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SALVAJE crítica: Maximus Colosus Colericus

Versión de El diablo sobre ruedas con Russell Crowe en plan Mad Max, salvaje de autopista

ROBERT THORNHILL

Aunque Salvaje nos llegue a España en los albores de la presunta recta final de la pandemia, tiene el honor de haber sido el primer estreno en los USA después de aquellos largos cinco meses de confinamiento, tras Bloodshot y La caza lanzadas en marzo. Esa valentía le hizo cosechar unos buenos resultados, dadas las circunstancias, huyendo del enfrentamiento con blockbusters que le hubieran hundido en la miseria. Salvaje es una de esas películas con aromas a serie B que tendría todos los puntos para ser pasto de las extensas garras de las plataformas de streaming, pero que la omnipresencia del gran Russell Crowe y este raruno año de aplazamientos, la ha aupado a tener una oportunidad en la gran pantalla, cosa que nos satisface profundamente.

Como ocurriera en La verdadera historia de la banda de Kelly, ese histrionismo psicótico de Crowe es, de largo, lo mejor de la película, y aunque interprete a un gordo asesino desquiciado por la vida… inevitablemente empatizas con él de la misma manera que lo hacemos cuando nuestro Nicolas Cage empieza a poner sus caras de lunático en Mandy o Color Out of Space. El semidesconocido director Derrick Borte le da manga ancha para que haga lo que le salga de las narices, y el mítico Maximus Decimus simplemente se deja llevar en ese nuevo registro hasta ahora no explotado por el actor australiano, comparable a ese Jack Nicholson desatado en El resplandor.

 

"Repite si te atreves que ahora entiendes por qué en Gladiator me llamaba Máximo"

 

Como ocurriera con la impertinente Shelley Duvall en la obra maestra de Kubrick, la víctima propiciatoria del festín de muerte y violencia de Salvaje es una desastrosa madre divorciada interpretada por Caren Pistorius, cuyo personaje resulta bastante antipático y casi que nos alegramos que le den su merecido. Nos provoca el mismo efecto que el ver a Michael Myers desangrando a adolescentes pesaditos hormonalmente atontados en cualquier entrega de la saga Halloween. En este caso, el matarife de turno es un Crowe en plan gordo cabrón, con una apariencia a caballo entre Bud Spencer y John Goodman, que se cruza en su camino iniciándose una versión urbanita de El diablo sobre ruedas, donde el hijoputismo del perseguidor se multiplica por cien.

“El desarrollo argumental de Salvaje es sincero e intachable: una gimcana urbana donde la tensión no decrece ni un instante con escenas adrenalíticas una detrás de otra”

Obviando ese mensaje inicial maniqueo de que la vida en la ciudad es un infierno (¡sic!) el desarrollo argumental de Salvaje es sincero e intachable: una gimcana urbana donde la tensión no decrece ni un instante con escenas adrenalíticas una detrás de otra, en esa life invasion donde una mole barbuda persigue por toda la ciudad a una insolente mujer que le ha tocado el claxon en un semáforo. Esas frenéticas persecuciones en coche coreografiadas por el mismísimo Michael McCusker (ganador del Oscar al mejor montaje por Le Mans’66 ) marcan el timing de una trama con las mínimas pausas para coger aliento.

 

"Te lo juro, si no fuera por lo gordo que está, creería que es el de Gladiator"

 

Porque al contrario de lo que pasaba en otro referente como es Un día de furia, donde las tramas paralelas (con Robert Duvall, principalmente) ralentizaban los arrebatos coléricos de aquel entrañable pasota Michael Douglas, Salvaje es honesta con el espectador y con ella misma: aquí hemos venido a pasárnoslo bien y no hay tiempo para distracciones. Así, entre persecución y persecución callejera jugando al gato y al ratón, vamos viendo como le clava a uno un boli en la nuca, se lleva por delante con su camioneta a un flipado que va de héroe, o empala con un cuchillo a una pareja de enamorados. Todo a un ritmo de vértigo que no te da tiempo a pensar en las posibles inverosimilitudes que nos hayan ido colando por el camino. 

Es muy probable que en un año 2020 normal, con los estrenos por todo lo alto previstos de Mulan, Eternals o Top Gun: Maverick, Salvaje difícilmente hubiera tenido hueco en la cartelera, pero ha sabido aprovechar su momento y asomarse como un buen entretenimiento cien por cien disfrutable, muy de agradecer en estos tiempos. Y todo un acierto por parte de uno de los mejores actores de esta generación como Russell Crowe, intervenir en películas como ésta, de bajo presupuesto y con sabor a serie B, tal como lleva haciendo hace mucho tiempo Nicolas Cage. Con un poco de suerte, en unos años, lo veremos paseando por el hotel Melià de Sitges firmando autógrafos.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: los que siempre han querido ver a un psychokiller urbano, gordo y con barba, que no necesita máscaras para acojonar.

No recomendada por Kuato a: los que les parecía exagerada la actitud de Michael Douglas en Un dia de furia. Aquí, lo del bazooka se queda corto.

Ego-Tour de luxe por: sin duda esa escena del bar (muy parecido al de Pulp Fiction) donde Crowe se ensaña con un abogado matrimonialista. ¡Qué grande!

Atmósfera turbinea por: el personaje de la mujer que se duerme, es impuntual en el trabajo, y hace llegar tarde a su hijo al colegio. Se merecía lo peor en esta película.

 

SALVAJE. Estreno en Venusville: 06/01/2021.

 

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