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STAR WARS reportaje: Ésta no es la trilogía que buscáis

   La tercera película (La venganza de los Sith), intenta desesperadamente recuperar el terreno perdido en las dos anteriores entregas, y es donde realmente se desarrolla toda la historia. Se desarrolla de manera torpe y atropellada, claro, porque Lucas encuentra tremendas dificultades para contar en dos horas lo que no ha querido contar en seis. Todo ocurre a mil por hora, y se pasa de una escena a otra casi sin pausa para que los personajes acaben sus frases. Anakin cae en el Lado Oscuro, se desvela el plan de Darth Sidious, tienen lugar las Guerras Clon, mueren todos los Jedi, se desintegra la República, nacen Luke y Leia, Yoda se exilia, Anakin se convierte en Darth Vader...  Todo esto, repito, se produce a tal velocidad que no da tiempo a disfrutarlo. Es por supuesto la mejor de las tres películas (que tampoco es decir mucho), pero se resiente de tener que soportar sobre sus espaldas todo el peso de la trilogía, y en vez de la esperada catarsis final termina por producir cierta indiferencia.

   En realidad, lo que probablemente debería haber hecho Lucas era comprimir las tramas de La amenaza fantasma y El ataque de los clones en una sola película (la cosa tampoco daba para más), y dedicar los Episodios II y III a explicarnos las Guerras Clon, la caída de Anakin al Lado Oscuro y el advenimiento del Imperio, que era lo que DE VERDAD nos interesaba ver a todos. Respecto a las Guerras Clon, su desaparición resulta especialmente sangrante por ser un periodo de particular relevancia en la carrera de Anakin Skywalker y Obi Wan Kenobi, y porque no parece de recibo haberlas eliminado para luego perder el tiempo con carreras de vainas, reuniones del senado, prescindibles escenas de humor estilo Mr. Bean a cargo de Jar-Jar Binx o R2D2, o con las broncas entre la Federación de Comercio y el planeta Naboo (que ni siquiera están justificadas argumentalmente, más allá de formar parte del “gran plan” de Darth Sidious para desestabilizar a la República).

 

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"Scarbinks", el precio del poder

 

   A cambio de todo eso, las Guerras Clon se han visto marginadas a una serie de animación de Cartoon Network que, dicho sea de paso, tiene más tensión dramática, más coherencia y más espíritu genuinamente Star Wars que las tres películas de la nueva trilogía juntas (como no podía ser de otro modo, viniendo del autor de series tan soberbias como Samurai Jack o Las Super Nenas). Tras años y años de hacernos agüilla imaginando lo espectaculares que podrían ser las Guerras Clon en la gran pantalla, Lucas ha decidido convertirlas en plato de segunda mesa. Pero eso sí, en su lugar tenemos una carrera de vainas de un cuarto de hora. Ssstupendo.

 

 

6. Personajes incoherentes

   Evidentemente, Lucas ya no es el mismo guionista que era en 1977, y por lo tanto no se le puede pedir que sus personajes sean iguales ahora que entonces. Todo el mundo evoluciona, ya viva en el mundo real o en uno de ficción. Ahora bien, cuando se está tratando con iconos arquetípicos (y Yoda, R2D2 y compañía lo son), hay ciertas normas que el sentido común indica que uno no debe saltarse. De igual forma que ocurre con Batman o James Bond, los personajes de Star Wars sólo saben moverse dentro de unos parámetros muy estrictos, y cuando los sacas de ahí el conjunto cruje. Los personajes de las películas clásicas de Star Wars eran arquetipos geniales. Sencillos pero bien definidos y con una personalidad única e inmediatamente reconocible para el espectador: el contrabandista canalla pero con un corazón de oro, el anciano mentor, el joven aprendiz de héroe idealista, la heroina independiente y determinada, o el villano deforme, despiadado e inhumano que es más de lo que parece a primera vista.

   Pero eso no es lo mejor. Lo mejor es que la gente vibraba incluso con secundarios que apenas aparecían en pantalla, como Moff Tarkin (el comandante de la Estrella de la Muerte, y único “amigo” genuino que parecía tener Darth Vader), Bobba Fett o Wedge Antilles (el único piloto rebelde, junto con Luke Skywalker, que sobrevive a los ataques contra las dos Estrellas de la Muerte). De hecho, la fórmula funcionaba tan bien que incluso una nave espacial, el Halcón Milenario, adquiría practicamente el estatus de un personaje más dentro de la historia. El Halcón Milenario tiene más carisma que el 90% de los personajes de carne y hueso que aparecen en la nueva trilogía.

 

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Decididamente, George Lucas no sabe en qué saga está

 

   Porque, por desgracia, Lucas ya no tiene la energía suficiente para crear una galería de nuevos personajes con cara y ojos, capaces de cargar con el peso de las películas. Lo intenta con Jar-Jar Binx, pero todo el mundo lo odia. Lo intenta con villanos como Darth Maul o el Conde Dooku, pero sólo provoca indiferencia. Lo intenta con Mace Windu, pero no le da más que una escena de cierto empaque en toda la trilogía (su duelo contra Palpatine) y además lo mata de manera ridícula. Lo intenta (y casi lo consigue), con Qui Gon Jin, pero comete el error garrafal de liquidarlo en el Episodio I. Al final, a Lucas no le queda más remedio que tirar del catálogo de personajes de los films clásicos, para intentar que el espectador mantenga su vínculo emocional con la saga. Así, en el peor de los casos, cuando la narración hace aguas, la acción se estanca y nada funciona (algo que, en un momento u otro, ocurre en las tres películas), todos seguimos pendientes de la pantalla esperando ver el consabido cameo de Chebbwaca, la aparición de Boba Fett en edad preescolar, o el inserto de los moradores de las arenas disparando contra los participantes en la carrera de vainas.

   Todo esto se lo perdonaríamos, si al menos con los personajes clásicos lograse remontar el conjunto y recuperar parte de la “vieja magia”. Sin embargo, Lucas también ha perdido su toque a la hora de tratar a estos personajes. Mirados fríamente, Obi Wan Kenobi y Yoda sencillamente no son los mismos personajes que eran en la trilogía original. Tienen sus mismos nombres, visten su misma ropa, y guardan (al menos en el caso de Yoda) su mismo aspecto físico, sí, pero ahí acaban las similitudes. El Yoda clásico era un mentor en el más amplio sentido del término, un maestro que inculcaba en Luke Skywalker valores como el autocontrol, la piedad o la confianza en uno mismo. Yoda abominaba del uso de la violencia (“la guerra no lo hace a uno grandioso”). Su grandeza, la grandeza del maestro, era que no necesitaba desenfundar el sable láser para imponer respeto ni para hacer valer su código moral. De alguna manera, Yoda estaba por encima de estas cosas.

 

  "Lucas ya no tiene la energía suficiente para crear una galería de nuevos personajes con cara y ojos, capaces de cargar con el peso de las películas"  

 

   El nuevo Yoda, en cambio, es un tipo intransigente, estúpido e irreflexivo, que sólo sabe generar dudas y frustración en sus pupilos, y que a la mínima ocasión se pone a dar volteretas sable láser en mano. De repente, aquel sabio venerable que se ayudaba de un bastón se ha convertido en un saltimbanqui de circo. ¿Para qué lleva entonces el bastón? (¿para despistar a sus enemigos? ¿Porque es moda en la galaxia?). Algo parecido cabe aplicarlo a Obi Wan Kenobi, aunque su caso es todavía peor, pues si la personalidad de Yoda no concuerda con la de los Episodios V y VI, el nuevo Obi Wan ni siquiera tiene personalidad. Toda la fuerza del personaje se basa, exclusivamente, en sus cambios de peinado, que son la única manera que tiene Lucas de hacernos entender que el personaje está madurando.

   Así, debemos entender que quitarse la trenza y dejarse barba equivale a madurar. Sin embargo, si atendemos a lo que hace el personaje a lo largo de las tres películas, no vemos esta supuesta madurez por ningún lado. El personaje es absolutamente plano, y su único toque de personalidad parece ser hacerse el cascarrabias con Anakin (a pesar de que Anakin le salve el pellejo en todas las escenas de acción que ambos comparten). Lucas sólo utiliza a Obi Wan para darle a Anakin una educación severa y equivocada (siempre recriminándole en público, siempre dándole la chapa con lo mal que lo hace todo), que justifique mejor el paso de éste al lado oscuro. Yo, si fuera Anakin, también acabaría hasta los huevos.

 

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Tal como les decíamos, Yoda ya no es el mismo

 

   Lo que acabo de decir sobre Obi Wan es extensible a la mayoría de los demás personajes de la nueva trilogía. En las películas clásicas los personajes eran creíbles porque parecían tener una vida interior, y hablaban de sus cosas: se les averiaba la nave, jugaban  a juegos de tablero, hacían chistes, hablaban de cosas banales (de los lejanos, o de la velocidad que era capaz de alcanzar el Halcón Milenario); vamos, daba la sensación de que tenían un pasado y un background. En las nuevas películas, en cambio, están todos demasiado ocupados declamando unos diálogos grandilocuentes y machaconamente centrados en “la trama”. No son personajes, son actores interpretando a personajes. Se les ve teatrales y forzados, y no te los crees.

   Pero aparte de los errores en la descripción de personajes, están los puros y simples fallos de continuidad en sus capacidades. Así, en El retorno del Jedi, Yoda es capaz de sentir la presencia de Darth Vader a varios planetas de distancia, mientras que en El ataque de los clones es incapaz de sentir el aura maligna de Palpatine ni cuando comparten la misma habitación. Y qué decir de los propulsores de R2D2, de los que hace uso y abuso en la nueva trilogía, cuando en la clásica no los utiliza NUNCA, ni siquiera cuando cae al pozo del Sarlak en El retorno del jedi (la alianza rebelde se los debió quitar porque gastaban mucho combustible). O de las edades comparadas de los personajes, que no cuadran ni del derecho ni del revés (entre el final del Episodio III y el principio del Episodio IV transcurren unos 20 años; sin embargo, en ese periodo de tiempo Luke apenas aparenta la mayoría de edad, mientras que Obi Wan Kenobi, los tíos Beru y Lars, o Darth Vader, han envejecido por valor de unos cuarenta años; eso por no mencionar el espectacular estirón que pega Anakin Skywalker entre el Episodio I y el II).

 

 

     

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