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SITGES 2013 crónica día 1: Crisis, what crisis?

   

Crisis, what crisis?

Primer día de festival: Contracted;
Byzantium; Grand Piano; Rigor Mortis

Por Chema Pamundi

 

<Empieza la singladura del Diario de Venusville en Sitges 2013, la edición del festival con el cinturón más apretado que se recuerda: un 14% menos de presupuesto, que se ha traducido en un día menos de festival y solo 150 películas presentadas, en lugar de las casi 190 del año pasado. Así y todo, la venta previa de entradas ha vuelto a batir todos los records, con 33.000 tickets colocados y 315.000 euros recaudados. Una barbaridad, sí. La verdad es que, con la que está cayendo, y con el maltrato al que es sometido todo lo que tenga que ver con la cultura en este país gobernado por pigmeos intelectuales, es un pequeño milagro que algo tan singular como el Festival de Sitges siga resistiendo contra viento y marea. Por tanto, hagamos el favor de cuidarlo.

   Vale, y hasta aquí el jabón. Vamos ahora con los palos…

   Un día de estos, me gustaría que alguien de la Organización me explicara por qué hay dos tipos de acreditaciones en Sitges: la "A”, reservada a algunos VIPS y medios grandes, que da acceso absolutamente a todas las sesiones, y la “B”, que es la que tenemos todos los demás y que solo permite acceso a ciertos pases. O sea, yo, que quiero dar cobertura a numerosas películas que solo se proyectan por la tarde/noche, o que solo se pasan en los cines Retiro o Prado (Patrick, Drug War, Escape from Tomorrow, The Wind Rises…), no tengo acceso directo para verlas, mientras que sí lo tiene el crítico Menganito del periódico tal o el canal de televisión cual, que en la mayoría de casos se las saltará y se quedará tan fresco. En cierto modo, podría decirse que el Festival castiga a quienes más nos lo curramos (eso sí, a la hora de pagar la acreditación sí que somos todos iguales: 40 eurazos tanto si eres “A” como si eres “B”; hay que joderse). Obviamente, con los mimbres que nos den haremos el cesto que podamos, pero el trabajo que la mayoría de “acreditados tipo B” llevamos a cabo diariamente para cubrir el certamen lo mejor posible ya es lo bastante agotador, como para encima tener la sensación de que la propia Organización pone ante ti una gimkana de obstáculos. Ni es una política inteligente, ni me parece justa.

   Bueno, pues ya me he quedado a gusto (que es para lo único que me sirve quejarme desde esta palestra). Ahora, por favor, empecemos a hablar de cine de una jodida vez.

 

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El Festival de Sitges 2013 abre sus puertas 

 

 

Contracted (Eric England. EE.UU., 2013)

> CONTRACTED ficha, fotos y tráiler

 

   La primera película en el Auditori, Grand Piano, no empezaba hasta las 12:15 del mediodía, pero a mí me apetecía inaugurar el Festival con una cinta de género puro, así que me he plantado en Sitges a las 8 de la mañana para ver en el Retiro la producción indie estadounidense Contracted, de la que tenía buenas referencias; y aunque no podamos hablar de decepción, porque la película está bien hecha y se ve con agrado (o más bien con desagrado, teniendo en cuenta de lo que va), sí que deja cierta sensación de potencial desaprovechado.

   Samantha es una joven que está pasando por una fase bisexual un tanto traumática: no acaba de aceptarse a sí misma, su novia está a punto de dejarla, y su madre desaprueba abiertamente su estilo de vida. Sin embargo, todos esos focos de estrés no son nada comparados con el marrón que le va a caer encima a los diez minutos de película: tras asistir a una fiesta, emborracharse hasta casi perder el sentido y follar con un desconocido sin usar protección, Samantha empezará a encontrarse mal, y verá cómo su cuerpo va degenerando a buena velocidad (le salen ronchas, se le enrojecen los ojos, se le caen las uñas, mea sangre, le crecen larvas de gusano…). La chica se está pudriendo viva, literalmente.

 

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"Lo que creía: el cabello liso no me favorece"

 

   Mientras Contracted se mantiene en las distancias cortas y en los parámetros de la tragedia cotidiana funciona francamente bien, con un ritmo pausado y desasosegante, un desarrollo dramático creíble, un estudio muy sólido del personaje protagonista (apoyado en la estupenda interpretación de Najarra Townsend y en los impactantes efectos de maquillaje), y un lenguaje narrativo de lo más eficaz (los segmentos en que ha sido compartimentada la trama, con letreros en pantalla que anuncian "Día 1", "Día 2, "Día 3"… ayudan a generar tensión y expectativas ante lo que se le sobreviene a la pobre chica). No es solo una película que impacta y repugna, sino que también compunge.

   Por eso es una lástima que en su tramo final la cosa se estropee un tanto con un giro argumental demasiado brusco y patillero hacia el thriller y lo fantástico, bordeando un subgénero del cine de terror especialmente trillado en los últimos tiempos (ya se pueden imaginar cuál). Fastidia, pero no hay más remedio que recurrir a la frase tópica: no han sabido acabarla.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

Byzantium (Neil Jordan. Reino Unido-Irlanda, 2012)

> BYZANTIUM ficha, fotos y tráiler

 

   Neil Jordan es un director tan interesante como irregular, con un estilo en general reconocible pero una filmografía confeccionada a base de demasiados palos de ciego. Aunque en su día facturó dos clasicazos del fantástico como En compañía de lobos y Entrevista con el vampiro, de eso empieza a hacer ya demasiado tiempo (de hecho, su última película realmente redonda, el melodrama El fin del romance, data de 1999). Ahora vuelve a probar suerte en el cine de vampiros con Byzantium, un intento de renovar dicho subgénero que, pese a su agradable factura visual, se queda un poco en tierra de nadie.

   Byzantium narra las desventuras de una pareja de vampiras que llevan dos siglos dando tumbos de aquí para allá, intentando que nadie descubra su secreto y huyendo de un pasado que les pisa los talones, en la forma de una misteriosa logia de tipos bastante siniestros que se han juramentado para acabar con ellas. La más adulta de las dos, Clara (Gemma Aterton), es una voluptuosa mujer acostumbrada a seducir y manipular a los hombres para obtener lo que quiere. La más joven, Eleanor (Saoirse Ronan), es mucho más reflexiva y vive atormentada por su naturaleza de monstruo, hasta el punto de preferir alimentarse de la sangre de enfermos terminales, suministrándoles de paso la eutanasia. Ambas acaban dando con sus huesos en un hotel destartalado y abandonado que deciden reconvertir en burdel. Todo parece irles bien, pero los regomellos existenciales de Eleanor no tardarán en volver a llamar la atención de sus enemigos.

 

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"Si los nenazas de Lestat y Louis tuvieron su película, nosotras también merecemos la nuestra"

 

   Se agradece que los chupasangres de Byzantium se salgan del trillado vademécum de normas y folcklore vampírico al que estábamos acostumbrados (caminan a plena luz del sol, los crucifijos y los ajos ni se mencionan, y en vez de colmillos tienen unas afiladas uñas retráctiles con las que agujerean el cuello o las muñecas de sus víctimas antes de ponerse a sorber), pero en realidad ese es el único aire fresco que aporta una película por lo demás algo abotargada y hasta ridícula en su clímax final. El trasfondo de la historia, explicado quizás a través de demasiados flashbacks, ralentiza aún más un ritmo narrativo que ya de por sí no era muy alto, y convierte las dos horas de metraje en un castigo excesivo para lo que había que contar.

   Las dos actrices protagonistas cumplen con eficacia (sobre todo la Ronan), y la cinta tiene algunas imágenes con potencial para permanecer en la retina (como esas cataratas de roca negra de las que mana sangre en vez de agua), pero el conjunto es un tanto plano, lejos del músculo visual, la imaginación para lo macabro y el poderoso hálito trágico que Jordan demostró en Entrevista con el vampiro. En resumidas cuentas, a Byzantium le faltan colmillos.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

 

Grand Piano (Eugenio Mira. España, 2013)

> GRAND PIANO ficha, fotos y tráiler

 

   Grand Piano es lo que se conoce como una “high-concept movie”. O sea, una película cuya sinopsis al completo puede resumirse de manera muy breve, por lo general en una sola frase del estilo “Un pianista que está dando un concierto es amenazado por un francotirador: si se equivoca en una sola nota, recibirá un tiro entre ceja y ceja”. Por supuesto, a todo esto cabe añadirle matices diversos (el pianista está traumatizado y llevaba cinco años sin tocar, el modus operandi del asesino tiene una justificación, el piano en cuestión no es un instrumento musical cualquiera, etc), pero a un nivel básico, eso es Grand Piano.

   Hay que reconocerle al director Eugenio Mira el mérito de haber sabido mantener el suspense durante todo el metraje, pese a que buena parte de la acción se limita al protagonista dándole a las teclas en un escenario estático. La fotografía y el montaje son de primer orden, incluyendo algunas soluciones visuales que harían babear de gusto al mismísimo Brian De Palma (un personaje está a punto de degollar a otro, y justo antes de que lo haga el plano cambia a uno de los músicos de la orquesta haciendo el mismo movimiento de brazo al tocar un violoncello). Ese tipo de cosas mantienen la película si no emocionante al menos sí entretenida, impidiendo que su ritmo decaiga en ningún momento.

 

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"Como vuelvan a decirme `tócala otra vez Sam`, me levanto y llamo a Sean Astin"

 

   Lamentablemente, todo ese esfuerzo de planificación y puesta en escena se encuentra al servicio de una trama que, si ya apenas resulta creíble en su planteamiento, a medida que avanza va degenerando hasta desembocar directamente en la comicidad. Es cierto que Grand Piano busca ser sobre todo un juego y un homenaje al cine de Hitchcock (el acto final es calcadito al de El hombre que sabía demasiado), pero quizás las pretensiones eran demasiado elevadas, porque lo cierto es que en manos del maestro del suspense esta historia apenas daría para un episodio de su serie de TV Alfred Hitchcock presenta. Consciente de ello, Eugenio Mira y el guionista Damien Chazelle se han visto obligados a estirar el asunto por delante y por detrás para convertirlo en largometraje: por delante se cascan un prólogo de presentación larguísimo, que no es aburrido pero podría haberse resuelto con bastante menos paja, y por detrás el clímax se resuelve con un patillero enfrentamiento a tortazo limpio entre el bueno (Elijah Wood) y el malo (un John Cusack que da bastante risa, el pobre).

   El principal problema que tienen este tipo de películas es que su fórmula es tan mecánica que uno prácticamente puede ir preveyendo la acción a medida que sucede: ahora nos explicarán por qué el personaje de Elijah Wood no quiere volver a tocar... ahora nos presentarán a su novia... ahora el malo le amenazará por primera vez... ahora palmará el amigo que está a punto de descubrir el pastel... Ahora Elijah hará algo que descolocará al villano... Grand Piano es probablemente lo mejor que puede hacerse con un guión de esas características, pero si hablamos de “high concept movies” yo me sigo quedando con Speed.

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

 

 

Rigor Mortis (Juno Mak. Hong Kong, 2013)

> RIGOR MORTIS ficha, fotos y tráiler

 

   Muchas tardes, con todas las sesiones de prensa ya cumplidas y sin tickets que echarnos a la boca, los “acreditados tipo B” solemos apelotonarnos a la entrada del Auditori con ojillos de cachorro hambriento, buscando la caridad de los revisores que controlan el acceso a la sala. Más o menos la cosa va así: si la sesión no está a reventar de gente y calculan que van a quedar asientos libres, nos colocan en grupito en un rincón al lado de la puerta (“el cuarto oscuro”, lo llaman) y, una vez que ha entrado todo el público con ticket, nos dejan pasar para que nos sentemos donde podamos. No me voy a quejar, claro, pero por algún motivo siempre que estoy en esa situación me acuerdo de los espaldas mojadas que intentan cruzar la frontera para entrar en Estados Unidos…

   Así es como consigo ver mi cuarta y última película del día, la bizarrada hongkonesa Rigor Mortis, debut tras la cámara del popular actor y productor Juno Mak. El protagonista de Rigor Mortis es una vieja gloria del cine de género en decadencia, sin un duro y separado de su familia, que se muda a un atrotinado edificio de apartamentos con la intención de suicidarse. Sin embargo, cuando ya se estaba poniendo en faena descubre que el lugar se encuentra más infestado de espíritus maléficos que el hotel Overlook de El resplandor, y decide aliarse con el resto de vecinos para combatir a las fuerzas del mal.

 

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"Somos la versión china de las hermanitas fantasmitas de El resplandor"

 

   No sé si me ha gustado o no Rigor Mortis, pero desde luego aburrirme no me he aburrido con esta psicotrónica mezcla entre Silent Hill y La comunidad (con unas gotitas de La escalera de Jacob). Su apañada puesta en escena, su naturaleza de obra coral, su melancolía de fondo (que nadie espere el tono de comedia habitual en las pelis de fantasmas y vampiros chinos), sus hilarantes coreografías de lucha entre ectoplasmas y vecinos con bata, y sus FX verbeneros pero con carisma, han bastado para tenerme entretenido durante 101 minutos, que no es más de lo que pedía pero sí bastante más de lo que esperaba. Eso sí, me hubiera venido bien un manual de instrucciones para entender la retahíla de complejas reglas, hechizos, amuletos y rituales con las que funciona todo lo relacionado con el más allá chino. Son muy raros, estos chinos…/>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     

 

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