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EL CUCO reportaje: Cucadas, las justas

La dire Mar Targarona nos cuenta qué hay detrás del cuco, tanto del pájaro como de la película

■ FILMAX

El título de la película hace referencia al pájaro del mismo nombre, que pone sus huevos en los nidos de otros pájaros. A los guionistas y a mí nos pareció una metáfora muy sugerente para un thriller de suspense sobrenatural acerca de un intercambio de cuerpos. El Cuco es una historia de aspiraciones. Hay un momento en la vida donde el mundo está simultáneamente lleno de posibilidades y limitaciones. Ese es el caso de la pareja de jóvenes protagonistas. Ambos aman su trabajo y están a punto de ser padres. Sin embargo, están insatisfechos y su mirada está constantemente en el futuro. En mejorar su carrera, mejorar su casa, mejorar su vida, mejorar su vida de pareja.

Viven en un pisito de Barcelona del que subconscientemente ambos tratan de huir. Tal vez incluso tratan de huir de su relación. Ese bebé, que supone el cáliz de toda su esperanza en el futuro, tal vez sea un parche en una relación abocada al fracaso. Anna es infiel a Marc con su vecino para huir de su inmadurez. Él, a su vez, se vuelca en el trabajo haciendo que Anna se sienta sola con la responsabilidad del niño. El intercambio de casas les ofrece un vistazo hacia el futuro, cuando ambos hayan conseguido estabilidad y éxito profesional. La casa de Hans y Olga representa todo eso a lo que aspiran; lujo, comodidad, espacio, libertad...

 

Cucadas, las justas

 

Hay algo arquetípico en esta historia, un cierto sabor a los cuentos de los Hermanos Grimm en la profundidad de la Selva Negra, con sus brujas y su folclore. La historia recuerda a Hansel y Gretel caminando hacia esa casa hecha de caramelo que les atrapará en una trampa mortal. En este caso, el caramelo es una gran chimenea, espacios diáfanos y luminosos, muebles de diseño, domótica avanzada, electrodomésticos inteligentes...

“El título de la película hace referencia al pájaro del mismo nombre, que pone sus huevos en los nidos de otros pájaros”

No obstante, la propuesta estética es huir del cuento gótico, con sus casas oscuras, sus pasillos de paredes negras, sus noches llenas de criaturas nocturnas y ramas siniestras en forma de garras. Nuestra historia debe ocurrir en un espacio placentero, jugar con un terror diurno y diáfano que desafíe las convenciones del género para reinterpretar la cotidianidad de la vida bajo una mirada siniestra. La joven pareja descubre que el precio a pagar por esa casa es muy alto: su juventud, su hija, su vida... como dice el Dalai Lama de los occidentales, “tan ansiosos sobre su futuro que no disfrutan del presente; el resultado es que no viven en el presente ni en el futuro; viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubieran vivido”.

 

Un trío muy cuco

 

Hemos evitado los clichés propios del terror/thriller, escogiendo un planteamiento más estético y distante. No recurro a la estructura del susto fácil, basado en planos cerrados, golpes súbitos de música, sonido y montaje. El lenguaje de El cuco es más sofisticado, generando una tensión que irá creciendo sutilmente hasta un final lleno de adrenalina. Durante todo el segundo acto, he recurrido a la latencia del miedo, la ambigüedad de las situaciones, a un miedo que debe sugerir, aposentarse a un nivel subconsciente en lugar de crear una experiencia inmediata. A menudo, las cosas que deberán asustarnos estarán visibles y presentes en planos abiertos con movimientos de cámara sutiles.

En definitiva, la idea es crear una gramática audiovisual que subraye la idea de que las cosas que debemos temer a menudo conviven con nosotros.  El cuco apuesta por plantear al espectador un miedo existencial ¿Sabemos con certeza cómo es nuestra pareja? Si nuestra pareja se convirtiera en otra persona diferente, ¿nos daríamos cuenta? ¿En qué radica nuestro sentido del yo? ¿Somos quienes creemos ser?

 

■ EL CUCO. Estreno en Venusville: 15/09/2023.

 

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