STAR TREK: EN LA OSCURIDAD crítica: Naves de montar calientes

Naves de montar calientes

Kirk y Spock regresan a bordo de una Enterprise
más grande, más rápida y más caliente que nunca

Por Ray Zeta

<Realizar la secuela de un éxito no es fácil. Ya se han presentado los personajes en la primera película, así que se tiene que entrar directamente en materia con una historia que enganche, hacer que los personajes evolucionen, y darle al público lo que espera más y mejor, sin caer por ello en excesos gratuitos. Por eso en la mayoría de las trilogías el segundo episodio es el que sale peor, al resultar una mera copia forzada y exagerada del primero, para volver a un nivel digno con el tercero (Matrix, Misión imposible, El señor de los anillos, Men in Black, Iron Man...). Y aún más difícil es todavía si de lo que se trata es de rebootear una saga mítica como Star Trek con 50 años, cinco series y diez películas a sus espaldas. En definitiva, el reboot de Star Trek y sus secuela era un marronazo, una patata caliente y un muerto con maleta para cualquier director con dos dedos de frente.

Pero por suerte para nosotros, J.J. Abrams no tiene dos dedos de frente sino cuatro. Cogió a la nave Enterprise por las hélices, la vació de momias y vacas sagradas, le quitó el polvo y las telarañas, desapolilló los uniformes, engrasó los motores, y listos. Consiguió realizar el reboot perfecto de una saga mítica, con una dirección briosa al servicio de un guión brillante, un casting adecuadísimo, y una descripción de los personajes tan matizada como acertada. Prueba superada con matrícula de honor. Y ahora llega su secuela y vuelve a aprobar el examen con nota, ya que a pesar de las dificultades citadas que conlleva toda secuela, Star Trek: En la oscuridad es una secuela digna de su antecesora, con un guión que funciona con la precisión de un reloj suizo, una concatenación de set pieces de acción que ya quisiera cualquier blockbuster puntero, y una dirección a la altura de todo ello.

"Lo malo de estar en Star Trek es que nos privará de salir en las nuevas de Star Wars"

Y eso que tal como empieza no lo parece, ya que presentados los personajes en la primera parte, Abrams opta por abrir con una escena de acción a modo de prólogo. No se asusten si detectan en ella un exceso de humor infantiloide y les recuerda en demasía el estilo de las Indiana Jones y las Piratas del Caribe, al poco sale Khan y pone las cosas en su sitio. Porque este personaje es uno de los grandes aciertos de la peli. Benedict Cumberbatch se aparta de la creación de Ricardo Montalbán y compone un villano frío y distante con la gran elegancia de los supervillanos. Un supervillano con poderes de superhombre creado genéticamente que combina rasgos de Lex Luthor, profesor Moriarty y Hannibal Lecter, capaz de aniquilar un planeta entero con la misma frialdad con la que se depila los pelillos de la nariz. ¿Recuerdan aquella frase de Hitchcock que decía que cuanto mejor es el villano, mejor es la película? Pues Abrams tomó buena nota de ella el día que la citaron en la escuela de cine.

"Su secuela vuelve a aprobar el examen con nota, ya que Star Trek: En la oscuridad es una secuela digna de su antecesora"

E igual que sale el viejo Khan también salen nuestros buenos amigos los klingons en el planeta Kronos. Sólo es un momento a modo de regalo para los trekkies, y de hecho sólo a uno de ellos se le ve la cara, pero es suficiente para descubrir que aunque se afeiten y se rapen, siguen igual de feos. Mientras, el capitán Kirk y el comandante Spock siguen su particular relación sentimental en silencio. Impulsivo e indisciplinado como un colegial en viaje de fin de curso, uno, metódico y cuadrado como un matemático alemán, el otro, siguen adelante su andadura personal lentos pero seguros con paso firme. En la primera película se tenían manía, en ésta ya se declaran su amistad y se cogen de la mano a través de un cristal, así que a este ritmo vulcano en la tercera ya se la cogerán de verdad, en la cuarta se darán un besito, y así gradualmente hasta acabar consumando su amor al menos en la quinceava parte (lo que de ser así querrá decir que habrán trece entregas más de la saga, lo que es una buena noticia… Ah, y de que Spock esté liado con Uhura y de que Kirk se tire todo lo que lleve falda no hagan caso, es una tapadera para disimular delante de la tripulación).

"No os preocupéis, lo mismo dicen de Astérix y Obélix y bien machos que son"

Entre medio, expediciones a planetas desconocidos como Nibiru, paradas en planetas hostiles como Kronos, volcanes en erupción, indígenas cabreados y klingons aún más cabreados, despiadados terroristas interestelares, espectaculares explosiones y tiroteos, emocionantes vuelos humanos espaciales (¿recuerdan cuando en la primera parte, se lanzan en caída libre a destruir la perforadora? Pues aquí hacen lo mismo de nave a nave), duras peleas cuerpo a cuerpo, y frenéticas persecuciones por las calles y cielo de Londres (en Misión imposible 3 era Pekín), además de las teletransportaciones habituales marca de la casa. Ciencia ficción de la buena, en definitiva, sucediéndose a buen ritmo hasta llegar a un trepidante clímax accionero que mantiene el culo del espectador pegado a la butaca como el de Jim Kirk lo está a la silla de capitán. Nos mostrábamos reticentes cuando se anunció el alto número de reboots que Hollywood tenía en cartera, pero tras ver Batman Begins, Casino Royale, X-Men: Primeras generación, y estas Star Trek (The Amazing Spider-Man haremos como si no existiera), no podemos hacer más que respirar tranquilos si gente como J.J. Abrams está detrás de los proyectos.

Porque Abrams está demostrando ser el nuevo rey Midas de Hollywood que convierte en oro todo lo que toca, ocupando el trono que hasta ahora pertenecía a Steven Spielberg. Su habilidad para relanzar sagas y series existentes es indiscutible. Su Misión imposible 3 es la mejor secuela de la franquicia iniciada por Brian De Palma, y el reboot de Star Trek que nos ocupa con los dos episodios realizados por el momento está fuera de toda duda. Talento, espectáculo y comercialidad, aplicando el tono justo sin caer en el infantilismo y la comicidad de Piratas del Caribe, ni en la pedantería y solemnidad que imprime Christopher Nolan a sus producciones (tanto su Batman como su Superman parece que soporten el peso del mundo sobre sus hombros y que caguen mármol), así que si este tipo es el encargado de continuar Star Wars con una nueva trilogía, la saga de los Skywalker está en buenas manos./>

INFORME VENUSVILLE

		Sentencia Quaid: Venus Hall of Fame



		Recomendada por Kuato a: espectadores amantes de hacer limpieza. Llega un momento que hay que levantar el sofá y barrer el polvo que se ha acumulado debajo de él, ¿no? Pues con las sagas galácticas hay que hacer lo mismo. Y aquí se ha hecho.

		No recomendada por Kuato a: espectadores incapaces de tirar nada y aún conserven calzoncillos que llevaban en los años 60. Hay que renovarse o morir.

		Ego-Tour de luxe por: el shock que supone ver a Peter Weller tan retocado, estirado e injertado. Tal como tiene ahora el careto este hombre, podría hacer de Robocop sin máscara sin necesidad de maquillaje.

		Atmósfera turbínea por: la escena prólogo de los indígenas del planeta Nibiru. Me pareció estar viendo correr a Jack Sparrow con capucha.