CARS 2 crítica: 007: Licencia para pilotar

007: Licencia para pilotar

No solo no sale directamente a vídeo sino que encima
se reinventa como una peli de espías a lo James Bond

Por Ray Zeta

<Si una peli de dibujos va de juguetes que están vivos y que lo disimulan delante de las personas, me interesa. Si va de que la Tierra se ha convertido en un estercolero gigante y sólo hay un robotijo para limpiarla, también me interesa. Y no digamos ya si va de una familia de superhéroes retirados que pese a vivir de incógnito en la sociedad deben volver a entrar en acción. En cambio si va de cochecitos graciositos que se dedican a participar en carreras automovilísticas… aumph, no tanto, lo veo más para un direct to video o para una serie televisiva, que para un largometraje de los mejores estudios realizadores de cine animación del momento.

Esa es la diferencia entre Cars con Toy Story, Wall-E o Los Increíbles, por poner tres ejemplos. Que aunque sean todas de Pixar, mientras los títulos erigidos ya a la categoría de clásicos son películas con mayúsculas que van más allá de meras obras de animación, y que cuentan historias complejas protagonizadas por personajes complejos, Cars no es más que una peliculita de dibujitos simpatiquita protagonizada por personajes simpatiquitos. Con una gran moraleja final por la que merece ser proyectada como asignatura obligatoria en colegios de primaria, por supuesto, rehusar al triunfo personal en pos de ayudar al más débil anteponiendo el interés del prójimo al individual, pero ni punto de comparación aún así con las historias contadas en los títulos mencionados. Esos también han de proyectarse como asignatura obligatoria, sí, pero en universidades como proyecto final de carrera.

"Yo el proyecto de final de carrera lo haré sobre `La carrera de los Autos Locos`"

Por eso no deja de ser curioso que el propio John Lasseter, sumo sacerdote de Pixar, haya impulsado y dirigido él mismo una secuela de Cars, pese a no haber recaudado tampoco lo que se esperaba. Será como dicen las malas lenguas para sacarse la espina que se le quedó dentro al tratarse de un proyecto personal suyo. Pues si es así ya puede ir pre-produciendo una tercera parte porque su espina sigue estando exactamente en el mismo sitio donde la tenía. Porque vista ya cómo se desarrolla la carrera automovilística de la primera parte, el tema da bien poco más de sí por muchos carburantes de nueva creación que se saquen del depósito. En esta nueva entrega, Rayo McQueen vuelve a participar en una carrera, y en ella vuelve a tener que ganar al personaje engreído y antipático de turno. Una propuesta tan original, como ven, como que los tíos meen de pie.

"Vista ya cómo se desarrolla la carrera de la primera parte, el tema da bien poco más de sí por muchos carburantes de nueva creación que se saquen del depósito"

Tanto es así que para que no se aburra el personal, Lasseter introduce una trama secundaria de espías que parodia claramente las películas de James Bond. Una subtrama con la grúa Mater de protagonista que acaba comiéndose con patatas la trama principal de Rayo McQueen. Y la culpa de ello la tiene el nuevo personaje Finn McMissile, un agente del servicio secreto británico doblado por Michael Caine que recoge el testigo de 007 que dejó Sean Connery ya desde la primera escena, un prólogo en la más pura tradición jamesbondiana en el que se presenta al personaje en plena misión en la base del malo escalando, disparando, saltando al mar y convirtiéndose en una nave anfibia. Es solo una voz en un dibujo animado, pero suficiente para darnos cuenta que George Lazenby y Roger Moore jamás debieron substituir al primer 007 de la historia porque esa labor le tocaba por justicia divina a Michael Caine.

"Cuando George Lazenby y Roger Moore hagan esto conduciendo ellos, hablamos"

Porque este Finn McMissile lo tiene todo como agente secreto con licencia para pilotar: una compañera espía que hace las veces de chica Bond con la misma gracia que Ursula Andress; un villano, monóculo incluido, tan maquiavélico y pérfido como Stavro Blofeld; todos los gadgets habidos y por haber, desde lanzadores de misiles hasta el mencionado conversor anfibio; una misión que le lleva por ciudades de todo el mundo como Tokio, París, Porto Corsa (Italia) y Londres; y una bomba que deberá desactivarse cuando queden escasos segundos para la explosión.

Con todo esto, ¿a quién le importa un carajo cómo le va en las carreras a Rayo McQueen? Las dos tramas se dan de bofetadas como un Mortal Kombat en el que se enfrentan La Cosa y La Masa. Por un lado, Mater, Finn y Holley (la chica Bond) se juegan la vida y por extensión la de toda la humanidad, mientras que por el otro Rayo McQueen intenta ganar las carreras del campeonato para bajarle los humos a su antipático rival. Ni punto de comparación, lo que juega en contra del producto final. La sensación global de Cars 2 es la que decía al principio, que tenía que haber sido un direct to video, y encima eliminando toda la insulsa trama de Rayo McQueen para dejar solo la de Mater y Finn McMissile. Porque si una peli de dibujos va de una parodia de la serie Bond protagonizada por coches, a mí me interesa./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey



		Recomendada por Kuato a: los que no les guste la saga *Fast & Furious* por encontrar los coches que salen demasiado agresivos. Aquí todos los coches que salen son tan inofensivos como los animalitos del bosque de Blancanieves.

		No recomendada por Kuato a: quien busque una carrera automovilística que supere la de los Autos Locos. Si es así que se ponga *Cars* o *Speed Racer*.

		Ego-Tour de luxe por: el detallazo de haber bautizado al villano en homenaje a quien esto escribe. “Profesor Zeta”. Gracias John Lasseter, puedes pasarte por la redacción de la web a hacer unas birras con nosotros cuando quieras.

		Atmósfera turbínea por: sacar también en forma de coches a la reina Isabel de Inglaterra y al príncipe Guillermo. Si es porque su boda está reciente, más reciente está la de Alberto de Mónaco y a él no lo han sacado.