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LA JUNGLA: UN BUEN DÍA PARA MORIR crítica: Añorar a Len Wiseman

   

Añorar a Len Wiseman

Vuelve John McClane en un quinto episodio
menos junglacristalero que los anteriores

Por Víctor Parkas

 

<Jungla de cristal, en su modo saga, ha experimentado con el paso de los años el proceso contrario al que la edad de su protagonista demandaba: si en la primera entrega un joven John McClane tenía que acabar con Alan Rickman y su grupo terrorista para defender el Nakatomi Plaza, el reposo que el veterano Bruce Willis merecía en la cuarta película era incompatible con su deber de salvar a todos los Estados Unidos. Entre medio de éstas quedaron un aeropuerto y la ciudad de Nueva York, siempre en trayectoria ascendente: cuántas más canas –es un decir, cabrones- peinaba McClane, mayor era el terreno que tenía que proteger y más aparatosas eran las situaciones en las que se veía envuelto el personaje interpretado por el actor de Nueva Jersey.

   Si en la cuarta parte Len Wiseman ya viró fuertemente el volante afectando a la trayectoria natural de la saga, que pasó de su aceptada y agradecida inverosimilitud original a una suspensión de la incredulidad más propia de la franquicia James Bond (un James Bond de axilas sudadas, claro) que de la de nuestro amado policía de Nueva York, este nuevo título continúa y potencia lo expuesto en su antecesora, subrayando los fallos que encontrábamos en aquella y repitiendo el abyecto tono autoparódico. Sobre eso último, especialmente olvidables son los chistes y punchlines de Bruce Willis en La jungla: Un buen día para morir, ya que apenas logra hacernos esbozar media sonrisa durante el grueso del metraje.

 

"Si Indiana Jones iba con su hijo en su última aventura, yo no iba a ser menos"

 

   De la misma forma que de El caballero oscuro: La leyenda renace se dijo que era una película de Batman sin Batman, bien podemos decir que La jungla: Un buen día para morir es un film de John McClane sin el propio McClane. En ambos casos ocurre lo mismo: el protagonista es relegado a secundario en su propia película. Como agravante, en el film que da nombre a esta reseña no es ya que su retoño, Jack, le robe (co)protagonismo a McClane senior, sino que la ausencia del segundo en el film es total; esto no significa que Willis no tenga –que la tiene- presencia en pantalla, sino que en su interpretación no hay absolutamente nada que nos recuerde al entrañable tipo que, entre pitillo y pitillo, con los pies descalzos reducía a pulpa a los secuaces de “la voz de Dios” en la película original: Bruce Willis se toma tan en serio sus frases en esta cinta como las de la execrable Vaya par de polis.

 

  "Este nuevo título continúa y potencia lo expuesto en su antecesora, subrayando los fallos y repitiendo el abyecto tono autoparódico"  

 

   Ni siquiera como película de acción La jungla: Un buen día para morir está rodada ni editada de forma solvente. Es conocido que Paul Greengrass, sin obviar sus aptitudes, no es santo de mi devoción. Bien: imaginen a Paul Greengrass rodando de valium El mito de Bourne y se harán una idea la magnitud de la tragedia dirigida por John Moore. La película se vertebra, además, en tres set pieces piramidales de pura acción, con lo que lo evidente de sus carencias es mucho más palpable. Sumando esto a un guión que hace más aguas que Otoh Gunga y que haría revolverse en su tumba a Mijaíl Gorbachov y allegados (lo de Chernobyl aún lo estoy digiriendo yo, figúrense) no hacen más que deslegitimar todo lo bueno, bonito y nicotínico de las películas de McTiernan y Harlin.

 

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"Sobre todo procura que no te pillen descalzo en un tiroteo"

 

   Sí que encontramos en esta quinta entrega un distintivo interesante que consigue, a duras penas, salvar los muebles de la estancia: la historia paterno-filial con la que se publicita el film y su analogía con la evolución del todo que forman los ya cinco títulos protagonizados por McClane. No nos engañemos: La Jungla: Un buen día para morir no es a las relaciones padre/hijo lo que James Cameron y Walter Hill esgrimieron con respecto a la maternidad en la pluscuamperfecta Aliens; en esta nueva Jungla de cristal, las escenas que (re)construyen el puente que debe unir a padre (Willis) e hijo (Jai Courtney) están planteadas de forma torpe, sí, pero reflejan del todo la realidad a la que se enfrenta una saga que, de tanto empeño en ganarse al nuevo espectador, fracasa estrepitosamente para los fieles a las entregas rodadas el pasado siglo.

   Si no decimos que La jungla: Un buen día para morir debería significar el punto y final de las aventuras de John McClane es porque, como telón, sería uno hecho jirones. El único cauce acertado –más por coherencia que por resultado- sería pasar el relevo del sello “Die Hard” a Jack McClane, pues para John ya va siendo, en la ficción, “un buen día para morir”. O, visto lo visto, para joderse la espalda. En lo particular a este film, las delicias para los que daban botes en el asiento con La Jungla 4.0 están aseguradas, pese a su lucidez menguante y a contener el “yipi-ka-yei” más forzado de la historia; para los que el tríptico original sea parte de su formación como espectadores, el villano encarnado en ésta por Radivoje Bukvic dice, en un momento de la película, lo que todos pensamos: “Ya no estamos en 1986”. No te jode, ni en 1988 tampoco, Bukvic. Ése es el problema. Ése y que John McClane, para nuestra desgracia, parece haber olvidado definitivamente qué activa antes el detector de metales./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Dos Caras Harvey
     
     
 
Recomendada por Kuato a:
de ser rencorosa, Demi Moore .
     
  No recomendada por Kuato a: los que cuando vieron La jungla de cristal convertida en una buddy movie con la película estrenada en 1995 se echaron las manos a la cabeza. La enjundia que Samuel L. Jackson desprendía en aquel film, Courtney ni la intuye.
     
 

Ego-Tour de luxe por: que los rusos sean el enemigo a batir. Supongo que los mad doctors nazis se los reservan para la sexta.

     
 

Atmósfera turbínea por: el “epílogo-reencuentro-musical”. Tiene la misma sensibilidad que un anuncio de entidad bancaria.

 

 

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