurdo) de los tórtolos, para que me comprendan: ella (que lo pilla a él in fraganti): “¿qué hace aquí?”; él (que la ve a ella, tan linda): “Venía a robar, pero ya no voy a hacerlo”; ella: “Pues entonces permítame que le invite a una taza de té”. ¿Cómo les ha quedado el cuerpo? Pues les regalo otra perla, mi favorita: ella a él (representa que es su amado eterno): “hazme el amor, si no no me lo hará nadie”. Sin palabras...

   Los elementos fantásticos de la película no tienen ninguna explicación, hasta el punto de que quedan ridículos en una la lucha entre el Bien y el Mal descafeinada, sin lógica, sin argumentos: ¿a nadie se le ocurrió lo bien que funciona un sortilegio, una maldición, o un conjuro como simple leitmotiv? Cuento de invierno es retales de otros cuentos, de otras historias mejor contadas, es una película donde la coherencia interna brilla por su ausencia. Por ejemplo, ese caballo blanco que aparece y desaparece como un milagro de Lourdes... ¿alguien puede explicarme de dónde coño sale? “No hay nada que entender, querida ignorante” –me dirá el director y guionista Akira Goldsman-, “en un cuento todo es posible”. Ah, claro, claro, lo voy pillando...

"Si te sorprendre mi acento irlandés siendo un huérfano de NY, tendrías que verme en Alexander"

   No logro comprender cómo han podido engañar a todo un reparto de lujo (Colin Farrell, Russell Crowe, William Hurt, Will Smith, Jennifer Connelly...) en este despropósito. Pero desde Venusville les aseguro a todos ellos que Cuento de invierno se va a convertir en el grano en el culo de sus currículums. Colin Farrell defiende bien su papel, pero es demasiado poco ñoño y su físico es demasiado maduro y travieso como para encarnar a este pedazo de endulcorado. De Russell Crowe es más complicado hablar, estoy convencida de que nuestro Gladiator cogió este papel en una especie de delirium tremens, o algo por el estilo. Incluso la música del gran Hans Zimmer está noñísima, pues se me quedó la oreja llena de azúcar glasé al escucharla.

   No voy a hundir más el dedo en la llaga del moribundo, Cuento de invierno es un esperpento tanto para adultos como para niños, e incluso para los enamorados si tienen más de dos dedos de frente y no son de color verde o rosa, pongamos por caso, así que para desintoxicarme voy a meterme en vena diez cuentos de los de toda la vida, mientras monto mi caballo blanco camino a Raticulín./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Condenada a alforfones
		Recomendada por Kuato a: ...a... a... a los caballos, para que me expliquen de dónde coño sale este Pegaso de risa.
		No recomendada por Kuato a: los que esperen un cuento a lo Dickens, mucho menos de Shakespeare... y si ven la película, les recomiendo tener el cuchillo a mano, para irse cortando las venas poquito a poco.
		Ego-Tour de luxe por: los cinco primeros minutos enganchan, lástima que en total dura 118.
		Atmósfera turbínea por: a ver, ¿el director no ha visto a Robert De Niro en El corazón del ángel para materializar un Lucifer imponente, creíble, moderno, y no el miscasting que nos ocupa?.

¿Desea saber más?

> CUENTO DE INVIERNO ficha > CUENTO DE INVIERNO imágenes > CUENTO DE INVIERNO tráiler

> CUENTO DE INVIERNO crítica: El sabañón del ángel Ángeles y demonios que padecen megadiabetes romántica de tanto azúcar que emana su amor Por Anna Bou

> CUENTO DE INVIERNO premiere: Cuento romanticón La premiere más extraordinariamente horterísima románticamente hablando de los últimos tiempos Odeon Kensington, Londres, 13.02.14

> COLIN FARRELL artículo: L`enfant terrible No en vano ostenta el honor de considerarse el actor más farrero, drogata y borrachuzo desde Errol Flynn Por Dr. Bishop

> CUENTO DE INVIERNO sumario