CONTAGIO EN ALTA MAR crítica: Atención, virus a bordo

Monster movie acorde con el momento reciclada en Virus movie, en Contagio en alta mar

El cine ha permitido desde su inicio explorar los fantasmas humanos. Y, con el paso del tiempo, esos fantasmas han evolucionado al mismo ritmo que ha evolucionado la sociedad. Así, los horizontes donde lo desconocido acecha se han ampliado hacia la inmensidad del espacio exterior, pero también hacia lo más ínfimo que sucede alrededor nuestro. Fiel a nuestros tiempos, el filme Contagio en alta mar reúne varios de esos fantasmas en una trama de suspense sencilla y previsible, cuya máxima virtud es que se estrena en pleno período de pandemia coronavírica.

La película narra las peripecias de un pequeño y destartalado pesquero irlandés que lleva a bordo a una estudiante de biología. Por algunas malas decisiones del patrón o por el gafe de la estudiante, o ambas cosas a la vez, lo que debía ser una rutinaria faena de pesca se convertirá en una pesadilla marina cuando el barco tope con alguna criatura desconocida de las profundidades. Los conocimientos y equipo científico de la bióloga en ciernes supondrán una ayuda inestimable para afrontar el reto, aunque, a cada boga, las tornas se vuelven más negras.

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Contagio en alta mar es una producción decente rodada con pocos medios, que resulta entretenida, pero en ningún momento consigue atrapar con fuerza el interés del espectador. Ni tan sólo las escenas de suspense son excitantes. Claramente su destino es un canal temático junto a falsos documentales que revivan al megalodón o al calamar gigante. Parte de la culpa de las flojas sensaciones que transmite la película se deben al personaje de la estudiante de biología. Tímida y retraída de por sí, se siente en el barco como un pulpo en un garaje. Ciertamente acaba siendo la que lidera al grupo frente a las amenazas que se cierne sobre la tripulación, pero lo hace a su ritmo cansino. Al poco de zarpar, la tripulación descubre que la estudiante es pelirroja y ello los pone nerviosos pues parece que un pelirrojo a bordo da mala suerte. Si en ese momento se hubiera rapado al cero, la película habría tomado otro cariz.

"Contagio en alta mar resulta entretenida pero en ningún momento consigue atrapar con fuerza el interés del espectador"

Desde el punto de vista científico, la película es bastante confusa e infantil. Resulta difícil saber si se trata de una historia de virus de origen marino que infecta a los humanos y hay que ver la película como quien ve el telediario de estos días con aislamientos, limpieza de manos y desinfección, o se trata más bien de una trama de criatura marina en busca de incubadora flotante en donde depositar su descendencia para que crezca sana y vigorosa. Lo único claro es que todos son peligros para los tripulantes y que frente al abismo acaba saliendo lo mejor y lo peor de cada cual.

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Por el contrario, la película describe algunas situaciones de la sociedad actual con precisión. Por ejemplo, el tema de las prácticas en empresas de los estudiantes que demasiadas veces acaban abordándose como un trámite sin provecho por parte del alumno y como una manera de rascar alguna subvención por parte de la empresa. Por suerte, es harto improbable que en unas prácticas de éstas, la experiencia acabe de forma tan dramática como la de Contagio en alta mar. Otra situación es la del poco respeto por la naturaleza si ello supone una penalización económica. El pesquero de la película debía desviar su ruta para no invadir una zona protegida de cría de cetáceos y el patrón se lo pasa por la quilla y tira recto. Y luego pasa lo que pasa.

La primera moraleja de Contagio en alta mar es que las prácticas de biología hay que hacerlas en un barco oceanográfico, al estilo del Calypso del capitán Cousteau, y no en un humilde pesquero. La segunda moraleja es que si llevas un octavo pasajero a bordo no lo lleves de vuelta al puerto. Y la tercera moraleja es que si eres pelirroja, pasa de la biología y dedícate al arte.

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