THELMA crítica: La Carrie que surgió del frío

Fábula sobrenatural noruega con una adolescente rarita prima hermana de Carrie en Thelma

Por 25 pesetas díganme directores noruegos. Ingmar Bergman respuesta incorrecta, era sueco. Lars von Trier tampoco, es danés. De acuerdo, ni idea. Por 25 pesetas díganme películas noruegas. La maravillosa y genuina Déjame entrar no vale, era sueca. La recientemente premiada The Square es sueca. Suecia se lleva la palma de nuestro imaginario cinéfilo, pero sigue sin ser la respuesta correcta. Campana y se acabó. De acuerdo, ni puñetera idea por segunda vez acerca del cine noruego... Pero Thelma tiene esa mezcla inquietante, fría, estética, misteriosa y extraña como una noche blanca, ese "no sé qué" que, precisamente por no saber el qué, nos hace exclamar, intuitivamente, "qué noruega que es esta película".

Joachim Trier filma esta perturbadora película avalada por el premio del público y al mejor guión en el pasado Festival de Sitges, en el que Thelma, una joven introvertida y criada en una familia conservadora y religiosa se ve desbordada por sus propios poderes sobrenaturales cuando se enamora de una compañera de la universidad. Si toda la película hubiera tenido el nivelón de la escena inicial estaríamos ante una obra maestra quita-hipos. Trier nos clava un arpón en cada ojo con esa impagable imagen de padre e hija caminando por un lago helado mientras debajo revolotean las truchas.

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Acto seguido, el arpón nos atraviesa las cuencas de los ojos hasta anclarse en el cerebro cuando padre e hija se hallan delante de un ciervo al que previsiblemente el padre se dispone a cazar, hasta que desvía la escopeta y apunta a la espalda de su pequeña hija, y vemos que se piensa si apretar el gatillo o no. Sí, los escandinavos trabajan el frío como nadie, les das un cubito de hielo y te lo refriegan por las venas.

Thelma es lenta y silenciosa en la mayoría de su metraje, estética como un cristal de hielo al que hay que acercarse mucho para ver la minúscula belleza que se está formando, sutil, sutil. Y precisamente esta parte, la más lenta, la que incluso se podría considerar más aburrida es la que considero más interesante, por ambigua e inquietante, todo está en el aire y el aire camina encima del filo de una navaja. Sabemos que la contenida Thelma (prima hermana de Carrie, inspiración confesa del propio director) es rarita, y poco más.

"Thelma es lenta y silenciosa, estética como un cristal de hielo al que hay que acercarse mucho para ver la minúscula belleza que se está formando, sutil, sutil"

La información va cayendo gota a gota, como el suero de un enfermo, las imágenes añaden inquietud (esos espasmos de Thelma, más paranormales que epilépticos, que le sobrevienen cada vez que siente una emoción -en la vertiente más terrenal de la expresión, como si tuviese prohibido dejarse ir-, esas serpientes oníricas, los pájaros que chocan contra el cristal de la ventana). Trier filma de manera perturbadora, bella, de tal manera que un simple arbusto moviéndose al viento parece que contenga un enigma. O esos flashbacks muy bien colocados, a través de los cuales entendemos algo más de Thelma y de esos padres que huelen a prisión mental con barrotes religiosos.

Pero ay, a medida que se va explicando la película (es un decir, ya se entiende, la película es noruega, no argentina, oséase que verborrea la justa), a medida que la película se va presentando menos y argumentando más, no sabe resolverse tal como había prometido. A Thelma, a partir de la parte central hacia adelante, le falta despeinarse, es como si a Trier se le hubiesen congelado los dedos y filmase con las manoplas puestas, con menos tacto a flor de piel para continuar con la ambigüedad y desasosiego inicial.

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La escarcha perturbadora se va deshaciendo porque Trier toma partido, no deja que el espectador saque sus propias conclusiones o empatías con personajes que dan para amarlos y odiarlos casi en la misma medida (en la parte final el director nos guía poniéndonos una zanahoria -sutil, pero zanahoria- delante de la cara, cual asnos). Lástima, lástima. El director carga demasiado contra la represión paterno-religiosa, que sí, que está muy bien, merecido, pero este exceso de justificación está demasiado tiempo en el horno hasta que huele a chamuscado.

El carácter sobrenatural está ahí, como un ambientador que va soltando su aroma, y aunque no es necesario explicarlo todo de manera racional (así la imaginación del espectador brotará a gusto del consumidor), hay ciertas aspectos de la "sobrenaturalidad" de Thelma que quedan colgados, y uno no sabe si es por sutileza, por elegancia, o por no saber salir del "fregao", como esos limbos que provoca Thelma (maravillosa Eili Harboe, por cierto, excelente en su papel protagonista). La santa Thelma, la bruja Thelma... La profesora más yeyé de mi colegio de monjas nos decía "las chicas buenas van al cielo, las malas a todas partes". La Thelma buena llegará al cielo, pero la Thelma mala llega al cielo y debajo de los lagos helados. Y quizás no siempre vaya sola. Por descontado yo ya sé qué Thelma me gusta más.

INFORME VENUSVILLE

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Recomendada por Kuato a: los que se podrían estar un buen rato mirando cómo se forma (o deshace) un cristal de hielo.

No recomendada por Kuato a: los que les gustan los efectos sobrenaturales en todo su esplendor, con sus tracas, sus dorados y sus efectos especiales al por mayor.

Ego-Tour de luxe por: la escenas del principio, y la de la ópera con la gran lámpara moviéndose al compás de los espasmos de Thelma. Puro Hitchcock.

Atmósfera turbínea por: que Thelma es una película interesante, pero se queda a medio camino entre la película que es y la que pudo haber llegado a ser. Y en parte es por ese final que justifica, tan poco despeinado. Mi gozo en un pozo, y mi pozo en el lago final.

■ THELMA. Estreno en Venusville: 29/03/2018.