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BRIAN Y CHARLES crítica: El monstruo de Brianstein

Muestra de Inteligencia Artificial en un híbrido entre Frankenstein y C-3PO, en Brian y Charles

SAPO

Jugar a ser Dios y tener el poder de la creación humana. El romanticismo del siglo XIX alumbró la tradición gótica en la que era posible crear cuerpo y conciencia. En el siglo XX, con el desarrollo industrial, se superó la necesidad del cuerpo biológico y el objetivo fue implantar la conciencia humana en el robot. El siglo XXI ha quemado etapas y se encamina hacia una conciencia humana artificial que habite en la nube cibernética. Pero siempre hay gente que rema a contracorriente. Humanos desarraigados que vagan por el laberinto social de nuestros tiempos, seres solitarios condenados a la incomprensión, mentes de creatividad desaprovechada. Personas como Brian, que de la chapuza hacen arte o que desde el síndrome de Diógenes crean vida inteligente.

El tal Brian es un tipo bonachón que vive solo en una casa de campo apartada en Gales. Le cuesta relacionarse con la gente, pero, como se las da de manitas, llena su tiempo libre inventando objetos completamente absurdos, tanto que alguno de entre ellos podría estar expuesto en una galería de arte Dadá. En una de sus habituales rondas de recogida de cachivaches para sus creaciones, se topa con una cabeza de maniquí que, a modo de la bombilla de la inspiración, le ilumina para realizar un robot que le haga compañía y le ayude en las tareas domésticas. No le será difícil, pues atesora en su garaje todos los elementos que hacen falta para montar al androide Charles. Una belleza canónica no será, pero un aire cubista sí tendrá. Aunque lo más fantástico es que poseerá una mente prodigiosa que le obligará a salir de su rutina ensimismada.

 

"¿Te cansarás alguna vez de ver a Alicia Vikander en Ex Machina?"

 

Brian es un remedo del Dr. Frankenstein y de Geppetto. Hacedor de vida a partir de lo inerte, gracias, no a la energía de la naturaleza ni del amor, sino al reciclaje de deshechos. Aunque hay que reconocerle la dificultad de construir un ente de forma humana con los materiales tan dispares que estaban a su alcance. El resultado es un robot poco harmónico y agraciado. Nada que ver con el monstruo o con Pinocho. Más bien iría en la línea del Hombre de hojalata de El mago de Oz, pero en versión vertedero. En cuanto a personalidad, Charles le ha salido un poco autista con su empeño en empollarse el diccionario como Rain Man lo hacía con el listín telefónico.

"Tras el impulso inicial del improbable parto de Charles y su progresiva adaptación al mundo real, Brian y Charles deriva hacia territorios más manidos y con poco interés"

Tras el impulso inicial del improbable parto de Charles y su progresiva adaptación al mundo real, la película del director Jim Archer deriva hacia territorios más manidos y con poco interés. Charles le da el empujón a Brian para que se atreva a cortejar a una chica del pueblo casi tan inadaptada como él, y también será el motivo de que Brian se enfrente a la familia quinqui que tiene a las gentes del pueblo acongojados. O sea, un mixto entre comedia romántica y la historia del héroe por accidente. Quizás hubiera sido mejor no intentar estirar más el chicle del cortometraje precursor de la película, creado por los mismos protagonistas y director.

 

"Como tengo que decirte que las robots de Las mujeres perfectas no existen"

 

Sin embargo, hay que reconocer que la recreación del desgarbado robot Charles está muy lograda. Además, en general el frikismo de todos los personajes no resulta impostado. Eso, unido a unos paisajes galeses llenos de verdura y a una banda sonora lograda, permite mantener a flote la película hasta su desenlace. Hay que reconocer que el estilo de falso documental le viene perfecto a Brian, que se encuentra más cómodo explicándose al cámara que relacionándose con el resto de los personajes secundarios.

Pero todo en la irrupción de Charles en la vida de Brian va muy acelerado. Supongo que es normal cuando alguien nace tan crecidito. Hay que saber dejar a la progenie volar del nido y más si ésta siente la necesidad de recorrer el mundo. Así, Charles podrá ver in situ todo aquello que tan rápidamente ha visto por la televisión y ha leído en los libros. Podrá degustar manjares que no puede ingerir ni necesita gracias a su fuente de energía infinita. Aunque no entiendo cómo lo admiten en los medios de transporte de pasajeros, puesto que su volumetría es más apta para los de mercancías.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: los amantes de los cuentos infantiles.

No recomendada por Kuato a: los incondicionales de los robots de Isaac Asimov.

Ego-Tour de luxe por: el resorte pectoral que ya hubiera querido Mazinger Z para impresionar a Afrodita A.

Atmósfera turbínea por: la roña que rezuma Brian, que ya podría haber inventado el desodorante eterno.

 

BRIAN Y CHARLES. Estreno en Venusville: 13/01/2023.

 

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