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EL SASTRE DE LA MAFIA crítica: El sastrecillo valiente

Thriller gangsteril teatral donde las metralletas Thompson disparan agujas en vez de balas

EL HOMBRE DE BOSTON

Hace treinta años, allá por los albores de los años 90, la cartelera se vistió de traje a rayas, corbata chillona y sombrero de ala ancha, para celebrar una invasión de gangsters clásicos que copó las salas de Venusville. Parodias como El novato y Dick Tracy dieron paso a clásicos como Muerte entre las flores, master pieces como El padrino III, Uno de los nuestros, Atrapado por su pasado y Casino, óperas primas como Una historia del Bronx, obras con pretensiones que se apuntaron al carro como Bugsy, Billy Bathgate y Donnie Brasco, y obras de menor enjundia destinadas a engrosar los catálogos de videoclub como El imperio del mal, Hampones y El ojo público. Era imposible ir al cine sin que le descargaran a uno una metralleta Thompson maldiciendo con acento italoamericano.

Pero eso fue hace treinta años, ahora los gangsters están en la tele con series como Peaky Blinders, El padrino de Harlem o Gangs of London, y cada vez son menos las ocasiones que vemos alguno ejercer el negocio fuera de la pequeña pantalla. Aún así, El irlandés, The Gentlemen: Los señores de la mafia y Santos criminales han asomado recientemente la cabecita por la grande demostrando que el género gangsteril no está muerto del todo, y a ellas se les suma ahora El sastre de la mafia, una película atípica de gangsters, pero una película de gangsters al fin y al cabo. Porque todo el filme acontece en un único espacio, la tienda taller del sastre en cuestión, con apenas media docena de personajes que entran y salen de ella como si entraran y salieran de un escenario.

 

"Para colmo, me caso con una americana y me sale un hijo botones"

 

Porque el Sastre de la mafia es una película de pequeño formato que no esconde su vocación teatral. Como si de una obra de David Mamet se tratara, el argumento gira en torno a una sastrería tomada por una familia mafiosa como punto de encuentro, en el que los personajes deambulan interaccionando entre ellos a base de argucias, suspicacias y maquiavélicas conspiraciones, tanto para salvar el pellejo como para defender los intereses propios de cada uno. Un sastre inglés entre gangsters de Chicago herederos del imperio creado por Al Capone, con sus capos mafiosos, sus hombres de confianza, sus sicarios y sus bandas rivales, sin salir de la sastrería como el camarote de los hermanos Marx o el chiste de los mil chinos jugando a fútbol en una cabina telefónica.

El sastre de la mafia, una película atípica de gangsters, pero una película de gangsters al fin y al cabo”

Así y todo, pese a la escasez de sus recursos, El sastre de la mafia es un thriller cuya acción no decae en ningún momento a pesar de sus largos diálogos, que avanza a golpe de irrupción de personajes y giros argumentales, y con una buena dosis de suspense que mantiene el interés del espectador hasta el final. El debutante Graham Moore se ha sentido tan seguro escribiendo y dirigiendo El sastre de la mafia, que no ha dudado incluso a robarle al mismísimo Alfred Hitchcock una de sus tramas más famosas, que no desvelaremos para no cometer spoilers, hasta concluir con un par de twists finales dignos de M. Night Shyamalan, que no se creerá todo el mundo pero que ponen la guinda en un pastel que no pierde el sabor en ningún momento del metraje.

 

"La próxima vez que necesitamos un sastre inglés, vamos a los Kingsman"

 

Mark Rylance borda el papel de sastre inglés ordenado, metódico y preciso, en una nueva lección magistral de interpretación sobria y matizada como las que nos tiene acostumbrados desde que con El puente de los espías (y 55 años) tuviera su eclosión definitiva, dejando en ridículo a Dylan O’Brien, paradójicamente perdido desde que salió del laberinto. Verlos a ambos dándose la réplica mientras recitan sus diálogos, es como comprobar la diferencia existente entre un canapé de salmón ahumado y caviar tomado en el Palacio de Westminster durante una recepción oficial, y un pepinillo tomado en una hamburguesería del extrarradio de Los Angeles durante la emisión de la Superbowl. O ya que estamos en una peli de sastres, entre un traje de Savile Row y unos vaqueros de Wrangler.

Por todo ello, El sastre de la mafia es una película tan original como inteligente, una rara avis del género gangsteril que rompe moldes, pero que a la vez mantiene sus elementos más típicos y reconocibles. El guión de Graham Moore es como un juego de estrategia con mil y una pistas falsas, en el que nada ni nadie es lo que parece, y el público ejerce de espectador privilegiado que sigue la partida teniendo conocimiento de (casi todas) las cartas de cada jugador. Como si Tony Soprano y el Daniel Day Lewis de El hilo invisible se enfrentaran a un duelo de adivinanzas como el de El Hobbit para medir su intelecto. “Un señor coloradito que no toma café, toma té”. ¿Lo pillan? “Toma té”. ¿Quién es? ¿El tomate? No, Mark Rylance en El sastre de la mafia.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: quien siempre quiso ver la adaptación teatral de la serie Boardwalk Empire.

No recomendada por Kuato a: quien no soporte estar todo un día metido en casa.

Ego-Tour de luxe por: el gran dominio que tiene Mark Rylance con las tijeras, el hilo y la guja. ¡Actorazo!

Atmósfera turbínea por: el último giro canta un pelín, ¿no? ¡Gratuito e innecesario!

 

EL SASTRE DE LA MAFIA. Estreno en Venusville: 20/05/2022.

 

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