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DESTROYER. UNA MUJER HERIDA crítica: El que la hace, la paga

Thriller con Nicole Kidman caracterizada como para protagonizar un spot de laxantes en Destroyer

ROBERT THORNHILL

No ha tenido suficiente con embutirse en un mono no apto para celulíticas como flamante reina de la Atlántida y lozana madre de superhéroe en Aquaman, porque la fantasmal Nicole Kidman nos cambia ahora totalmente de registro apareciendo como un taciturno cowboy con cara de resaca de las gordas, para marcarse uno de esos papeles metamórficos que figurarán en su filmografía póstuma con letras de oro como actriz camaleónica, como ya hiciera Charlize Theron en Monster. Podríamos cuestionar si el encomiable trabajo de caracterización y todo ese barniz de maquillaje habrían sido necesarios si la hawaiana no pareciera a sus 51 años la muñeca de Annabelle inflada con bottox , que haría las tenebrosas delicías de James Wan, pero lo cierto es que esa masculinización a lo Hilary Swank en Boys Don’t cry para convertirse en una poli alcohólica con mala hostia y a la que se la suda todo, está muy bien conseguida.

Esa delgadez extrema, ese pose calavérico con tintes de zombie, la cara volcánica, y adaptando esa voz susurrante que fue marca de la casa de Matthew McConaughey en True Detective, hacen de Nicole Kidman un arquetípico antihéroe con una frialdad extrema y con un sentido máximo de impartir justicia, como un Charles Bronson en El justiciero de la ciudad, Bruce Willis en Sin City, o sin ir más lejos, Jennifer Garner en Matar o morir (Peppermint), quien se convierte en una vengadora solitaria de la noche a la mañana.

 

DESTROYER

"Llevo la caracterización de Virgina Woolf sin la nariz, y nadie se ha dado cuenta"

 

La historia que se nos cuenta en Destroyer. Una mujer herida, con sus continuos flashbacks incluidos y su carismática protagonista, daría para una muy buena serie donde se desarrollaría a fondo el traumático personaje con cara de mal follada que, en el fondo, es lo único que vale la pena de esta película, porque tanto la trama como el resto del reparto están en un nivel medio-bajo en consonancia con la irregular Karyn Kusama, quien hace cuatro años tocó el cielo en el Festival de Sitges de la mano de Phil Hay y Matt Manfredi con La invitación, pero cuya filmografía deja mucho que desear.

“La fantasmal Nicole Kidman nos cambia ahora totalmente de registro apareciendo como un taciturno cowboy con cara de resaca de las gordas en Destroyer. Una mujer herida

Cierto es que en Destroyer. Una mujer herida juega en terrero conocido, porque tanto en Girlfight (aceptable), Aeon flux (floja) y Jennifer’s Body (lamentable), las mujeres con un par y con ganas de greña son las que llevan los pantalones en películas donde el género masculino queda muy mal parado, con hombrecillos fácilmente embaucables con los viejos tópicos de las luchas de género. El caso es que Kusama, suponemos que con el ego subido después de La Invitación, se estrella al convertir una simple historia de robos y venganza mil veces vista, en algo más trascendental y pretencioso, del juego que quizás hubiera podido dar el interesante personaje de Nicole Kidman a vueltas de todo cuya mentalidad sociópata es lo que realmente interesa desarrollar.

 

DESTROYER

"La cara no es suficiente, para el Oscar has de engordar como Monster por lo menos"

 

La némesis de la protagonista, el malvado melenudo Toby Kebbell, no acaba de despertar una animadversión tal para empatizar profundamente con la pálida detective que lo tiene entre ceja y ceja, y salvo someter a uno de sus esbirros al siniestro juego de la ruleta rusa, su maldad se presupone más que se demuestra, acompañado de paso de una banda de atracadores de mala muerte que no veríamos nunca en Ocean’s Eleven. Y en cuanto al robo del banco que hace de desencadenante de la acción, tampoco es que despierte mucho interés para Karyn Kusama en la grandilocuente concepción que le quiere dar a Destroyer. Una mujer herida. Vaya, que Kebbell no es Robert De Niro en Heat, ni Clive Owen en Plan oculto, y el trascendental robo en la que Nicole Kidman se infiltra, se lo ventila la directora incomprensiblemente en un plis plas.

Cierto es que nos queda para el recuerdo la tétrica Kidman pajeando a un confidente para subsacarle información, o apalizando sin piedad a un abogado sin escrúpulos, que ayudan a definir más la mentalidad destroyer de su personaje, quien en manos de algún director al que le fuera más la marcha como Luc Besson, habría dado mucho más de sí. Porque al fin y al cabo, Destroyer. Una mujer herida se sustenta únicamente por una Nicole Kidman que da un paso más en sus registros más lacónicos, como en El sacrificio de un ciervo sagrado o La seducción, perfeccionando un notable papel de actriz franquicia demostrando que ha dejado atrás sus malos tiempos de Bajo amenaza o No confíes en nadie.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato a: los que nunca perdieron la fe en la Kidman después de hacer lo que pudo en la penosa Bajo amenaza con Nicolas Cage.

No recomendada por Kuato a: los que quieren a su mujer aunque esté sin maquillar, despeinada y tenga orejas de sapo. Esa es Nicole Kidman en esta película: el anti- erotismo personificado.

Ego-Tour de luxe por: esos métodos policiales tan expeditivos, masturbando a un soplón para que largue la información. ¡Quién fuera soplón!

Atmósfera turbínea por: esa academia de Hollywood que no es capaz de valorar una interpretación tan trabajada como la de Nicole Kidman, y en cambio nomina a actrices de “método” como Lady Gaga.

 

DESTROYER. UNA MUJER HERIDA. "Destroyer" (2018). Dirección: Karyn Kusama. Guión: Phil Hay y Matt Manfredi. Reparto: Nicole Kidman, Sebastian Stan, Toby Kebbell, Tatiana Maslany, Scoot McNairy, Toby Huss y Bradley Whitford. Estreno en Venusville: 22/02/2019.

 

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