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LITTLE PHENOMENA 22.04.12 crónica: El secreto de la pirámide + Howard… un nuevo héroe

   

Elemental, querido Howard

Spielberg VS. Lucas: el joven Sherlock Holmes
contra el pato que vino del espacio exterior

Por Ray Zeta

 

<“Little Phenomena”, así es como se ha bautizado a la nueva sección consistente en una doble sesión supuestamente infantil (lo de “Little” va por los más pequeños) programada en horario de tarde en lugar del nocturno habitual. Y digo supuestamente porque ambos títulos hubieran podido ser programados con cualquier otro de los que ya han pasado sin mayor problema. En primera convocatoria la holmeseriana El secreto de la pirámide, que hubiera encajado perfectamente junto a cualquier otra obra producida en los 80 por Steven Spielberg como Regreso al futuro, Gremlins o Los Goonies, y en segunda la patosa Howard… un nuevo héroe, que podría haber consolidado un programa de lo más animal (en el buen sentido) si hubiera tenido como compañera de cartel a ¿Quién engañó a Roger Rabbit? o Las tortugas ninja.

   Una producción de Steven Spielberg y una de George Lucas pues, los dos tótems de la industria que revolucionaron y sentaron las nuevas bases del cine fantástico en los 80. Visión obligada para todo fanboy del género que se precie de serlo, ya sea en sesión “Litte Phenomena”, “Phenomena Experience”, “Phenomena Grindhouse”, “Phenomena Collections” o “Phenomena de los palotes”. El nombre de la sesión es lo de menos porque esto es lo grande de los programas Phenomena, que se va al cine por ganas de ir al cine independientemente de la sesión que sea o de los títulos programados, como cuando íbamos de pequeños a dobles programas de cines de barrio sin saber qué películas daban hasta que llegábamos a la puerta.

 

PHENOMENA_Sherlock

"Aquí me tienen Robert Downey Jr. y Benedict Cumberbatch para lo que quieran"

 

   Al igual que la sesión de marzo La princesa prometida + Los Goonies, en la que se rifó un dibujo original de Cels Piñol, en esta ocasión también hubo sorpresita inicial: el sorteo entre los niños asistentes de tres regalos. Nacho Cerdà, a quien debemos estar eternamente agradecidos por haber impulsado la iniciativa phenomenera, rifó tres números con la inestimable colaboración del mismísimo Sherlock Holmes como mano inocente (luego presentado como un miembro del Círculo Sherlock Holmes de Barcelona). Primer regalo, una reproducción de Mazinger Z; segundo regalo, un DVD de V; y tercer regalo, dos cómics sobre Sherlock Holmes, demostrando que además de ser un modelo de educación infantil impecable, las sesiones Phenomena son también un vehículo de freakyzación que hará más por los niños que acuden a ellas que cualquier colegio, instituto o universidad a la que puedan asistir en el futuro. Como debe ser.

 

  "Como cuando íbamos de pequeños a dobles programas de cines de barrio sin saber qué películas daban hasta que llegábamos a la puerta"  

 

   Antes de la primera proyección, el tráiler de Lucky Luke, el intrépido, aventura del hombre que dispara más rápido que su sombra dirigida en 1971 (ahí es ná) por el mismo René Goscinny. Obra predecesora de la serie televisiva animada cuando Luke aún podía fumar impunemente sin necesidad de llevar una brizna de paja en la boca. Y por fin, El secreto de la pirámide, primer plato del menú. Recreación de la juventud de Sherlock Holmes a la Spielberg escrita por Chris Columbus y dirigida por Barry Levinson en 1985, en unos tiempos en los que gracias a la dinámica saga dirigida por Guy Ritchie y a la actualizada serie televisiva Sherlock, el personaje vuelve a estar de moda (si alguna vez dejó de estarlo). Público entregado de ante mano, como de costumbre, y aplaudiendo a rabiar momentos álgidos de la cinta como Holmes presentándose a Watson, encontrando el trofeo de esgrima escondido, sobrevolando Londres en la máquina voladora construida por el profesor Waxflatter, o ascendiendo desde el interior de la pirámide con ayuda de la lámpara central.

 

PHENOMENA_Howard

"Aquí me tienen el pato Donald y el pato Lucas para lo que quieran"

 

   Steven Spielberg en su más pura esencia por mucho que sea Barry Levinson quien dirija, con ecos de otros títulos de su filmografía como E.T. el extraterrestre (el vuelo nocturno) o Indiana Jones y el templo maldito (el episodio del sacrificio humano). Aventuras ágiles y briosas con elementos fantásticos aunque no sea un fantastique puro (como las alucinaciones y el mencionado vuelo), que no han envejecido ni un ápice pese a haber transcurrido 27 años (la parte de la escuela y la ambientación victoriana de las calles de Londres no es muy diferente a Hogwarts o el Callejón Diagón de Harry Potter). Todo un festival para los sentidos más que para el recuerdo, pues a diferencia de otras obras como la proyectada a continuación, El secreto de la pirámide es de las que hace gala de haberse mantenido fresca en el recuerdo del aficionado, como demuestra que ni un solo espectador abandonó la sala durante los títulos de crédito, a la espera del plano final en el que el profesor Rathe se revela como Moriarty, para despedir la película con una estruendosa ovación.

   Todo lo contrario del segundo plato de la velada: Howard… un nuevo héroe. Precedida por el tráiler de Fantasía, la película favorita de Walt Disney en la que puso imágenes a piezas de música clásica a modo de videoclips, siendo el episodio más famoso el que tiene a Mickey como aprendiz de brujo (ya ven que en esta ocasión los tráilers iban todos de animación), la película basada en el personaje de Marvel producida por George Lucas en 1986 para su amiguete de estudios Willard Huyck (que después de esto no volvió a dirigir nunca más), ya fue un petardito cuando se estrenó. Ochentera a más no poder (desde el peinado lacado de Lea Thompson a la música de su grupo de rock), con unas interpretaciones del todo hiperexageradas (Tim Robbins se lleva la palma en este aspecto) y unos efectos especiales que parecen sobreimpresionados en el celuloide con un rotulador fluorescente, el público se divirtió con los gags referenciales introducidos por Lucas (el póster paródico de En busca del arca perdida a la cabeza), se rió con los chistes guarretes del pato, y se descojonó con la caracterización de Jeffrey Jones en su ridículo papel de poseído por un ente extraterrestre maligno, para ser aplaudida al final como si se tratara de una obra cumbre de la ciencia ficción a la altura de Alien o Blade Runner. Es lo grande del Phenomena, que convierte a las películas buenas en mejores, y a las malas en divertidas./>

 

 

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