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CIVIL WAR crítica: Territorio comanche

Alex Garland sustituye a Imanol Arias y Carmelo Gómez por Kirsten Dunst y Wagner Moura

CHEMA PAMUNDI

La filmografía de Alex Garland, tanto en su faceta de guionista como en la de director, deja entrever un interés constante por renovar subgéneros del fantástico ya muy establecidos. 28 días después, Sunshine, Ex_Machina, Annihilation o la serie Devs, son sofisticados cambios de prisma respecto a temas clásicos de la ciencia-ficción, a fin de hacerlos parecer originales y darles niveles adicionales de profundidad emocional y psicológica. Civil War se mueve en ese mismo perfil, si acaso subiendo de golpe varios peldaños en cuanto a ambición discursiva; y, como casi todas sus producciones anteriores, es sugerente, fresca y atmosférica… pero no llega a ser todo lo rotunda que podría.

Su acción nos sitúa en un indeterminado futuro inminente, en unos Estados Unidos que han dejado de serlo al sumergirse en el caos de una cruenta guerra civil que los está reduciendo a escombros. No se nos proporcionan demasiados detalles sobre los motivos que han provocado el estallido del conflicto (sólo sabemos que los principales estados insurrectos son California, Texas y Florida), pero dado que las primeras escenas ya nos muestran al presidente de la nación como un populista incompetente con pintas de sucedáneo de Donald Trump, es fácil hacernos una idea de a quién tocaría echarle la culpa.

 

"No fardes de Jóvenes y brujas, que yo fui Nicky, aprendiz de bruja"

 

En ese contexto, un trío de periodistas decide aparcar el sentido común y dirigirse con su furgoneta desde Nueva York hasta el frente de combate de Washington DC, donde los ejércitos rebeldes se disponen a tomar la Casa Blanca al asalto. Esos tres periodistas son Kirsten Dunst, una curtida fotógrafa que a lo largo de su dilatada carrera ha visto las suficientes muertes como para haberse desensibilizado ya de todo, Wagner Moura, un enérgico reportero que aún mantiene el hambre por ser el primero en llegar hasta el meollo de una noticia, y Stephen McKinley Henderson, un sabio y reflexivo veterano de la profesión que, dada su avanzada edad y su precario estado físico, debería estar ya jubilado, pero no sabe hacer otra cosa que seguir al pie del cañón. Justo antes de partir se les une Cailee Spaeny, una jovencísima aspirante a fotógrafa que tiene idealizada a Kirsten Dunst y está decidida a seguir sus pasos (por mucho que Dunst no quiera que la siga nadie).

Civil War es una obra de lo más extraña, con una estructura a medio camino entre el cine de denuncia política y la road movie de supervivencia postapocalíptica, en la que se van sucediendo episodios un tanto desconectados entre sí, a medida que los protagonistas se topan con “gente pintoresca” o se meten sin querer en peligros de muerte. Algunos de esos episodios funcionan mejor que otros, y quizás resulta algo decepcionante que los que mejor funcionen sean los más superficiales.

Civil War es una obra de lo más extraña, con una estructura a medio camino entre el cine de denuncia política y la road movie de supervivencia postapocalíptica”

Para empezar, la cosa peca de cierto exceso de solemnidad presuntuosa. Frente a la sensación de veracidad orgánica que transmitieron en su día otros títulos protagonizados por reporteros intrépidos metidos en zonas de guerra (Bajo el fuego, Salvador, El año que vivimos peligrosamente…), buena parte de lo que ocurre en Civil War tiene un ligero tono impostado, de película empeñada en subrayar con cada diálogo lo importantísima que es; y la verdad es que tampoco hay para tanto, porque no inventa nada: sin ir más lejos, sus reflexiones acerca de cómo el ser humano se vuelve un depredador de sí mismo en cuanto la sociedad se derrumba, son calcadas a las que llevamos 50 años viendo en el cine de zombis.

A lo anterior hay que sumarle demasiadas concesiones a efectismos de guion muy previsibles. No es solo que la mayoría de “giros sorpresa” de la trama se vean venir de muy lejos (desde la evolución de ciertos personajes hasta la muerte de otros), sino que la idea misma de hacer avanzar una historia así a base de giros sorpresa la rebaja en ciertos momentos a una simple peripecia de suspense, en la que el meollo sociopolítico con el que Alex Garland intentaba hacernos reflexionar muy fuerte se queda en un escaparatismo que apenas cala. Es más, el director parece haberse enamorado tantísimo de su propio juguete que, en el tramo final, incluso se deja llevar por un par de escenas de tiroteo y explosiones cuya aparatosidad visual bordea el "war porn”. Sin duda lucen geniales, pero a la vez suponen una salida de tiesto que hace crujir el mensaje de fondo. Decía Francoise Truffaut que era imposible hacer cine auténticamente antibélico, porque la guerra es un espectáculo de tal magnitud que siempre acaba pareciendo atractiva en pantalla; bueno, pues a ratos da la sensación de que Garland se lo está pasando bomba (literalmente) justo con aquello que pretendía denunciar.

 

"¿Qué era al final Linda Hunt en El año que vivimos peligrosamente?"

 

Dicho todo lo cual, aquí viene mi propio giro sorpresa: pese a sus numerosos aspectos mejorables, Civil War ofrece dos horas de entretenimiento más que notables, ambientadas en un entorno distópico muy bien construido y con algunas pinceladas bastante certeras, estas sí, sobre la ética que le queda al periodismo cuando la primicia lo es todo (los medios de comunicación convertidos en una simple rama del entretenimiento de masas), y sobre la particular pasta moral de la que están hechos los corresponsales de guerra, esa capacidad escalofriante para abstraerse del horror que les rodea, convertir el miedo en adrenalina y centrarse de manera obsesiva en lograr la entrevista o la foto justa en el instante preciso. Ignoro hasta qué punto lo que muestra Civil War es una visión realista del asunto, pero vaya si da el pego.

Los actores están estupendos (mención especial para dos secundarios: Nick Offerman, que clava su papel de presidente patético en las pocas escenas en las que aparece, y Jesse Plemons como un fanático supremacista que provoca el pasaje más tenso de toda la cinta), la puesta en escena es monumental y la historia engancha. O sea, que Civil War es lo que viene siendo una buena película. Es solo que no es el GRAN cuento con moraleja super reveladora que Alex Garland parece estar convencido de haber facturado; y tampoco pasa nada, no siempre el cine tiene que cambiarnos la vida o explicarnos algo que no supiéramos ya. Deberíamos acostumbrarnos a vender un poquito más caro el calificativo de “obra maestra”.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien quiera ver una peli de apocalipsis zombie pero sin zombies.

No recomendada por Kuato a: quien, confundido por los equívocos carteles promocionales de la película, se espere algo parecido a Amanecer rojo.

Ego-Tour de luxe por: el fantástico plano de cierre. Si Civil War tiene algún momento que pueda llegar a convertirse en icónico, es ese.

Atmósfera turbínea por: estar quizás demasiado anclada al humor social actual como para envejecer bien. Tiene pinta de que, cuando volvamos a verla dentro de ocho o diez años, nos parecerá que se ha quedado completamente congelada en 2024.

 

CIVIL WAR. "Civil War" (2024). Dirección y guión: Alex Garland. Reparto: Kirsten Dunst, Wagner Moura, Stephen McKinley Henderson, Nick Offerman, Jesse Plemons, Sonoya Mizuno, Karl Glusman, Jefferson White, Cailee Spaeny. ESTRENO EN VENUSVILLE: 19/04/2024.

 

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