SILENCIO EN LA NIEVE rueda: ¿Frío, yo? ¡Nunca!

Juan Diego Botto confiesa que la próxima vez que ruede en Rusia llevarán calzoncillos Damart

■ RAY ZETA

CINES RENOIR FLORIDABLANCA, BARCELONA, 18/01/2012. O mejor sí, porque por mucho que la película a presentar vaya de la División Azul y de detectives en la Segunda Guerra Mundial, si algo se ha erigido en protagonista involuntario de la rueda presidida por el director Gerardo Herrero, los actores Juan Diego Botto y Sergi Calleja, y el novelista Ignacio del Valle, ha sido el frío, y no el que hacía en la sala en la que ha tenido lugar, sino la que pasó todo el equipo rodando en Lituania. Así ha empezado explicándolo Gerardo Herrero cuando se le ha preguntado por las principales dificultades de rodar una producción de estas características.

“El principal escollo fue el frío. El frío fue por un lado el reto y por el otro la dificultad. Hubo un día en el que hubiera dimitido si hubiera podido hacerlo (“yo también”, añade Juan Diego Botto). Hacía tal frío que estábamos a -27 grados y una de las cámaras dejó de funcionar porque se heló a pesar de que teníamos calentadores para que no pasara. Cuando al final de la película las temperaturas estaban a -7 nos parecía que hacía un tiempo estupendo, nos quitábamos las cazadoras e íbamos en jersey”.

Ignacio del Valle "Helado", Juan Diego Botto "Pelado", Gerardo Herrero "Congelado" y Sergi Calleja "Rasca"

Eso como primera toma de contacto del respetable. Y debió hacer frío de verdad, porque la meteorología siguió ocupando minutos de intervenciones. Juan Diego Botto lo recuerda así con un habla clara y pausada: “El primer día de rodaje con esas botas de cuero miserables y esos calcetines de lana miserables, a los diez minutos tenía los pies absolutamente congelados, los dedos absolutamente congelados y no podía hablar. Esto va a ser imposible, me dije, pero luego poco a poco te vas acostumbrando”.

"Cuando las temperaturas estaban a -7 nos parecía que hacía un tiempo estupendo, nos quitábamos las cazadoras e íbamos en jersey"

O no, porque pese a haber ido muy bien el rodaje de Lituania, todos se alegraron cuando se trasladaron a Alicante para rodar interiores, pues a esas alturas la única diferencia entre ellos y un muñeco de nieve era la zanahoria de la nariz. Sergi Calleja, actor conocido mayormente por sus trabajos en las series de TV3, fue uno de los privilegiados: “Llegué a Alicante con un calor radiante, todo sudado”, ha explicado, y de aquí ha salido que acostumbrado a grabar en televisión siempre a contrarreloj, con el tiempo que tuvo para preparar sus dos únicas escenas, acabó de construir su personaje con matices de su cosecha gracias a la libertad que le dejó el director (un personaje de gran fuerza y vital para la película. Suyos son los chasquidos de mandíbula y la cancioncilla tarareada).

"Por eso mi próxima peli será un remake de El abominable hombre de la Costa del Sol"

Dejado el frío como el tema de debate cuando todos los presentes estábamos ya tiritando por autosugestión, nos han explicado que el primer impulsor del proyecto fue Carlos Saura al descubrir la novela en la que se basa la película, “El tiempo de los emperadores extraños”, y que pese a situarse en el frente ruso de la Segunda Guerra Mundial entre los integrantes de la Divisón Azul, siempre acometieron el film como un thriller detectivesco. “Eso es lo que más me gustó del guión”, ha defendido Juan Diego Botto, “la historia detectivesca con un personaje muy de cine negro, opaco, que no sabemos mucho de sí mismo aunque intuimos que ha tenido un pasado complejo, que parece que no está a gusto en su entorno”.

Sólo entonces salió a colación el tema de la División Azul (y gracias a Dios, porque lo habitual en ruedas de prensa de películas con temas políticos de fondo, es que se hable más del tema político que de la película), contándonos que es un tema tabú que nadie quiere recordar porque está considerado como una de las grandes cagadas de Franco (“Hace 30 años que no se escribía una novela sobre el tema”, apunta el autor del libro), pero que curiosamente, desde que se ha empezado a vender el libro (ya va por la segunda edición) y a promocionar la película, todo el mundo parece haber tenido un abuelo en la División Azul. Lo que debe ser verdad, porque han sido pronunciar estas palabras y levantar la mano uno de los periodistas para decir, precisamente, que su abuelo estuvo en la División Azul.