EL CUCO crítica: Este cuerpo no es el mío

Thriller terrorífico con intercambios, pero no se hagan ilusiones que no son de parejas sino de casas

Algún día habrá que empezar a darle a Mar Targarona el reconocimiento que se merece por su labor en el cine fantástico. No será Alejandro Amenábar, Álex de la Iglesia, Jaume Balagueró o Paco Plaza, pero por sus incursiones en el thriller y en el terror como productora con títulos como El habitante incierto, El orfanato, Los ojos de Julia, El cuerpo y El silencio de la ciudad blanca, para directores como Juan Antonio Bayona, Oriol Paulo o Daniel Calparsoro, y sus propios trabajos como directora en los casos de Secuestro, Dos y El cuco, ya merece que se recuerde su nombre, aunque sólo sea para llamarla Targarona como es debido, en vez de “Tarragona” como se suele hacer.

Si en Dos los protagonistas eran una pareja forzada (los que hayan visto la peli lo entenderán), en El cuco son nuevamente dos, pero en esta ocasión son una pareja voluntaria (joven matrimonio embarazadísimo), que se estrena en el “foursome”, pero no para realizar un intercambio de parejas sino un intercambio de casas. La pareja cómplice, un matrimonio de vejetes alemanes muy afables, que cede una casa inteligente que ni la de Bill Gates, que encima es un casoplón con todas las comodidades, incluido jardín, piscina y garaje con colección de deportivos. La perfecta casita de chocolate y caramelo de Hansel y Gretel para atraer a una pareja de españolitos incautos…

"Si es niño le llamaremos Cuco, y si es niña Urraca "

Porque El cuco es eso, una actualización de los cuentos de hadas centroeuropeos estilo Hans Christian Andersen y hermanos Grimm, pero no los simpatiquitos con patitos, sastrecillos y cabritillos, sino los chungos con brujas, niños perdidos y matrimonios de vejetes cabroncetes con sorpresa. No en vano, la acción acontece en la alemana Selva Negra y bebe de su folklore sin esconderse, además de explorar el mito de la eterna juventud y la maternidad, con la clara metáfora de tomar como modelo el cuco, el pájaro más gorrón de la creación, que pone sus huevos en nidos ajenos para que otras aves paguen la ropa, los médicos y los colegios de sus polluelos.

“Mar Targarona teje una horror movie con más thriller que terror, y lo hace de forma elegante sin necesidad de caer en clichés del género”

Mar Targarona teje así una horror movie con más thriller que terror, y lo hace de forma elegante sin necesidad de caer en clichés del género como sustos traicioneros, músicas estridentes y puertas que se abren y se cierran en la oscuridad por arte de magia. En su lugar, crea una atmósfera enrarecida que va in crescendo hasta convertirse en un thriller sobrenatural de lo más loco con aires de cartoon, permitiéndose incluso tirar de referencias clásicas con homenajes a Psicosis y La semilla del diablo (en este caso es más que un homenaje… no decimos copiar porque “copiar” es una palabra muy fea), y no tan clásicas como Hereditary y Déjame salir.

"Ahora es cuando yo te digo 'hoy follo' y tú me respondes 'y mañana fatatas'"

Hasta llegar, como apuntaba, a un giro argumental inesperado con magia negra de por medio, con el que Mar Targarona se desmelena y transforma su hasta ese momento insulsa película, en una película totalmente diferente, que miren por dónde, muta a divertidísima al introducir elementos de guión tan pasados de vueltas como una aventura animada de Tex Avery. Como cuando el sobrio John Travolta de Cara a cara, nos obsequia con un recital de muecas digno de Jim Carrey, porque representa que está interpretando a Nicolas Cage. Más de uno no comprará el giro, pero quien lo haga tiene la diversión asegurada a pesar de su poca credibilidad.

Por eso El cuco es una rara avis dentro del cine fantástico español. Mar Targarona no tiene la soltura dirigiendo de Paco Plaza o Jaume Balagueró (y no digamos ya de Álex de la Iglesia); tampoco sus películas tienen la puesta en escena ni la producción que tienen La abuela, Venus o Veneciafrenia, pues cuentan con presupuestos más que ajustados (tanto Dos como El cuco parecen telemovies más que películas con vocación cinematográfica), pero sus propuestas se revelan frescas y originales pese a resultar insulsas de forma. A ver con qué nos sorprende en la siguiente peli… Si en Dos eran dos y en El cuco son cuatro, en la siguiente toca que sean seis. ¿Un equipo de fútbol sala formado por enanos de jardín alemanes, quizás?

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