DEVIL INSIDE crítica: Demonios con culo de mal asiento

Demonios con culos de mal asiento

Pasamos de ver lo que ha hecho la cochina de
tu hija, a lo que hace la cochina de tu madre

Por Beto

<Ya ha llovido mucho, casi 40 años, desde que William Friedkin nos acojonase con El exorcista. Aquella niña poseída que chillaba “Fóllame, fóllame” y decía lindeces del estilo “¿Has visto lo que ha hecho la cochina de tu hija?” ha tenido un sinfín de sucedáneos, con más o menos éxito, pero sin duda sin llegar al nivel de ser considerados un icono del género de terror como el personaje de Regan Mac Neil (Linda Blair).

En los últimos años las películas de exorcismos están viviendo una época dorada, si no por calidad sí por cantidad. Películas notables como El último exorcismo o El exorcismo de Emily Rose se mezclan con bodrios como El rito o La posesión de Emma Evans. Y es que hay que tener mucho cuidadito con este tipo de films, ya que en el caso de los exorcismos la línea que separa el terror del esperpento es muy delgada. Desgraciadamente, Devil inside no consigue superar esta línea, y sin ser una atrocidad de film no deja de exhibir los típicos clichés ya mostrados en otras películas de exorcismos de una forma muy superficial y carente de originalidad. Y eso que la cosa inicialmente pinta bien: una mujer asesina a tres religiosos y 20 años después se descubre que está poseída por tres demonios.

"Esto para que aprendas que el consolador con forma de crucifijo es solo mío"

Pero va a ser que esta declaración de intenciones se queda en agua de borrajas. Rodada al estilo de falso documental con una puesta en escena por ello que acostumbra a poner más en tensión al espectador que la fórmula tradicional (al menos de momento, porque al ritmo que se ruedan películas con este formato podemos asegurar que la fórmula estará agotada en menos que canta un gallo), esta solución está aquí mal utilizada, ya que se graba absolutamente todo, desde las conversaciones en el coche, a las de la calle, pasando por las de las aulas del Vaticano.

Si se hubiesen ceñido a los momentos de los exorcismos hubiese funcionado mejor, ya que no se sostiene que el tío que se dedica a realizar el documental grabe todo lo que se le ponga por delante, aunque no tenga nada que ver con los exorcismos. Si a esto le sumamos que como película de terror tampoco funciona, mal vamos, ya que todo es muy previsible y el aire documental obtenido la acerca en muchas ocasiones más a un programa de Documentos TV que a El último exorcismo, otra película de temática similar rodada como falso documental pero con un resultado brillante. Mención especial se merece el final atropellado de la cinta, pero eso se lo dejamos a los valientes que se decidan a pagar los 8 euros de la entrada del cine…

"El aire documental obtenido acerca a Devil Inside más a un programa de Documentos TV que a El último exorcismo"

Por lo que respecta a la parte que nos interesa más, o sea, los mencionados exorcismos, son más bien cortitos y poco creíbles. Bueno, siendo generosos, el primero de los dos nos llega a generar cierta inquietud (la escena en que descubren el cuerpo de la poseída totalmente retorcido da cierto yuyu). Pero el segundo, el de la madre de Fernanda Andrade, no se sostiene por ningún lado. No puede ser que una persona que está poseída por tres demonios y que asesinó a tres religiosos en su día, se deje dominar por dos curas que con el arsenal tecnológico que llevan encima se parezcan más a los Cazafantasmas que al padre Karras.

Y si la intención de estos demonios es cambiar de cuerpo, ¿por qué esperan veinte años y no lo hacen con cualquiera de las personas que la han atendido durante este tiempo? (Espectacular Suzan Crowley en su papel de poseída, todo sea dicho). Y ya que hablamos de la transferencia de demonios de un cuerpo a otro, la velocidad con la que cambian de cuerpo nos recuerda a aquella película dirigida por Gregory Hoblit, Fallen, donde Denzel Washington se las tenía que ver con un demonio que cambiaba de cuerpo más rápido que Nicolas Cage de peluquín. Parece mentira que nuestros protagonistas no cumplan la regla de oro que se debe respetar en todo exorcismo: no acercarse al poseído (tal vez hicieron campana en clase cuando explicaron ese punto)...

"Es que ese día fuimos a ver El exorcista 2 y 3, y por eso hemos salido tan patatas"

Para completar el desaguisado perpetrado por William Brent Bell, que alguien me explique cómo un caso de posesión que el Vaticano se empeña en negar y que se ha esforzado para trasladar a la afectada a un hospital en Roma, deja que los aprendices de cazafantasmas (que son una especie de Charles Bronson en Yo soy la justicia, más que nada porque se dedican a resolver casos de exorcismo a espaldas del Vaticano) intenten un exorcismo con la presunta poseída.

En fin, a pesar de todo lo comentado la película ha funcionado bien en los USA, así que si después de este chorreo se atreve a ir al cine, consuélese pensando que en la misma trampa han caído miles antes que usted./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita



		Recomendada por Kuato a: profesores de Pilates. Viendo cómo se retuerce la niña del primer exorcismo deben pensar que sus ejercicios son una mierdecilla.

		No recomendada por Kuato a: la gente que piensa que una película debe durar mínimo 80-85 minutos y que el resto es una tomadura de pelo. Yo soy uno de ellos.

		Ego-Tour de luxe por: la escena del bautizo. Se ve a la legua que al cura le pasa algo muy chungo y que la cosa acabará mal, pero al menos se vive uno de los pocos momentos de tensión de la cinta.

		Atmósfera turbínea por: la tomadura de pelo de uno de los carteles de la película, donde aparece una monja supuestamente poseída. Me sentí más engañado que el Palau de la Música con Félix Millet.