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AL BORDE DEL ABISMO crítica: Transitando por la cornisa

   

Transitando por la cornisa

Sam Worthington se da un garbeo cornisero
cual Andy Garcia en Héroe por accidente

Por Da II

 

<En ocasiones, el cine trasciende más allá de las pantallas para convertirse en un referente de la realidad, quizá en el caso de esta película sirva  para que buena parte de los departamentos de policía incorporen a un rubia de buen ver para asistir y salvar a los pobres suicidas, y que poniendo morritos sensuales invite al desesperado suicida que quiere dejar esta vida que piense en cosas agradables, como una cenita bien acompañado, con la evidente seguridad de por dónde van a circular los pensamientos del macho humano.

   Por suerte, en otras la ficción es simplemente ficción. Suerte sobre todo para los habitantes de ciudades como Los Angeles o Nueva York, donde si al cine nos atenemos, el índice de corrupción policial supera al de cualquier dictadura bananera. Claro que en esa ecuación del equilibrio cósmico por un policía corrupto y cabroncete, como por ejemplo Richard Gere, siempre hay un compañero como Andy García dispuesto a hacer honor a su juramento de servir a la ciudadanía; y por una comisaría donde impera la ley del pellizco hay un Quijote honrado como Al Pacino dispuesto a limpiar y devolver ese brillo de honradez todas las plazas del departamento.

 

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"Ya puedes entrar, dice James Cameron que si hay Terminator 5 no la dirigirá McG"

 

   Sin embargo, en esto de los policías absorbidos por el lado oscuro del vil dinero, la más curiosa de la situaciones es la del pobre desgraciado a quien los corruptos le han encolomado el marrón y que debe sufrir un vía crucis para demostrar su inocencia y restituir su honor. Y es curiosa porque es impepinable en las leyes del cine que al policía despatriado no le quede otra que salirse de la ley para recuperar su viejo trabajo de maderillo. Nada de argucias y resquicios legales como Tom Cruise en La Tapadera para transitar por la cornisa de la ley. No. La verdad por encima de la justicia aunque sea por medio de mamporros, tiros, explosiones o atracos. Vamos, para dejar de ser un delincuente no queda otra que delinquir, curioso dilema moral, que allá en los USA resuelven siempre y sin dudas al más puro estilo del Oeste.

   Claro que lo habitual es que en ese camino restituyente del honor suela transitar por el enfrentamiento personal con los corruptos, muy al estilo de la venganza, pero en esta película, y es su gran virtud, la formula es gracias a un elaborado atraco para recuperar la prueba y al tiempo objeto del delito, un diamante colosal, un pedrusco enorme capaz de seducir a la mismísima Marilyn, y que guarda a buen recaudo, con más avaricia que el que provoca el Anillo de todos los anillos, un Ed Harris siempre solvente en los papeles de malvado –tiene una cara de cabroncete que ayuda-. Otra historia es que un servidor no acaba de comprender de todo el plan que dispone el guapetón Sam Worthington para el robo, que consiste en atraer a buena parte del departamento de policía de NY, incluidos los SWAT al lugar del crimen, una formula contraria a la que utiliza Jeremy Irons quien monta toda una farándula para alejar a la policía del banco que se dispone a atracar, un plan que mire por donde se mire parece bastante más lógico. Salvo por McClane, siempre atento, por supuesto.

 

  "Uno duda de si responde a una reivindicación Greenpeace para salvar a los Na’vi, y aguarda a que despliegue una pancarta en apoyo a los mega pitufos de Pandora"  

 

   Así que a modo de un buen mago que focaliza la atención en una mano para efectuar el truco con la otra, el amigo Sam, en una versión más desaliñada que la de semi robot o la de marine paralítico, ejerce de fingido suicida y se encarama a la cornisa ya en las primeras escenas de la película. Si bien en un principio a uno le puede surgir la duda de si el motivo de la acción puede responder a alguna reivindicación en plan Greenpeace para salvar a los Na’vi, y aguarda a que despliegue una pancarta en apoyo a los mega pitufos de Pandora, un oportuno flashblack presidiario nos coloca en antecedentes, pero, otro detalle de buen gusto, sin explicarlo todo para iniciar esa primera parte que gira más alrededor del suspense que la acción. En cualquier caso parece que hay cierta moda  por los flashbacks como si en la meca del cine no aceptaran guiones si no contienen al menos uno.

   Posiblemente el mayor acierto de la película es que contiene dos estilos en uno. Así, si buena parte del metraje responde a una trama de suspense donde nos van goteando el plan y las razones del mismo, dejando incluso a los rivales corruptos en un medido segundo plano, sin que exista ningún enfrentamiento directo, cuando este hilo se agota no duda en dar una vuelta de tuerca para que el hasta ese momento asustadizo supuesto suicida pierda el miedo a las alturas y empiece a dar brincos de cornisa en cornisa y a trepar por el edificio como un resabiado Spiderman de bolsillo, para el inevitable face to face contar los corruptos que lo mandaron al talego, no puede haber otra. Un último tramo que finaliza en una adornada escena final tipo fantasmada mayúscula propia de James Bond. Pero hasta se agradece como guinda algo exagerada del clímax final.

 

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"Es que desde que le vi el culo a Viggo Mortensen en Una historia de violencia, que le he cogido gustito a los papeles de malo"

 

   En cambio, lo que resulta cansino, y que ya es una constante demasiado repetida, son los despistes o errores que si bien no afectan ni interfieren al grueso de la trama o al argumento, sí que cabrean por evitables, porque dan cierta sensación de falta de atención, como presentar a un personaje sirviendo un bollo a un tipo que ejerce de suicida que se ha pegado un atracón unos minutos antes en plan última cena, pero que resulta que se zampa el citado bollo como si levara allí, en la cornisa en ayuno, toda la eternidad. Una tontería, sí, pero evitable con la tropa que se supone trabaja en estas películas.

   En fin, detalles sin incidencia pero que afean la finura del producto, como que nadie se dé cuenta de que en mitad de un atraco, por más impresionante que sea el culo de tu novia (siempre es bonito en las parejas aquello de tener actividades comunes), pues no haya santo varón que se lo quede mirando con esa libidinosidad babeante propia y reservada a traseros más novedosos. No cuesta nada pulir estas cositas en una película bien lograda como ésta./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Copas de yate
     
     
  Recomendada por Kuato a: José Luis Rodríguez, sí, el “Puma”, que contento estará papa de ver a su niñita en uno de sus papeles más importantes de su carrera, más allá de los culebrones.
     
  No recomendada por Kuato a: cualquier hombre aspirante a sentarse en una cornisa porque en vez de la guapa Elisabeth Banks se encontrara con un policía con bigote con aquello de “a los buenos días”.
     
 

Ego-Tour de luxe por: Génesis Rodríguez. Nueva musa de esta página. Con ese nombre y siendo la hija del “Puma” no queda otra que nombrarla musa oficial. A sus pies.

     
  Atmósfera turbínea por: el mini bailecito cutre de Billy Elliot. Está bien pero abre boca y te deja con las ganas. A ver cuando se marca una escena bailonga completa, acompasando el ritmo con esas orejitas.

 

 

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Un rodaje en un edificio tan complejo, que
ríanse del de la Torre Burj Khalifa en MI4

Aurum


   

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Ni con los de Héroe por accidente ni con los de
Juan Nadie; con los de la presentada y gracias

Los Angeles


 

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