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MANIAC crítica: La mirada del mal

   

La mirada del mal

Remake de la cult-movie del 80 con Frodo
convertido en un hobbit asesino psicópata

Por Chema Pamundi

 

<La actual cultura cinematográfica del remake constante será todo lo cansina que queramos, pero hay que reconocer que algunas películas parecen haber nacido para ser reimaginadas. Hablando en concreto de terror, un género de lo más proclive al revisionismo y los experimentos formales, en los últimos años hemos tenido toda una oleada de nuevas versiones sorprendentemente buenas de clásicos como Las colinas tienen ojos, The Crazies, Escupiré sobre vuestra tumba o Posesión infernal (también otras que han meado sonoramente fuera de tiesto como las de La matanza de Texas, Pesadilla en Elm Street o Carrie, es cierto, pero mejor hagamos la vista gorda...). A las producciones independientes de los 70 y los 80, a menudo fecundas en ideas pero cortísimas en presupuesto, les suelen sentar fetén estos lavados de cara, que en algunos casos incluso han superado la calidad que tenía la película primigenia.

   Ahora nos llega el remake de Maniac (con dos incomprensibles años de retraso sobre su estreno estadounidense, pero bueno, al menos nos llega...), que quizás sea la mejor de la lista. Es fácil deducir que no alcanzará el mismo nivel de penetración popular que logró el producto original de William Lustig en 1980 (incluso inspiró una canción disco, que se acabó convirtiendo en hit al aparecer más tarde en la banda sonora de Flashdance), pero si hablamos de pura calidad cinematográfica, esta segunda versión le da sopas con honda. Casi podría decirse que el Maniac de Lustig (un slasher-film efectivo y carismático, pero un tanto lastrado por su amateurismo y su espíritu exploitation de “ver y olvidar”), parece ahora un mero ensayo general, a la espera de que llegaran el director Franck Khalfoun y el guionista/productor Alexandre Aja para brindarnos la versión definitiva de esta macabra y fascinante historia.

 

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"Retira ahora mismo que en El retorno del rey Sam prefirió a Rosie antes que a mí"

 

   El protagonista absoluto de Maniac es Frank (Elijah Wood, quien, tras Sin City y la serie de TV Wilfred, vuelve a demostrar que se desenvuelve aún mejor interpretando a personajes turbios que andando descalzo por la Tierra Media), un tipo bastante retraído y anodino que trabaja como restaurador de maniquíes por el día, mientras que dedica las noches a recorrer la ciudad cazando a chicas jóvenes y guapas, para matarlas a cuchilladas y arrancarles la cabellera, que luego usa para decorar sus maniquíes (sí, desde luego tiene que haber maneras más fáciles de ligar...). Sin embargo, lejos de ser el típico asesino psicópata desalmado y orgulloso de su obra, Frank es un individuo frágil, que vive una existencia torturada producto de sus traumas de infancia. Es consciente de que lo que hace es atroz pero le resulta del todo imposible contenerse, es un adicto. La cosa se complicará aún más cuando conozca a Anna, una joven fotógrafa con la que trabará amistad, y por la que se irá obsesionando de manera paulatina.

 

  "El Maniac de Lustig parece ahora un mero ensayo a la espera de que llegara Franck Khalfoun para brindarnos la versión definitiva de esta fascinante historia"  

 

   Lo que acabo de explicar es calcado al Maniac ochentero, sí, pero la novedad de este remake (y su principal baza ganadora) no está en el argumento, sino en su radicalmente innovadora manera de contarlo: la cinta está filmada casi por entero desde el punto de vista de Frank, como si miráramos a través de sus ojos (el director sólo se salta esa norma en algún que otro flashback, y en una especie de experiencia extracorpórea que le da al prota tras cometer uno de sus crímenes). Esa arriesgada decisión técnica no solo resulta epatante en el plano estético, sino también a nivel dramático. En primer lugar porque potencia a saco la interpretación de Elijah Wood, que está omnipresente durante todo el metraje pero solo aparece en pantalla mediante fotografías o reflejado en espejos, con lo cual cada plano que alcanzamos a ver de su cara es un latigazo; y en segundo lugar porque nos convierte en cierto modo en sus cómplices. Aunque es obvio que no nos identificamos con las barbaridades que comete, el plano subjetivo permanente nos obliga a tratar de entenderle, a sufrir con él. Queremos que sus víctimas se salven, pero al mismo tiempo estamos deseando que su imposible historia de amor con Anna acabe bien. No es una sensación agradable, pero joder si es intensa.

 

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"Así me quito la espina que en El retorno del rey Sam se casara con Rosie y no conmigo"

 

   Como era de esperar, Maniac hace gala de una brutalidad que pondrá a prueba a los espectadores más sensibles a la violencia psicótica (pero claro, es que de eso justamente va la cosa; no es un título adecuado para todo tipo de público y cualquiera que se ponga a verlo ya sabe lo que le espera...): Khalfoun no nos escatima casi nada en las escenas de acuchillamiento y arrancamiento de cabellera (al fin y al cabo vemos lo mismo que está viendo el asesino, es decir TODO), incluyendo algunos efectismos un tanto exagerados pero que funcionan bien como guiño/homenaje no sólo a la peli de Lustig, sino a toda una manera de entender el cine de psicópatas que se popularizó en los 80. Sin embargo, a la vez Maniac luce extrañamente elegante y estilizada. Quizás su referente visual más inesperado sea el Drive de Nicolas Winding Refn. Salvando las distancias, Franck Khalfoun filma las calles nocturnas de Los Angeles con similar densidad, misterio y personalidad (la ciudad es casi un personaje más), y también puntea la soledad del protagonista con una excelente banda sonora a base de sintetizadores (que mezcla canciones pop con inquietantes pasajes instrumentales en la línea de John Carpenter o Ennio Morricone).

   Maniac es enfermiza, salvaje, oscura y en cierto modo incluso hermosa, del primer al último minuto. Desde el respeto por el material de partida, pero renovándolo con una visión completamente rompedora, Khalfoun y Aja han dado una lección magistral de cómo actualizar una cult movie./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: quienes dicen que Elijah Wood sólo sabe hacer de hobbit. Se van a llevar una buena sorpresa.

     
 
No recomendada por Kuato a:
peluqueros
     
  Ego-Tour de luxe por: el brillante plano que homenajea el cartel de la película original, con el asesino de cintura para abajo sosteniendo el cuchillo en una mano y la cabellera de su última víctima en la otra. Todo un icono del cine de horror ochentero...
     
  Atmósfera turbínea por: en parte es una pena que este remake reemplace y eclipse por completo a la Maniac de William Lustig (que, a su modo, era una obra estimable), pero así es. Sencillamente, ya no hay ningún motivo para verla salvo el ansia completista...

 

 

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