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SITGES 2017: FRANK LANGELLA rueda: Lecciones de vida

Frank Langella nos da lecciones de vida mientras nos habla de Drácula y Masters del universo

RAY ZETA

Frank Langella podría ser profesor de universidad. De Humanidades, por ejemplo, pues su discurso pausado, meditado, transmitido con calma y sosiego, tendría un efecto balsámico en todo aquel alumno que se le atravesara la asignatura. Porque es oír hablar a Frank Langella y entrar en un remanso de paz. Mejor que una charla con un monje de la Abadía de Montserrat, créanme, pues Langella no sólo habla de cine. Tiñe cada una de sus respuestas de su filosofía vital de vida, una filosofía vital basada en la dignidad y en el respeto, otorgándole a la reflexión y al pensamiento la importancia que le niega el mundo de hoy en día, más interesado en la prisa, la superficialidad y la inmediatez de los hechos que en las personas.

Quizás por eso, por tener un discurso que embelesa hasta la propia organización, la rueda de prensa dura cincuenta minutos en vez de los treinta habituales. No en vano Frank Langella fue el mítico Drácula de John Badham en 1979, y en una edición cuyo leitmotiv es precisamente Drácula, no se puede desaprovechar la oportunidad de conocer los pormenores del rodaje de primera mano. Así que una vez hechas las presentaciones, el peloteo de rigor hacia el Festival de Sitges por su 50 aniversario, y el agradecimiento por ser galardonado con un premio honorífico (con el que Langella nos regala su primera reflexión: ser premiado por toda una carrera le recuerda más las cosas que no ha hecho que las que ha hecho), empezamos a afilar los colmillos.

 

FRANK LANGELLA

"Mucho mejor mi Drácula que el de la nenaza de Luke Evans"

 

“El rodaje de Drácula fue muy estresante y desorganizado. Para construir el personaje me vi todas las pelis de Drácula de Bella Lugosi a Christopher Lee, y pensé qué podía hacer de diferente, así que me leí la novela de nuevo y me percaté que era un héroe gótico, al menos en mi mente, viviendo solo, sin compañía de personas que entendieran su gran problema, que era que necesitaba sangre para vivir. Empecé a formar la idea de que este hombre era un caballero elegante, y las personas que intentaban destruirle, los malos. Pensé en Drácula como un personaje al que querían destruir por ser único y diferente, como a los gays, a las mujeres o a los negros, por el miedo que infunde la diferencia en la ignorancia”.

“Es oír hablar a Frank Langella y entrar en un remanso de paz. Mejor que una charla con un monje de la Abadía de Montserrat”

¿Ven a lo que me refiero? Hasta para hablar de Drácula introduce una reflexión sobre el miedo que provoca el ser diferente en el ignorante… Sobre Masters del universo, en cambio, se muestra menos filosófico, y dice tener recuerdos muy felices de ella porque los asocia a uno de sus hijos. “Tenía un hijo de cuatro años, y cuando el director me pidió que interpretara a Skeletor, pensé que el personaje favorito de mi hijo era He-Man, pero igualmente me sentí muy feliz de hacer la película para mi hijo. Cuando acabó la película, el niño ya tenía cinco años, y yo le contaba que iba a ver a papá en una película de He-Man. Organizamos una proyección especial, lo senté en una butaca con palomitas y un refresco, y… se durmió (risas).

 

FRANK LANGELLA

"Llego a saberlo y pago a alguien para que se ponga la máscara de Skeletor"

 

Aunque acto seguido insiste en su discurso vital. No ve a Drácula como a un chupasangre, pero en la sociedad actual hay chupasangres de todo tipo: los laboratorios farmacéuticos, las aseguradoras, la política, las noticias… y las redes sociales, que son destructoras del misterio y de la intimidad, sin dejar tiempo para pensar, reflexionar, y digerir lo que sucede. “Y es que estamos viviendo una época que no distinguimos entre el blanco y el negro o entre el bien y el mal, sino que nos movemos en la gran zona gris intermedia de todo. O algo está bien, o está mal, y punto”. Y pone a Harvey Weinstein de ejemplo a colación de una pregunta: “violar a alguien, que una persona se aproveche de otra, sea hombre o mujer, está mal ahora, en el siglo XV y en el siglo X”.

Y Frank Langella sigue reflexionando sobre los valores más elementales incluso cuando atañe el fracaso de The Box a que la crítica se sintió decepcionada con Richard Kelly por no estar a la altura de su brillante debut con Donnie Darko. “A veces no es cuestión del producto sino de las circunstancias”, sentencia. Y así Frank Langella sigue filosofando hasta despedirse con una última reflexión acerca de la importancia de la longevidad: “en un mundo donde todo se consume al instante es muy importante el poder de lo duradero. No se da tiempo para que las cosas vayan sucediendo y desarrollándose, por eso el Festival de Sitges hace tan buen trabajo, porque se le nota la continuidad”. Lecciones de vida a cargo de Frank Langella.

 

■ SITGES 2017

 

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