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DIVERGENTE crítica: Los juegos de la sed

   

Los juegos de la sed

Nueva propuesta teen que amenaza en convertirse
en saga crepusculera como Los Juegos del hambre

Por Anna Bou

 

<Gracias a los efectos del virus Crepúsculo, ese virus que afecta a las neuronas de cintura para abajo, nos siguen llegando películas que se van clonando a sí mismas, como ovejas Dolly, para ver cuál da en el clavo, a no ser que el clavo se les clave en la garganta, como fue el caso de los fiascos La huésped, Hermosas criaturas y Cazadores de sombras: Ciudad de hueso. Y ahora nos llega Divergente, que es un refrito de Los juegos del hambrea lo filosófico, agárrense bien que vienen curvas. Divergente nos ubica en un Chicago post-bélico donde la sociedad está dividida en facciones que se llaman Verdad, Abnegación, Osadía, Cordialidad, Erudición, y luego están los Abandonados, que son la purria, vaya. En medio de estas castas a lo hindú encontramos a Shailene Woodley, jovencita de aspecto cándido (aunque acabará convirtiéndose en una Ramba, por supuesto), que pasará de una facción a otra con los riesgos con esto conlleva, y en donde conocerá a un chico llamada Cuatro y... ¿hace falta que continúe?

   Para mí, lo más reprochable a todas estas sagas es su falta de honestidad. Los directores (en este caso Neil Burger, conocido por El ilusionista y Sin límites) tratan estas películas huecas y maniqueas como si fuesen péplums, atribuyéndoles peso cuando lo que tienen entre manos son agujeros. Que películas infantiles como las de Pixar estén alcanzando niveles superlativos de ejecución, imaginación e incluso, a veces, cierto grado de madurez, y que, por el contrario, las películas para adolescentes se estén infantilizando a pasos agigantados, demuestra que esto empieza a ser muy, muy grave, doctor.

 

"Si esta peli nos sirve como a Jennifer Lawrence para estar en los X-Men, valdrá la pena"

 

   Pero es el lenguaje de Divergente lo que me chifla y me provoca urticaria a la vez. Que las facciones tengan estos nombres elevados como ideales platónicos es de una pretenciosidad acojonante. ¿Pseudo-filosofía? ¿Teorías como las que lanza Kate Winslet sobre la naturaleza humana? Esta historia es arrogante como un chulazo que entra en un bar para que todas le miren, y no se da cuenta de que lleva la bragueta abierta y el pajarito trinando fuera. Nombres antológicos como “el lado oscuro”, tan claro, tan limpio, tan coherente, ya no se llevan. Ahora somos tan modernos, tan guapos, tan hipsters, que no podemos llamar a las cosas por su nombre.

 

  "Los directores tratan estas películas huecas y maniqueas como si fuesen péplums, atribuyéndoles peso cuando lo que tienen entre manos son agujeros"  

 

   En Divergente no pueden decir “las afueras”, ni “puto suburbio”, no, aquí dicen “más allá de la valla”. Y el chico prota no puede llamarse Jack, no, se apoda “Cuatro” porque esconde una pena. Es como si, cuando servidora iba a la guardería, en vez de clasificarnos en las clases como “los aviones”, “los barcos” o “los trenes”, los profesores nos hubieran catalogado como “los marxistas”, “ los estoicos” o “los eruditos”. Ridículo. 

 

"Imagina que estás en Memory Call soñando que estás retozando con Robert Pattinson"

 

   Acción hay a raudales, eso sí, no decae en sus 140 minutos (por cierto, ¿hacía falta tanto metraje?), las pruebas se van sucediendo unas a otras a buen ritmo, y pruebas hay para dar y tomar, pues para ser aceptado en la facción Osadía y no ser rechazado por el grupo, hay que lanzarse al vacío cuando te lo dicen, cambiar de nombre si el propio no gusta, pegarse con los compañeros hasta que uno de los dos caiga por KO… Eso sí, a la hora del sexo “no quiero ir demasiado rápido”. Es decir, “párteme la cara pero las manos quietas”, que son valores muy, muy sanos para enseñar a los adolescentes.

   Y en cuanto a la historia de amor (sí, todo este tinglado tan sólo es la excusa para la historia de amor), dudo mucho que alcance los picores de Crepúsculo, porque hay que reconocer que la pareja formada por Kristen Stewart y Robert Pattinson desprendía química en pantalla. Ahora se llevan las chicas que no son, a priori, un bellezón californiano, pero con personalidad arrolladora, y los guapos de póster son ellos. Shailene Woodley cumple bien su papel pero no pega ni con cola con Theo James, el macizo que se las llevará a todas de calle, sobre todo cuando se quita la camiseta, que es el momento que estarán esperando impacientemente las adolescentes con brackets en los dientes y en el corazón./>

 

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: los doctores, para que les expliquen a los productores americanos (mediante power point, si hace falta) que la adolescencia no es una tara mental.

     
 

No recomendada por Kuato a: los que se sientan invisibles dentro de un grupo, esta película solo fomenta destacar, destacar y destacar.

     
 

Ego-Tour de luxe por: las tirolinas entre rascacielos, si existiesen serían una atracción brillante.

     
  Atmósfera turbínea por: el instructor malo con piercings, tatoos, chupa a lo skin… tan sólo faltaba que llevase colgado el cartelito de “soy un cabrón”, por si alguien no se había dado cuenta.

 

 

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Osadía, Abnegación, Erudición, Cordialidad y
Verdad; si no encajas en ellas eres Divergente

De eOne Films


   

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Con Kate Winslet y Ashley Judd apoyando a
Shailene Woodley en la toma de su alternativa

Regency Bruin Theatre, Los Angeles, 18.03.14


 

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