AS BESTAS crítica: Vecinos invasores

Drama rural con toques de terror más angustioso que una visita al dentista sin anestesia

¿Es As bestas cine fantástico? A priori un drama rural que cuenta un pique entre los vecinos de una aldea no lo sería, pero si ha pasado por el Festival de Sitges, siendo éste el festival de cine fantástico más importante del mundo, algo deberá tener. Ah callen, que la colaron como “terror cotidiano”… Entonces sí, podemos decir que As bestas es cine fantástico y podemos por tanto reseñarla en Diario de Venusville con la cabeza bien alta y la conciencia bien tranquila, siendo ésta la web de cine fantástico más importante del mundo. Lo que es una gran noticia, pues siendo As bestas el peliculón que es, merece ser reseñada en todas partes, ya sea en una web de cine fantástico, de cocina o de jardinería.

Porque lo que ha hecho Rodrigo Sorogoyen con As bestas es, disculpen la redundancia fácil, muy bestia. El director madrileño ya había dado buenas muestras de dirección en sus anteriores trabajos, sobre todo en Que Dios nos perdone y El reino, pero con As bestas da un paso adelante al contar una historia más sencilla, la de un matrimonio de mediana edad francés residente en una aldea gallega, que es víctima de bullying por parte de los vecinos, sobre todo por dos hermanos que parecen la versión humana de Pinky y Cerebro, al oponerse a los intereses económicos generales de los aldeanos, y contarla con una asfixiante tensión in crescendo brutal que se masca va a acabar peor que los Hatfields y los McCoys.

"Si esto es Hatfields & McCoys, yo soy Kevin Costner y tú Bill Paxton"

Un señor drama rural en toda regla, que nada tiene que envidiar a clásicos como Perros de paja o El prado, con la misma violencia implícita en el ambiente y la misma mala leche en sus personajes. Sorogoyen lo narra con unos movimientos de cámara largos y pausados (todo lo contrario del ritmo frenético que le imprimió a El reino), y extensos y angustioso diálogos sostenidos en plano fijo, muy del estilo de Quentin Tarantino (uno de ellos recuerda al de la taberna de Malditos bastardos), al ir aumentando la tensión en cada réplica, hasta no ser aptos para espectadores delicados del corazón. Ingredientes que van creando un caldo de cultivo que se irá calentando a fuego lento hasta que la olla explote.

“As bestas es un señor drama rural en toda regla, que nada tiene que envidiar a clásicos como Perros de paja o El prado”

Así pues, totalmente de acuerdo con la descripción de As bestas como “terror cotidiano” por la angustia que provoca, y más aún viendo los planos de auténtico cine de terror que posee (ese vehículo bloqueando el paso en la carretera en plena noche, ese seguimiento en campo abierto tan de slasher…), y el jeto de psycho que pone Luís Zahera cuando amenaza (eso sí que acojona… bueno, y cuando no amenaza, también). Por tener, hasta tiene también pinceladas de thriller (todo su tramo final) y de western, con un bar haciendo las veces de saloon, rebaños de reses atravesando la aldea guiados por cowboys, y ganaderos enfrentados al agricultor que pone alambradas en la pradera, impidiendo el paso del ganado hasta los abrevadores naturales.

"Mejor nos iría si nos hubiésemos inspirado en Sin perdón u Open Range"

Pero nada de todo esto funcionaría sin unos actores en estado de gracia que componen unos personajes magistrales con los que ilustrar este desasosegante retrato de la condición humana. ¿Les he dicho ya que Luis Zahera está que se sale como aldeano bullanguero cabrón? Basta una mirada suya para comprender que a su lado, psychokillers oficiales como Michael Myers o Jason Voorhees son un par de ositos amorosos. Le sigue de cerca el desconocido Diego Anido como hermano lentito a modo de Forrest Gump gallego, y completan el póker el matrimonio francés formado por Denis Ménochet y Marina Foïs, inocentes víctimas del conflicto, pero con la determinación de Paco Martínez Soria en Don Erre que erre.

Por todo ello podemos afirmar sin ninguna duda que As bestas es la mejor película de Rodrigo Sorogoyen hasta la fecha, y la mejor película española del año (como alguien mencione Alcarràs, me desorino). Un retrato del odio y el miedo cojonudo y desesperanzador, que airea la bajeza de la especie humana hasta convertirla en un auténtico descenso a los infiernos. Si fuera una película norteamericana protagonizada por Tom Hardy y Christian Bale como los hermanos Malasombra, y Brad Pitt y Cate Blanchett como el matrimonio Bonifacio, ganaría todos los Oscars de Hollywood, no lo duden. Y encima una combinación perfecta de drama, terror, western y thriller. Ahí es ná, y nosotros que no sabíamos si reseñarla…

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