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EL SANTUARIO crítica: ¡Me cierren el grifo, por Dios!

   

¡Me cierren el grifo, por Dios!

James Cameron desempolva los equipos acuáticos de Abyss, el secreto y nos lleva de gincama al Aqua Park

Por Dr. Bishop

 

<Famoso manicomio de millonarios que en su delirio juegan a ser artistas, Hollywood ha acogido en sus celdas a dos personajes con una parafilia muy específica, concretamente ponerse como motos cuando les falta el oxígeno. Uno de ellos era David Carradine, cuyo vicio por asfixiarse mientras le daba al manubrio le llevó a una inevitable zambomba letal, montándose un muy particular Buried en el armario ropero de un hotelucho de Bangkok (ese pito al aire en solemne y heroico rigor mortis, sellando la leyenda como la flecha erecta clavada en la tumba de Robin Hood).

   El otro enfermo por la tontería “me pongo cuando me ahogo” es James Cameron, que si en The Abyss y Titanic ya dedicó medio presupuesto a fregonas (y el otro medio a amplificar su megalomanía), ejerciendo de productor con El santuario sus obsesiones acuáticas rompen definitivamente aguas.

 

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"Es que el equipo de The Abyss costó tanta pasta que aún hay que amortizarlo..."

 

   Imaginen The Descent sin monstruos, Límite vertical sin explosivos ni fantasmadas, o Máximo riesgo sin Stallone cabreado con unos criminales. Sin estos elementos hiperbólicos (y de muy venerable diversión cafre) estas pelis se hundirían en el aburrimiento de pseudo-documental que es El santuario, un indisimulado totum revolutum de escalada, ráppel, submarinismo o cualquier mongolada (perdón, deporte de aventura) que se le pueda ocurrir a un espeleólogo aficionado a  la imprudencia temeraria.

 

  "El enfermo ‘me pongo cuando me ahogo’ Cameron, si en The Abyss y Titanic ya dedicó el presupuesto a fregonas, con El santuario rompe definitivamente aguas"  

 

   Y es que menuda idea de bombero ir de gincama a unas grutas inexploradas en tiempos de tormentas tropicales e inundaciones subterráneas. El único protagonista con personalidad del film es la citada cueva, inmensa y anegada de agua (pero mucha, mucha agua), ya que los actores no es que despierten “nula empatía” como suele decirse en estos casos, sino que francamente sacan ya lo peor del espectador: odio feroz e insana alegría por la desgracia de estos aventureros sin cerebro pero con una capacidad pulmonar de tres pares de cojones y pulmones (aunque, entre nosotros, un servidor te aguanta su medio minuto largo buceando en la bañera de casa y tampoco va por ahí  fardando de ello).

 

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"Quisiera ver a Christian Bale o a Leonardo DiCaprio plantándole cara a la Liga de los hombres extraordinarios..."

 

   Así pues las sucesivas muertes, que siguen tooodos los clichés del género, son celebradas con justa algarabía por la platea (la que siga despierta, se entiende), sean sacrificios inútiles (uno se va a suicidar como un perro y ni avisa al resto, a eso se le llama discreción, caballero), despeñamientos varios (una liberación al oír al fin el último grito de verdulera de cierto personaje), eutanasias caseras (“ahogar a ese pringado fue por su propio bien, señor juez”), o asesinatos por rabietas tontas (el inefable tío normal al que un mal día convierte en un tronado de opereta).

   Para rematar la faena, el líder de esta panda de moribundos es Richard Roxburgh, el cenizo que confundió en Van Helsing al excelso conde Drácula con Lady Gaga. Otro gallo cantaría si esta expedición hubiera estado comandada por un hombre de verdad como Christian Bale, Leonardo DiCaprio o Russell Crowe (bueno, su versión delgada, que la gorda ni puede nadar): un líder como Dios manda habría salvado a todo el grupo, aunque claro, sin un solo accidente mortal este film ya no lo emiten en el cine, sino en el National Geographic de madrugada./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Congelada en carbonita
     
     
 

Recomendada por Kuato a: aquellos que se carcajeen como villanos cuando en “Humor Amarillo” un niño japonés se rompe la crisma. Aquí como mucho esbozarán una sonrisa.

     
 

No recomendada por Kuato a: aquellos a los que llevar la familia a Aqua Park o a Isla Fantasía les suponga el día más coñazo del verano.

     
 

Ego-Tour de luxe por: difícil rescatar algo. Es más, se nota que incluso los mismos actores acabaron muy hasta los huevos de tanta chorrada submarina.

     
  Atmósfera turbínea por: la maldita afición de James Cameron por el buceo, que le hace perder a él y a nosotros un tiempo precioso en estas paridas. ¿Cuál será el próximo invento, James? ¿”Snorkel, una epopeya a ras de agua”?.

 

 

   

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Jiujiu<br />Grande Bishop, sólo por el primer párrafo ya vale la pena toa la crítica.. xD Eso si, le recuerdo que usted no tiene bañera (ya le gustaría) sólo una aberrante ducha diseñada por, digamoslo ya, un demente ubicada en un lavabo infecto que bien podría formar parte de un decorado de Arkham Asylum o Saw. Siempre suyo, Mr.Moore

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