EL SICARIO DE DIOS crítica: Vampigenocidio por la gracia de Dios

Vampigenocidio por la gracia de Dios Si en Legión Stewart y Bettany desplegaban la ira de Dios enzombiando a la peña, ahora les da por los vampiros feos Por Robert Thornhill

<Nunca la traducción de un título en inglés ha sido tan acertada y ha dado tanto en el clavo mostrando el verdadero espíritu de una peli. Porque esta historia va básicamente de un auténtico killer divino que durante 90 minutos se pone cachondo desangrando y decapitando a inocentes vampiros…

   Aunque se supone que es una continuación de Legion (aquella tontería apocalíptica de ángeles y zombies) en la que repiten colaboración director (Stewart) y actor protagonista (Bettany), nada tiene que ver con aquélla. El sicario de Dios se basa en la serie de cómics manga “Priest” del coreano Hyung Min-woo, y tiene el honor de inaugurar un nuevo género cinematográfico, fruto de picar aquí y allá, y bien pasado por el túrmix de cine de acción y espectáculo: el western vampírico apocalíptico.

"¿Que la estética se parece a la del universo Mad Max? ¡Naaaaah!"

   Porque la peli se desarrolla en un universo estilo Franklyn o Dark City, con sociedades comandadas por la Iglesia y unos gobernantes corruptos que se reúnen en consejos al estilo de Star Wars, donde no falta un canciller tipo Palpatine (aquí Christopher Plummer) para meter cizaña. Lo de catalogar a esta peli como un western puro y duro no es gratuito. A parte de que el paisaje fuera de las miniciudades futuristas está en la línea del universo Mad Max, el desarrollo del argumento nos retrotrae a tiempos inmemoriales del género, cuando en la mítica Centauros del desierto del tuerto Ford, el “duro de los duros” John Wayne hacía de un ex-soldado confederado que tenía que luchar contra los indios para recuperar a su sobrina.

   Esta es la versión moderna (sería muy atrevido decir que mejorada) con Paul Bettany  como un ex-combatiente de guerra que, al estilo Rambo, siente nostalgia por las épocas en que disfrutaba acabando con los charlies, en este caso vampiros. Como con un caballo no llegaría muy lejos, el curilla tiene una chopper futurista espectacular con la que alcanza grandes velocidades como si tuviera un condensador de fluzo incorporado. Además, el tío vuela y se aguanta en el aire como el mismísimo Neo, que nosotros suponemos que es porque su jefe supremo (Dios) le habrá cargado algún programa de Jiu-Jitsu como en Matrix para ayudar a su guerrero matavampiros.

"Reconócelo, Vampiros y Vampiros: los muertos también son westerns vampíricos"

   Para acabar las semejanzas con la mítica peli de los Wachoswki, no puede faltar una Trinity que ponga cachondo al impertérrito párroco, en este caso Maggie Q (conocida por ser la asesina Nikita), quien es otra ex-combatiente acrobática de la Iglesia. Y para acabar de redondear esta estética westeriana, no podía faltar el malvado forajido sin moral y alma retorcida que desafía al bueno de la función. Ese es Karl Urban, quien disfruta emulando a Lee Van Cleef en aquellos míticos spaghetti western de Sergio Leone.

   Pero si algo destaca esta peli dentro de esta mezcla desacomplejada de géneros es la novedosa caracterización de los vampiros. La literatura y el cine del siglo XX nos han creado el concepto de los chupasangres como seres con forma humana que duermen de día en clandestinos ataúdes, sexualmente muy activos, y cuya modo de subsistencia se basa en engalanar a su presa con sus encantos para chuparles la sangre a colmillo limpio cuando su apetitoso cuello se pone a tiro. Pues bien, nuestro matarife eclesiástico se enfrenta, usando sus letales cruces retráctiles como su única arma, a feas alimañas noctámbulas, que son como feroces Gollums con cara de Alien y que se mueven como si fueran velocirraptores. Esto sí que son vampiros y no las mariconadas de Crepúsculo y sucedáneos semejantes./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Copas de yate
		Recomendada por Kuato a: quien crea encontrar un cierto parecido entre Darth Sidious y nuestro papa Ratzinger, lo que nos hace presagiar que pronto tendremos unas “Earth Wars”.
		No recomendada por Kuato a: los que tenían identificados a Tom Cruise, Brad Pitt o a Antonio Banderas, a la hora de visualizar a un vampiro.
		Ego-Tour de luxe por: esos confesionarios del futuro que son como cabinas de Gran Hermano a granel, donde puedes explicarle tus intimidades a una cámara de televisión con un cura haciendo de Merceditas Milá.
		Atmósfera turbínea por: ese final que nos deja un poco con las ganas aunque deje abierta la puerta a posibles continuaciones. No ha habido huevos de ver a un devoto sacerdote de Dios dándole un beso de película a una mujer cuya hombría le pone cachonda.

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