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A 47 METROS 2: EL TERROR EMERGE crítica: Se la llevó el tiburón

Tiburoncitos veraniegos que muerden el culo de los bañistas en A 47 metros 2: El terror emerge

ROBERT THORNHILL

Es curioso el fenómeno de las películas de tiburones, porque desde que allá por el año 1975 pusiera la primera piedra el grandioso Steven Spielberg con aquel Tiburón, obra cumbre insuperable durante los últimos 40 años, y aunque la tecnología ha evolucionado exponencialmente, nunca se ha logrado superar ese referente del terror marino, a pesar de que año tras año nos sigan llegando a las carteleras propuestas con escualos sedientos de sangre como protagonistas. No nos engañemos, el noventa por ciento de las películas que se han ido haciendo de este subgénero han ido directamente a las estanterías de los videoclubs como pasto para los amantes de rarezas de las series B, como Megatiburón contra pulpo gigante, Tiburones en Venecia, El planeta de los tiburones, Tiburones de hielo y la quasisaga de culto Sharknado (¡que ya va por su sexta entrega!), obras todas ellas que tienen en común ser propuestas bizarras e inverosimiles, donde el lema es “a ver a quién se le ocurre algo más gordo”, dedicada a ese público que se traga todo mientras tenga al lado una birra y un paquete de palomitas.

Afortunadamente para la humanidad cinéfila y la salud de nuestras lúcidas mentes, hay directores que han intentado afrontar el género con seriedad y respeto con más o menos fortuna, pero transmitiendo un esfuerzo por parte de los guionistas por darle un empaque honroso y creíble a la historia. Así tenemos por ejemplo, Marea letal o Tiburón 3D: La presa como propuestas fallidas con las que apenas nos dieron unos cuantos sustos y nada más, mientras que en el saco de las que honran el nombre del Rey Midas Spielberg podríamos incluir Open Water, El arrecife, Infierno azul y la resultona A 47 metros, con Mandy Moore y Claire Holt, precedente de la que se estrena ahora: A 47 metros 2: El terror emerge.

 

"Llegan a estar aquí nuestros padres y atan a los tiburones por las colas"

 

Y una vez más se ha cumplido el tópico de que nunca segundas partes fueron buenas, porque todas las virtudes que hicieron de A 47 metros una perfecta golosina veraniega en 2017, brillan por su ausencia en su actual continuación. Ni rastro de aquella calma tensa ni de aquella sensación de angustia asfixiante de las pobres inocentes turistas excitadas al verse acorraladas por tiburones con ganas de marcha, dándole a esta nueva entrega un ritmo demasiado acelerado con escenas que no se llegan a disfrutar por el rápido movimiento de cámara y la poca iluminación.

“Todas las virtudes que hicieron de A 47 metros una perfecta golosina veraniega en 2017, brillan por su ausencia en A 47 metros 2: El terror emerge

Y aunque Mandy Moore y Mathew Modine no se traten de superestrellas consagradas, sí eran rostros más reconocibles que los de A 47 metros 2: El terror emerge, con un cásting más propio de Sensación de vivir, con un grupito teenager protagonista de manual de la integración racial, con la rubia caucásica guapita que te cagas, la de rasgos orientales, la vivaracha negrita afroamericana, y la rarita marginal. Eso sí, tenemos el dudoso honor de ver debutar a la buenorra hija del viejuno Sylvester Stallone, Sistine Rose, a la vez que a la de Jamie Foxx, Corrine, la cual ha confesado con toda desfachatez que no sabía nadar antes de empezar la película (¡sic!).

 

"Ni a tu padre, ni al mío... A quien hay que recurrir es a Jason Statham"

 

Al igual que pasa con otro próximo estreno estival de bichos marinos asesinos como es Infierno bajo el agua, de Alexander Aja, A 47 metros 2: El terror emerge acaba convirtiéndose en el tradicional juego de caza del gato al ratón en un espacio cerrado, sustituyendo los caimanes por tiburones ciegos y una casa inundada en Florida, por unas ruinas mayas subterráneas en México. Lo malo es que todo aquel buen hacer que demostrara Johannes Roberts en la primera parte, también dirigida por él, se convierten en ésta en los típicos fuegos de artificio del género, sin que nos importe en demasía la suerte de las petardas buceadoras, ni nos produzcan ningún sobresalto las dentalladas marinas.

Una nueva demostración de que tener un mayor presupuesto no es sinónimo de que la calidad se vea aumentada proporcionalmente como pasara el año pasado con Megalodón. Producciones más humildes como A 47 metros o Infierno azul juegan con más habilidad con los nervios del espectador, que sale del cine sin puñeteras ganas de ir a la playa, mientras que después de ver este A 47 metros 2: El terror emerge, lo único que se le quitan a uno son las ganas de tener hijas con tan pocas luces. Johannes Roberts vuelve a la mediocridad que ha caracterizado una carrera donde ha ido picando géneros de aquí de y allá con películas como Los extraños: Cacería nocturna, El otro lado de la puerta o El bosque de los malditos, pero ninguna que haya acabado precisamente de entusiasmar al público entendido, cosa que nos empuja a la conclusión de que A 47 metros fue flor de un día.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: los que odien a muerte a Tarantino y vean ésta como venganza en lugar de Érase una vez en… Hollywood.

No recomendada por Kuato a: los que esperen algo parecido a A 47 metros, y a los que solo salvaron Megalodon porque salía Jason Statham. 

Ego-Tour de luxe por: de traca el uso del diente de tiburón como arma de destrucción tiburonesca. No sé si la escena iba en plan de coña, pero resulta hilarante.

Atmósfera turbínea por: ni un plano subidito de tono con todas esas jovencitas con cuerpecitos finos y estilizados. Si es Michael Bay se hincha a slow motions.

 

A 47 METROS 2: EL TERROR EMERGE. "47 Meters Down: Uncaged" (G.B., 2019). Dirección: Johannes Roberts. Guión. Ernest Riera, Johannes Roberts. Reparto: Sophie Nélisse, Corinne Foxx, Brianne Tju, Sistine Rose Stallone, John Corbett, Brec Bassinger, Davi Santos, Khylin Rhambo, Nia Long. Estreno en Veusville: 15/08/2019.

 

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