Categorías

EL RÍO DE LA IRA crítica: Un motopapi despechao

Jack Huston ejerce de justiciero mientras Robert De Niro y John Malkovich asoman la cabeza

ROBERT THORNHILL

Resulta incomprensible que en estos tiempos donde las plataformas de streaming hacen de cajón de sastre donde colocar todo ese volumen de peliculillas de bajo presupuesto ideales para ver mientras planchas, miras el TikTok, o sesteas con tu pareja, un producto tan flojo como El río de la ira haya llegado a la gran pantalla. La respuesta rápida es que dos elefantes del cine, que juntos suman casi 150 años, como Robert De Niro y John Malkovich, tienen el dudoso honor de asomar la cabecita para llenar la saca ante esa jubilación que hace años deberían haber cogido. Quitado eso, esta segunda película de Randall Emmett después de la pobrísima Tras la pista del asesino, supone la confirmación de que lo de dirigir películas no es lo suyo.

Porque si en su primera película con un acabadito Bruce Willis y la exconejita de Michael Bay, Megan Fox, desprestigiaban de mala manera el insigne género de los asesinos en serie, aquí Emmett ha hecho lo posible por hacer lo mismo con el género de los vengadores justicieros, demostrando que no tiene ni puta idea de los códigos en los que se mueve. Empezando por el actor que tiene el honor de ejercer de punisher. Un Jack Huston que está a años luz de nuestros mitos castigadores como Jason Statham, Keanu Reeves, Charles Bronson o Denzel Washington, hace alarde de menos carisma que Andrés Iniesta anunciando jamón ibérico. Un típico actor millenial que nos va obsequiando con sus caras de desidia y frustración con el que uno nunca se iría de copas porque solo verlo deprime.

 

"Gracias por aceptar y permitir que la peli se estrene en salas"

 

Pero no carguemos toda la culpa en el honorable nieto de John Huston y sobrino de Anjelica Huston, un actor semi desconocido que protagonizó el innecesario remake de Ben-Hur. Y es que Randall Emmett tiene gran responsabilidad en volverla a cagar como director de cine. Hasta hace bien poco, se había dedicado con suerte y buen ojo a la producción, recuperando a nuestros héroes ochenteros con películas de toque palomitero como 2 Guns, John Rambo, Plan de Escape, 16 calles, Venganza ciega, Asalto al furgón blindado, y un largo etcétera, dando el protagonismo a unos Steven Seagal, Sylvester Stallone, Arnold Arnold Schwarzenegger o Bruce Willis, que ya empezaban a caer en el olvido. Pero está visto que no se ha empapado lo suficiente del alma adrenalítica de esas genuinas obras de entretenimiento en estado puro, porque su segunda película como director vuelve a ser un quiero y no puedo.

“Drama romántico como una de esas obras azucaradas de Nicholas Sparks con escenas ñoñas y acompañamiento musical clip-popero sensiblero

Si al cuarto de hora de John Wick (por ejemplo), tenemos la acción servida en bandeja de plata y a un Keanu Reeves en modo psicópata armado hasta los dientes para cargarse a todo ruso que se le ponga por delante, en El río de la ira tenemos que esperar la friolera de cincuenta minutos para despertarnos del sopor. Entretanto, nos castiga con un drama romántico, como si estuviéramos ante una de esas obras azucaradas de Nicholas Sparks con escenas ñoñas y acompañamiento musical clip-popero sensiblero más propio de Hallmark Channel o Cincuenta sombras de Grey, que de una peli de venganzas. La dura vida de una pareja desestructurada de yonkis enamorados que luchan por salir de las drogas con diálogos vacíos y escenas de Love Story vomitivas, en las que Emmett se recrea mientras nuestros párpados van cayendo poco a poco.

 

"Tranqui, que ni John Malkovich ni yo somos responsables del fracaso"

 

Nunca una muerte (con bautizo post-mortem incluido) de la chica del prota es tan celebrada suponiendo el encendido tardío de los motores de El río de la ira. A los mandos de una Triumph y sin casco (nada que ver con Tom Cruise en Top Gun), un cabreado Jack Huston se dispone a cargarse, en tiempo récord, a los seis grados de separación que han hecho que su prometida la palmara por sobredosis. Pero vaya, la red de capos de la droga con la que tiene que acabar, en nada se aparece a la de Narcos, y el Pablo Emilio Escobar Gaviria de la peli no es tan escurridizo como debería. En cualquier caso, esa fácil caza nos deja con alguna escenita aprovechable como la de un imitador de Leatherface en La matanza de Texas cortando fiambre.

Y luego está Robert De Niro, que deambula por la película con sus soliloquios de viejo cansado de todo, en plan Tommy Lee Jones en No es país para viejos, que suelta unas líneas de diálogo demasiado existencialistas para nuestro gusto. Igualmente, aunque no tenga mucho mérito, es de lo poco aprovechable de esta película. Sólo viendo que el año que viene tiene pendiente cinco estrenos (entre ellos, la próxima de Scorsese, Killers of the Flower Moon) y John Malkovich otros seis, ya vemos que en Hollywood no les hacen ascos a las arrugas y aún son nombres que dignifican los cástings. Para acabar, una petición a modo de súplica: que a Randall Emmett se le quite de la cabeza esto de jugar a director y se dedique a la producción, que es lo suyo.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Congelada en carbonita

INF VNV 2

Recomendada por Kuato a: los que van al cine con su pareja (binaria o no binaria) y no se deciden si ver una peli romántica o una de tiros, sangre y venganza. Esta os contentara a l@s dos (…o no).

No recomendada por Kuato a:  los que disfrutan de esos malos-malos como en John Wick, The Equalizer o Venganza, que están deseando verlos morir. Aquí los malotes son de segunda división.

Ego-Tour de luxe por:  este Randall Emmett, que es un auténtico crack del póker, habiendo ganado una porrada de pasta. Como se junte con Gerard Piqué pueden causar estragos.

Atmósfera turbínea por: ese camello con rastas en plan Maluma, poniendo una voz chunga, que no te lo crees ni debajo de un puente.

 

EL RÍO DE LA IRA. Estreno en Venusville: 13/01/2023.

 

Facebooktwittermail

No hay comentarios

Agregar comentario