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DOCTOR STRANGE EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA crítica: Ya no estamos en Kansas…

Secuela de Dr. Strange con el doctorcito saltando de universo en universo como de flor en flor

CHEMA PAMUNDI

Podríamos decir que el concepto moderno de multiverso Marvel nació en la década de los 80 con la macrosaga “Secret Wars”, en la que un ente todopoderoso teleportaba a los principales superhéroes y supervillanos de la casa a un planeta artificial, para que se midieran el lomo unos a otros (en una mezcla tan divertida como insustancial de Battle Royale y “Gran Hermano Vip”). A partir de ahí, la editorial siguió dándole vueltas al concepto en décadas sucesivas, ampliándolo cada vez más y a menudo usándolo a modo de atajo para hacer encajar en su cosmogonía líneas narrativas paralelas como “Ultimate” o “Marvel Zombies”. El Marvel Cinematic Universe ha empezado a juguetear con esa misma idea en los últimos años. Entre otras cosas porque ello le facilita el interconectar sus películas con las de Sony y Fox, así como, llegado el momento, hacer tabula rasa con personajes clásicos cuyos actores se vayan retirando (no hay pruebas, pero tampoco dudas de que, tarde o temprano, asomará por algún sitio un nuevo Tony Stark 30 años más joven que Robert Downey Jr.). O sea, por paradójico que parezca, el cine Marvel se ha zambullido en el quebradero de cabeza narrativo que es el multiverso porque era la solución más sencilla.

Así, desde los primeros trailers, muchos asumimos que Doctor Strange en el multiverso de la locura iba a ser el punto de giro fundamental de esta estrategia, que iba a profundizar en el tuétano de lo multivérsico como nunca antes, abriendo la puerta a todo tipo de combinaciones flipadas y marcando un antes y un después en la cuarta fase de Marvel, sobre todo a la hora de renovar un plantel de primeras figuras superheroicas que anda algo pocho, ahora que la mitad de los Vengadores originales están muertos o prejubilados. Los rumores hablaban de posibilidades tan jugosas como la integración de los X-Men, la presentación de unos Cuatro Fantásticos decentes, e incluso cameos psicotrónicos como el del Motorista Fantasma de Nicolas Cage. Bueno, pues algo de eso hay, sí, pero en conjunto la cosa se queda muy a medias. Doctor Strange en el multiverso de la locura es un blockbuster sólido que no obstante puede llegar a decepcionar casi tanto como divierte, dejando una sensación final... extraña. Nunca mejor dicho.

 

"Del multiverso me da miedo verme de nuevo con las pintas de Zoolander 2"

 

Y es que el multiverso de la locura prometido en el título ha resultado ser un campo de juego mucho menos desatado y más coherente de lo que se intuía. Más que locura, lo que vemos aquí son “cosas raritas”, una serie de fondos de pantalla muy bien atrezados pero a los que se saca poco partido, más allá de su funcionalidad como telones de fondo en los que mostrarnos a diversas variantes chungas del protagonista, o hacer algún crossover/presentación de personajes Marvel que aún están bajo contrato de otras productoras (sobre todo uno que supone el “gran bombazo” de la película, aunque en realidad ya había sido spoileado semanas antes del estreno). Aparte de eso, escasas sorpresas. La sensación de “todo es posible” que dejó la estupenda Spiderman: No Way Home no tiene continuidad aquí, lo cual resulta especialmente bajonero con un héroe como Dr. Strange, cuya pura razón de ser es la hechicería, el surrealismo y las realidades paralelas, y más cuando el director que firma la cinta es Sam Raimi, autor proclive a las gamberradas sin red de seguridad.

Quizás el problema haya sido que el guionista Michael Waldron tenía demasiada faena por delante. Doctor Strange en el multiverso de la locura ejerce a la vez como secuela de otras seis o siete historias: la Doctor Strange original, Vengadores: Endgame, Spiderman: No Way Home, The Eternals, y las series de TV Wandavisión, Loki y What If. Por no mencionar que, posiblemente, sirva además de prólogo a las próximas cuatro o cinco tramas cruzadas que nos dispare Marvel. Eso provoca que le cueste arrancar y que, durante buena parte de su metraje, se embarre en un minucioso ejercicio de atar cabos pasados y abrir otros de cara a futuro, sin que le quede mucho espacio para armar ideas interesantes o correr riesgos por sí misma. Se diría que incluso la trama principal de Stephen Strange, dedicado a proteger a una niña llamada América Chávez que tiene la capacidad de saltar entre universos, a la vez que investiga el paradero de un poderoso libro demoníaco que corrompe a quien lo usa, es una peripecia (casi) secundaria.

Dr. Strange en el multiverso de la locura es un blockbuster sólido que puede llegar a decepcionar casi tanto como divierte, dejando una sensación final... extraña”

Vemos de manera breve un universo hecho de pintura, otro de dibujos animados, otro que se parece sospechosamente al de los cómics ambientados en el 2099, y uno en el que los héroes principales son los personajes de la ya mencionada serie What If. Casi nada de esto, sin embargo, es mostrado en profundidad ni deja apenas poso. La naturaleza autocontenida de la película llega hasta el punto de matar a los personajes “alternativos” importantes que aparecen, a fin de dejar tras de sí los menos flecos posibles. Se entiende que Marvel no quiera liar demasiado las cosas, no sea que le acabe pasando como en su día a la editorial DC, que se vio obligada a publicar una serie entera de tebeos para simplificar su línea temporal (“Crisis en tierras infinitas”, en la que liquidaron casi todos los universos paralelos que arrastraban), pero de momento solo nos han enseñado el multiverso como una serie de relámpagos dentro de botellas, que no parecen tener demasiadas consecuencias ni conexión entre ellos. Doctor Strange en el multiverso de la locura debía ser el episodio en el que todo saltara por los aires y nos hiciera salir del cine con cara de velocidad. No es así, y resulta normal que los marvelitas veteranos tengan cierta sensación de gatillazo.

Y, si lo piensas, ese es el meollo del asunto: que la actual fase audiovisual de Marvel va cada vez menos dirigida al fan comiquero de toda la vida, y más a las nuevas generaciones que han descubierto a Iron Man y al Capitán América viendo Disney Channel o yendo al cine. No es ya que sea innecesario haberse leído historietas del Dr. Strange para ver esta película, es que quizás incluso sea contraproducente. Porque, tomada en su contexto estricto, es decir como atracción cinematográfica de fin de semana, Doctor Strange en el multiverso de la locura es una fiesta. Tiene ideas puntuales muy chulas (ese duelo de magia a base de lanzarse notas musicales), muy buen ritmo en su segunda mitad, e incluso soluciona con cierta brillantez el habitual problema de sosería de los villanos Marvel, colocando en ese rol a Wanda/Bruja Escarlata, uno de sus personajes recientes con más carisma y mejor arco dramático; y puede que a nosotros América Chávez nos deje fríos, pero apuesto a que la chavalada más joven se identificará con ella y le puede llegar a resonar en la misma onda que la nueva Viuda Negra o Shang-Chi, porque está descubriendo a muchos de esos héroes casi al mismo tiempo y sin atender demasiado a jerarquías heredadas de los tebeos.

 

"Horas y horas de magia para resucitar la carrera de mis hermanas, y nada"

 

Respecto al “toque Raimi”, hay detalles de trama y puesta en escena que son factura innegable del director de Posesión Infernal o Arrástrame al infierno. Desde el tomo de hechizos maldito hasta la aparición de muertos vivientes esperpénticos, la acción superburra (llegando todo lo lejos que una peli Marvel puede llegar en cuanto a violencia explícita) y cierta tensión de cine de terror astracanado. De hecho, cuanto más Sam Raimi es la función, cuanto más explora sus temas, sus filias y sus recursos visuales, más fresca, jovial y acertada parece. No cabe criticarle mucho por la irregularidad del guion que le pusieron en las manos, sino más bien todo lo contrario: respirar aliviados por el hecho de que haya logrado imponer su visión y hacer brillar unas cuantas secuencias que tal vez habrían resultado algo insulsas en manos de un artesano menos inspirado. Claramente, Marvel está en un punto en el que necesita a todos los Sam Raimis y Taika Waititis que pueda reunir.

La conclusión es que la mayor parte de lo que vemos en Doctor Strange en el multiverso de la locura está bien... pero queríamos ver más. Su argamasa de eficientes momentos de acción con orgía de CGI, chascarrillos autoconscientes y explicaciones mágicas a tutiplén cumple de sobras como entretenimiento, pero no alcanza todo el potencial creativo de una cinta que era perfecta para hacer verdaderas bizarradas sin romper la coherencia interna del universo Marvel. No es que sea una simple ocasión perdida, es que a Marvel le va a costar encontrar una ventana de oportunidad mejor para desmelenarse y hacer evolucionar su franquicia fílmica. Van a tener que hacer magia.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien crea que Marvel Studios se estaba empezando a poner demasiado “meta” y prefiera que se reconduzca hacia historias superheroicas más estándar.

No recomendada por Kuato a: quien espere el mismo derroche de originalidad y atrevimiento que apuntaban las series de TV Wandavisión y Loki; sí, esto es otra vuelta de tuerca, pero a menos.

Ego-Tour de luxe por: el “nuevo fichaje” América Chávez, un personaje desarrollado en colecciones de cómic menores como “A-Force” y “Jóvenes Vengadores”, que sigue la pauta Marvel de apostar fuerte por la diversidad (mujer, latina, LGTBI...). Tiene carisma y un superpoder que apunta posibilidades molonas; esperemos que cuaje.

Atmósfera turbínea por: que sigan sin explicarnos que el padre de Wanda Maximoff es Magneto, lo cual nos priva de disfrutar de la adaptación de sagas como “Dinastía de M”, que podrían dar para un peliculón mano a mano entre Vengadores y X-Men.

 

Dr. STRANGE EN EL MULTIVERSO DE LA LOCURA. Estreno en Venusville: 06/05/2022.

 

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