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SITGES 2012 crónica día 3: Entre nazis y maníacos

   

Entre nazis y maníacos

3er día de festival: Aftershock;
Lovely Molly; Iron Sky; Maniac

Por Chema Pamundi

 

<Con solo tres días transcurridos de certamen, me atrevo a hacer un vaticinio: en la rueda de prensa de clausura, la organización anunciará que se ha vuelto a batir el record de ingresos por venta de entradas. Lo digo porque jamás, en todos los años de festival que llevo ya en la mochila, he visto el nivel de chifladura que se está viviendo en esta edición por pillar una entrada para la sesión que sea. Yo mismo he intentado comprar tickets para varios amigos, y de momento llevo cero de doce.

   Todo está absolutamente agotado, ya sea en fin de semana o en día laborable, ya sea la nueva de Rob Zombie o un documental sobre Jerry Lewis. En las paredes de la zona de taquillas la gente va pegando post-its con su número de móvil pidiendo entradas para tal o cual sesión. Una cosa de locos. Vale que la experiencia de venir a Sitges a comerse una paella, fotografiar a unos cuantos famosos y ver un par de pelis de preestreno en el Auditori es cojonuda, y desde luego me alegro de que el festival haga caja y le salgan los números, pero teniendo en cuenta que el 90% de la programación se va a acabar estrenando en cines o colgando en internet en apenas un par de meses, esta masificación de parque temático se me antoja un tanto exagerada.

 

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Momentos antes del fatal acontecimiento

 

   Momento grande del día: antes del pase de Maniac en el Auditori ha salido a decir unas palabritas su director, el francés Franck Khalfoun. También se han entregado sendos premios “Màquina del Temps” a Elijah Wood y William Lustig (director de la Maniac original, así como también de la saga Maniac Cop). Total, ha habido un momento que entre los tres invitados, el traductor, la presentadora y el director del festival Ángel Sala, en el escenario había más gente que en un concierto de Los Manolos. En esa tesitura, quien ha acabado robando toda la atención ha sido el que menos se esperaba: Ángel Sala, que mientras Elijah Wood daba su charla de agradecimiento se ha caído de culo. Pero no metafóricamente, no, sino en el sentido más literal de la frase. El hombre estaba ahí quieto y de repente ha dado un pasito, ha tropezado con algo y se ha ido al suelo. No ha sido un costalazo súbito, sino una cosa a cámara lenta, así como en “bullet time”. Un deslizarse, un escurrirse hacia atrás, un intentar inútilmente agarrarse a la cortina y acabar igualmente con el culo en el suelo y las patas agitándose en el aire, dejando ver el color de sus calcetines (verdes, diría). Ha habido gran carcajada entre el público, e incluso algunas voces coreando “¡Otra-otra!”. Ha sido sublime.

   Y tras esta chorrada, las películas de hoy:

 

 

Aftershock (Nicolás López. Chile, 2012)

> AFTERSHOCK web del festival

   Un grupo de tres amigos, dos de ellos chilenos y el otro norteamericano (interpretado por Eli Roth), están de vacaciones a todo trapo en Chile. Cuando por fin consiguen ligar con un grupo de atractivas chicas que también andaban por allí de fiesta, se desata un devastador terremoto que convierte la ciudad de Valparaíso en un infierno de caos, muerte y destrucción. Sobre todo cuando los internos de una prisión de máxima seguridad aprovechen la coyuntura para fugarse y empezar a matar, torturar y violar a todo el que les salga al paso.

   A medio camino entre la superproducción y la serie B, Aftershock explota de manera competente la clásica temática del grupo de supervivientes forzados a cooperar para salir de una situación límite. Es algo ya visto mil veces, pero que sigue funcionando si se hace bien (no en vano, directores como John Carpenter se han labrado una carrera entera haciendo películas con ese patrón). La primera mitad de Aftershock discurre en un tono de comedia ligera, a medio camino entre Resacón en Las Vegas y un publireportaje pagado por el ministerio de turismo chileno. Mientras estás viendo esa parte, da la sensación de que se alarga demasiado sin que ocurra nada interesante (el grupo de protas va encadenando juergas destroyer, y nos enteramos de información banal como que uno de ellos es padre divorciado, que otro acaba de cortar con su novia y sigue colgado de ella, o que dos de las chicas son hermanas y no se soportan).

 

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"Ya sabía yo que en vez de Chile tenía que haber ido a Roma a rodar con Woody Allen"

 

   Sin embargo, cuando sobreviene el desastre (más o menos a mitad de la función), la cosa paga sus dividendos: ya conocemos a fondo a los personajes, y encima nos caen bien, con lo cual lo pasamos mal a medida que van palmando. Porque eso sí, el director Nicolás López no se corta ni un pelo a la hora de mutilarlos o liquidarlos, y además lo hace en un orden de preferencias distinto al que cabe esperar en este tipo de películas. Esta parte de Aftershock es una salvajada con todas las letras, llegando incluso  tomar un sorprendente atajo hacia el género del torture porn.

   Me cuenta una colega que ha vivido en zonas de actividad sísmica que los terremotos reales no se comportan para nada como el de la película. No importa, porque en el contexto de tebeo de acción y horror que ha elegido adoptar Aftershock todo vale, y lo cierto es que durante un buen rato funciona como un tiro. Lástima que en los 10 últimos minutos caiga en todos los errores que había logrado esquivar hasta entonces, incluyendo un clímax final de peli de psicópatas de lo más patatero, y un último plano sorpresa que parece un gag de El Correcaminos. Total, Aftershock está bien, pero con un poco más de cuidado hubiera estado mucho mejor.

 

 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey

 

 

Lovely Molly (Eduardo Sánchez. E.U.A., 2012)

> LOVELY MOLLY web del festival

   Entre la Aftershock que acabo de ver y Iron Sky, que veré por la tarde, tengo ante mí cuatro horas sin ninguna sesión a la que asistir, así que decido estrenar por este año la siempre salvadora sala de visionados para meterme entre pecho y espalda la cinta de terror independiente Lovelly Molly, nuevo trabajo de uno de los directores de El proyecto de la bruja de Blair. La elijo principalmente porque se pasará en una sesión Midnight Extreme que acabará a las tres de la madrugada, lo cual no es compatible con mis horarios matinales (la peli me interesa, pero no tanto como para quedarme sin dormir por verla).

   Al final, incluso a los fans más irredentos no nos va a quedar más remedio que reconocer que El proyecto de la bruja de Blair, la película de terror más rompedora de los 90, fue una feliz casualidad, una irrepetible tormenta perfecta. Lo digo porque la filmografía posterior y por separado de sus dos directores, Daniel Myrick y Eduardo Sánchez, ha estado muy por debajo de lo que cabía esperar. De los dos, Sánchez parece ser el que tiene un mayor talento visual y las cosas más claras a nivel narrativo (su currículum incluye dos correctos terrorcillos de serie B como Altered y Seventh Moon), pero de momento no ha logrado firmar ninguna obra que alcance un nivel de trascendencia similar al de su debut (por no decir que todas han tenido “trascendencia cero”).

 

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"Lo peor de La bruja de Blair fue tener que cagar en el bosque durante tres meses"

 

   Tampoco Lovelly Molly pasará a los anales como nada más que una regulera cinta de terror psicológico provocado por los traumas infantiles. La cosa va de una joven pareja de recién casados (Molly y Tim) que se instalan a vivir en la vieja casa donde ella se crió, en un lugar apartado en el quinto coño (¿es que los protagonistas de las pelis de terror no ven nunca pelis de terror?). A los pocos días las puertas empezarán a chirriar, la alarma antiladrones se disparará en plena noche sin motivo aparente, se oirán voces cazalleras susurrando el nombre de la chica, y en general se irá dejando sentir una presencia maligna que poco a poco irá poseyendo a la protagonista. Se veía venir. Cualquier pareja en su sano juicio se hubiera mudado en ese momento. La pareja de Lovely Molly no, y así les lucirá el pelo una hora y media de metraje después.

   Lovely Molly intenta camuflar su condición de tópica película de casas encantadas rascando ideas argumentales de El ente (el fantasma violador), El resplandor (la casa encantada que quiere que te quedes allí para siempre) y hasta de La casa muda (aquella peculiar cinta rodada enteramente con un iPhone y que pudimos ver en Sitges 2011). Sánchez maneja bien la puesta en escena, las oscuridades y los silencios, sabe dirigir a los actores (la prota, Gretchen Lodge, está especialmente creíble), y acierta al mantener buena parte de la trama en el linde entre lo real y lo imaginado, sin que lleguemos a saber a ciencia cierta si hay un elemento sobrenatural auténtico o todo es una simple paranoia de la chica (ex-heroinómana, por cierto).

   El problema es que todo ese entramado, todo ese esfuerzo, no hace más que engordar una película que no acaba de tener una dirección clara (demasiadas subtramas que la hacen dar bandazos del puro chiller de terror al drama conyugal o al thriller), que ni asusta ni emociona demasiado, que se ve lastrada por unos diálogos expositivos algo torpes, y que en definitiva va pasando hasta que se acaba. La carrera de Eduardo Sánchez post-Bruja de Blair sigue siendo tan invisible como el fantasma que acosa a la prota de Lovely Molly.

 

 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey

 

 

Iron Sky (Timo Vuorensola. Finlandia-Australia-Alemania, 2012)

> IRON SKY web del festival

   Voy a repetir de nuevo algo que digo cada año pero que siempre es cierto: películas como ésta NACIERON para proyectarse en el festival de Sitges. ¿Dónde sino vas a poder ver un cómic de aventuras sobre nazis que se esconden en la cara oculta de la Luna, mientras planean invadir la Tierra e instaurar en ella su Cuarto Reich? Eso sí, del mismo modo hay que reconocer que no todo el fantástico vale para Sitges. Y Iron Sky, una producción “crowdfunded” de 7.5 millones de dólares de presupuesto y con espíritu de “directa a DVD”, da la talla justita en un pantallón como el del Auditori, que destaca de mala manera todas las limitaciones de sus efectos especiales (que están muy bien para lo que es la peli, ojo) y lo que es peor, todos los defectos de su simpático pero desaprovechado guión.

 

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"No te quejes de la luna que peor sería ser un zombi como en la peli de Wirkola"

 

  Porque pasado su sugerente planteamiento inicial, Iron Sky se transmuta en una sátira política que elige como blanco principal al gobierno americano. Y ahí es donde se equivoca, porque por muy ocurrentes que puedan ser los chistes sobre Sarah Palin (que tampoco lo son tanto), las referencias a Teléfono rojo: volamos hacia Moscú o la parodia de cierta escena de El hundimiento particularmente popular en You Tube, al final no es para eso para lo que el público ha pagado su entrada. El público de Iron Sky es el de Star Wars y Capitán América, no tanto el de Borat o El dictador. El público de Iron Sky, creo, hubiera agradecido un poco más de pulp (en tono de comedia, claro, pero pulp), y un poco menos de chistes sobre Corea del Norte. Aunque igual estoy equivocado, claro.

   Pero bueno, al final uno tampoco puede quemar demasiada rueda con un producto como Iron Sky, porque… joder, ¡es que es una peli sobre nazis en la Luna! ¿Puede existir una premisa más guay que esa? Por tanto, pese a lamentar la ocasión perdida es preferible quedarse con lo bueno: un diseño de producción despampanante, un ritmo que no decae, y una simpática falta de pretensiones. Una gaseosa divertida pero menor.

 

 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey

 

 

Maniac (Franck Khalfoun. E.U.A., 2012)

> MANIAC web del festival

   Es fácil deducir que este remake de Maniac dirigido por Franck Khalfoun y apadrinado por Alexandre Ajá (productor y guionista del asunto) no alcanzará el mismo nivel de penetración popular que logró el producto original de William Lustig en 1980 (¿recuerdan la canción “Maniac”, que salía en Flashdance? Pues su autor la compuso inspirándose en la peli de Lustig). Sin embargo, en cuanto a pura calidad cinematográfica, y por lo poco que recuerdo de la primera versión, hay que reconocer que la nueva es netamente superior.

   El protagonista de Maniac es Frank (Elijah Wood), que trabaja como restaurador de maniquíes por el día, mientras que las noches las dedica a recorrer la ciudad cazando a chicas jóvenes y guapas para matarlas a cuchilladas y arrancarles la cabellera (que luego usa para decorar sus maniquíes). Pero lejos de ser el típico asesino psicópata sin alma y orgulloso de su obra, Frank es un individuo frágil, que vive una existencia torturada producto de sus traumas de infancia. Es consciente de que lo que hace es atroz, pero le resulta imposible contenerse. La cosa se complicará aún más cuando conozca a Anna, una joven fotógrafa con la que trabará amistad, y por la que se irá obsesionando paulatinamente.

 

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"¿Alguien más opina que Sam y Frodo eran algo más que amigos?"

 

   Lo que acabo de explicar es calcado al Maniac ochentero, sí, pero la novedad de este remake (y su principal baza ganadora) no está en su argumento, sino en su radicalmente innovadora manera de contarlo: la película está filmada casi por entero desde el punto de vista de Frank, como si miráramos directamente por sus ojos (el director solo se salta esa norma en algún que otro flashback, y en una especie de experiencia extracorpórea que le da al prota tras cometer uno de sus crímenes). Esa arriesgada decisión técnica no solo resulta epatante en el plano estético, sino también a nivel dramático, pues nos convierte en cierto modo en cómplices del asesino. Aunque obviamente no nos identificamos con las barbaridades que comete, ver las cosas desde su punto de vista nos obliga a tratar de entenderle, a sufrir con él. Queremos que sus víctimas se salven, pero al mismo tiempo estamos deseando que su imposible historia de amor con Anna acabe bien. No es una sensación agradable, pero joder si es intensa.

   Así pues, Elijah Wood protagoniza una película en la que solo aparece en pantalla mediante fotografías o reflejado en espejos. Y aún así, el hecho de que su personaje esté omnipresente durante todo el metraje potencia su interpretación, convierte cada plano que alcanzamos a ver de su cara en un latigazo. Nunca en toda su carrera ha estado más creíble. Sonará a boutade, pero si le dieran el premio a mejor interpretación masculina del festival yo sería de los que se partirían las manos aplaudiendo. Lo que menos me esperaba de un filme como Maniac es que me recordase al Drive de Nicolas Winding Refn, pero así ha sido. Salvando las distancias, Franck Khalfoun filma las calles nocturnas de Los Angeles con similar densidad, misterio y personalidad (la ciudad es casi un personaje más de la película), y también puntea la soledad del protagonista con una excelente banda sonora de canciones de género synth-pop. Maniac es enfermiza, brutal, oscura y en cierto modo incluso hermosa, del primer minuto al último. No creía que llegaría a decir esto, pero es de momento y con mucho lo mejor que he visto en Sitges 2012./>

 

 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame

 

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1 Respuesta

  1. Anónimo
    Mr.Moore<br />"...ha dado un pasito, ha tropezado con algo y se ha ido al suelo. No ha sido un costalazo súbito, sino una cosa a cámara lenta, así como en “bullet time”. Un deslizarse, un escurrirse hacia atrás, un intentar inútilmente agarrarse a la cortina y acabar igualmente con el culo en el suelo y las patas agitándose en el aire, dejando ver el color de sus calcetines" xDDD Bravo. Grande Angelitorl.. Fenómeno.

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