TILL DEATH. HASTA QUE LA MUERTE NOS SEPARE crítica: Esposados

Megan Fox en picardías esposada a un cadáver, en Till Death. Hasta que la muerte nos separe

¿Es Kim Kardashian con menos culo? ¿Donatella Versace teñida de morena tras un lifting facial? ¿Una figura de Noche en el museo que ha cobrado vida? ¡No! ¡Es Megan Fox! Sólo que tras los cinco años transcurridos desde que la vimos por última vez en Ninja Turtles: Fuera de las sombras, la actriz ha pasado tantas veces por quirófano para moldear su rostro, su pecho y sus glúteos, que ya no parece ella sino una versión recauchatada de la Barbie morena. Nada que ver con la chica natural y pizpireta que abría el capó de Bumblebee en forma de Chevrolet Camaro en Transformers, dejando una foto para la posteridad…

Mal nos pese, se ha convertido en una mujer de 35 años artificial, postiza y plasticosa, aquejada de una inexpresividad que traspasa la pantalla. Habrá que ver si su carrera recupera algún día la popularidad obtenida con las dos primeras películas de Transformers y semirecuperada con el díptico de Ninja Turtles, o si seguirá estancada con productos de serie B de poca enjundia, como es el caso de esta Till Death. Hasta que la muerte nos separe. Lástima que hace diez años no acabara siendo la nueva Lara Croft en sustitución de Angelina Jolie. Seguro que de haber sido así, ahora no estaríamos reseñando esta peli.

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Lo que es seguro es que Till Death no va a ayudarla a remontar su carrera, sino todo lo contrario (suerte que se estrena teniendo media docena de proyectos firmados, entre ellos Los mercenarios 4, si no más de un productor se lo pensaría dos veces antes de contratarla). Porque independientemente del nulo interés de la propuesta (ahora vamos con eso), Megan Fox sólo hace gala en ella de tres expresiones: la de frialdad, la de miedo y la de no saber qué hace en la peli, y las tres las hace con el mismo rictus facial, sin cambiar ni un solo músculo. Si durante toda la película pusiéramos sobre sus hombros la misma foto, no notaríamos la diferencia.

“Till Death. Hasta que la muerte nos separe es un subproducto que no se sostiene por ningún lado: ni en su propuesta, ni en su planteamiento, ni en su desenlace”

Pero no culpemos sólo a Megan Fox de las carencias de Till Death. Hasta que la muerte nos separe, porque no sería justo para la chavala. Al César lo que es del César, y a la Fox lo que es de la Fox, y ella es sólo una de las variables (por no decir todas) que no funcionan en la obra global. Porque Till Death es un subproducto (¿he dicho antes serie B?, pues digamos mejor Z) que no se sostiene por ningún lado, se mire como se mire: ni en su propuesta, ni en su planteamiento, ni en su desenlace. Su enunciado daría sólo para llenar un cortometraje y se estira hasta los 90 minutos, y encima añadiendo un prólogo tan forzado como innecesario.

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Un prólogo sin ritmo, frío y desangelado, que marca la línea que va a seguir la película a partir de entonces. Un detonante tan descabellado como es Megan Fox esposada a un cadáver en una cabaña, y el patillero giro de dos ladrones que acuden a sabiendas a dicha cabaña en busca de un botín, como si se tratara de una versión para adultos de Solo en casa. 90 tediosos minutos alargados sin ton ni son a base de reacciones antinaturales y acciones poco ilógicas, cuyo único fin parece ser mostrar a Megan Fox en un picardías cubierta de sangre, esposada a un también ensangrentado cadáver, hasta llegar a un previsible final.

Hay películas que parecen existir sólo para mostrar una escena concreta en el tráiler; Till Death. Hasta que la muerte nos separe existe sólo para mostrar una foto: la de Megan Fox en paños menores, ensangrentada cual Carrie en su Luna de miel. Si el objetivo es que quitemos de nuestros salvapantallas la foto de Megan Fox abriendo el capó de Transformers, y la cambiemos por ésta, lo llevan claro. Esa foto es intocable, y no la tenemos sólo en el salvapantallas, también la tenemos en nuestra carpeta de estudiante, en el salón de casa en forma de poster, y enmarcada en la mesita de noche del dormitorio. Y la tendremos hasta que la muerte nos separe.

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