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REVENGE crítica: Polla violadora, a la licuadora

Alegato feminista sangriento con una prota que nada tiene que envidiar a Lara Croft en Revenge

CHEMA PAMUNDI

Pocas películas se van a estrenar de aquí a final de año, que sean más marcianamente relevantes que Revenge para entender la época del #MeToo en la que nos movemos. El cine de “violación y venganza” ha transitado siempre márgenes morales complicados, a menudo camuflando de presunto discurso social transgresor lo que era un simple ejercicio de exploitationy culto a la crueldad; y en dicha categoría entrarían incluso títulos de indudable mérito cinematográfico como Escupiré sobre vuestra tumba o La última casa a la izquierda. Otras veces, las menos, han aparecido obras de este subgénero que le han sabido dar la vuelta al calcetín y han logrado, de manera convincente, justo lo contrario: bajo el envoltorio de espectáculo divertido/bochornoso (aquí cada cual que se quede con el adjetivo que prefiera según sus tragaderas), se las han compuesto para lograr decir algo que mereciera la pena ser escuchado desde una perspectiva femenina. Kill Bill o la Ms. 45 de Abel Ferrara son dos ejemplos más o menos recientes y bien conocidos. Revenge, por suerte, engrosa esta segunda lista; y además en puesto destacado.

Una joven despampanante (sabe que lo es, y ejerce como tal) está pasando unos días en el casoplón de su noviete (pero hablamos de un casoplón MUY casoplón: nivel supervillano de James Bond), situado en pleno desierto, en medio de la nada. El tal noviete, por cierto, es un hombre casado. En estas que aparecen un par de amigos para llevárselo de caza y uno de ellos se encapricha con la chavala, tras interpretar erróneamente sus supuestas señales de flirteo. La cosa acabará con ella violada, arrojada por un acantilado y dada por muerta (normal, porque tras la caída queda empalada en un árbol). Pero no, el caso es que no está muerta. Lo que está es cabreada y dispuesta a hacer correr la sangre. De los tres. Porque, en una demostración injustificable de "malebonding", resulta que el supuesto noviete se ha puesto del lado de sus dos amigos.

 

REVENGE: acción

“Que se vea que a mi lado Alicia Vikander como Lara Croft es una nenaza”

 

A partir de este planteamiento bastante de manual, la debutante directora y guionista Coralie Fargeat desarrolla una variante “granguiñolesca” de las ya mencionadas cintas de rape & revenge, cuyo factor diferencial respecto a casi todas ellas es eludir por completo cualquier sombra de realismo, en favor de la lógica y la estética propias de un tebeo extremo para adultos: humor negro por un tubo, una sensacional fotografía saturada de rojos y amarillos (hay planos que realmente parecen viñetas), una exageración absoluta en la violencia (tanta hemoglobina no cabe en un cuerpo humano; así de simple), un dibujo de personajes sencillo pero bien arquetipizado (ella es sobre todo una tía de recursos, ellos son odiosos e imbéciles, pero cada uno por motivos distintos), y una serie de giros locos de guion para volver a darle un "turbo-boost" a la acción cada vez que parece que vaya a perder velocidad. Habrá quien diga que Revenge sea un mero ejercicio de estilo; bueno, pues aunque así lo fuera (que no lo es) sólo cabría decir que, como ejercicio, es sobresaliente.

“Habrá quien diga que Revenge sea un mero ejercicio de estilo; bueno, pues aunque así lo fuera (que no lo es) sólo cabría decir que, como ejercicio, es sobresaliente”

Ahora bien, más allá de la casquería, ¿dónde está la presunta relevancia discursiva de Revenge? Pues está en el modo en que Fargeat construye y desarrolla a la mujer protagonista: empieza filmándola desde la perspectiva del ojo masculino más atávico y testosterónico, como un mero arquetipo hipersexualizado, es decir siguiendo las reglas narrativas típicas para “una película así”. Sin embargo, tras la violación la muchacha no pasa por el habitual estadio de víctima desesperada, ni de juguete roto que para eliminar a sus agresores necesite transformarse en un monstruo psicótico al mismo nivel que ellos. En lugar de eso se mantiene como un personaje cuerdo y positivo, una superviviente y una guerrera decidida a tomar el control de su destino. Por supuesto, para que todo esto sea creíble hace falta una actriz capaz de transmitir empatía sin apenas diálogos, simplemente sangrando, sudando, corriendo y ejerciendo de badass forzada por las circunstancias. Matilda Lutz se lo curra con creces, aguantando de sobras el subidón constante de intensidad de la historia y metiéndose al espectador en el bolsillo de manera incondicional desde que arranca su pesadilla. Lutz no ganará un Globo de Oro, pero cuesta imaginarse a otra intérprete que pudiera haber clavado mejor lo que el guion necesitaba en cada momento.

 

REVENGE: acción

“Ya decía yo que debíamos haberla invitado a cenar antes”

 

Lejos de criminalizar o rechazar sin más explicaciones un tipo de cine que casi siempre se ha pasado de tópico y machista, Coralie Fargeat lo desmonta, te enseña las piezas que no funcionan, y lo vuelve a armar demostrando que cualquier material dramático se puede tratar de manera válida. Uno no acaba la proyección de Revenge deprimido ni con el estómago del revés, sino exultante, igual que después de haber visto a Ellen Ripley matar a la reina alien o a Sarah Connor aplastar al Terminator en una prensa hidráulica. Aquí no se abunda en el discurso de que la mujer es la eterna víctima propiciatoria, el conejo indefenso ante los faros del coche, sino un ser psicológica e intelectualmente superior a sus enemigos. Porque Revenge es una salvajada, claro que sí, pero una salvajada de espíritu luminoso y optimista.

Entonces, ¿merece la pena pagar una entrada para ver Revenge? Depende de lo que uno busque. Es trash y gore en estado puro, pero también es mucho más astuta de lo que cabía esperar, es alucinante a nivel visual y, lo más importante de todo, es divertida a rabiar. Hay que estar dispuesto a entrar en la premisa y en el mundo que nos plantea, claro (un mundo en el que, cuando le pegas a alguien un tiro que le revienta las tripas, se hace un vendaje con film de cocina y sigue repartiendo estopa), y hay que estar aún más dispuesto a asumir que una temática así de cafre puede disfrutarse sin sordidez, como un divertimento, si se le aplica el tono y el ritmo adecuados. De eso va el cine. Es decir que sí, todo eso significa que Revenge es una película fenomenal.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Venus Hall of Fame

INF VNV 5

Recomendada por Kuato a: feministas (de cualquier sexo) con las miras abiertas.

No recomendada por Kuato a: quien no esté dispuesto a asumir que la ultraviolencia, los gags estilo Wile E. Coyote, y el debate sobre la violencia de género. Caben en los mismos 108 minutos de una película.

Ego-Tour de luxe por: la escena de la violación, equilibrio perfecto entre fondo y forma. Eludiendo el morbo por el morbo pero con toda la intensidad, angustia y mala baba que era necesaria, resume de perlas lo que es Revenge, un filme lleno de momentos explícitos pero sin un solo plano gratuito.

Atmósfera turbinea por: esos críticos pesaos que no tienen problemas en tragarse que Ethan Hunt sobreviva a todas sus misiones imposibles sin romperse el cuello, pero luego te discuten que la prota de Revenge pueda correr teniendo un agujero en el vientre.

 

REVENGE. "Revenge" (Francia, 2017). Dirección y guión: Coralie Fargeat. Reparto: Matilda Anna Ingrid Lutz, Kevin Janssens, VincentColombe y Guillaume Bouchède. Estreno en Venusville: 24/08/2017.

 

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