TITANE crítica: En tita metálica no hay gatillazo

**Nueva incursión bizarra de Julia Ducournau con un Titane diferentillo de los Titanes televisivos**

El titanio es un metal de baja densidad y gran dureza que es muy resistente a la corrosión. Además, tiene la particularidad de que es biocompatible y, dentro de un tejido vivo, proporciona una superficie sobre la cual el hueso crece y se adhiere, consiguiéndose un buen anclaje. No hace falta decir nada más para comprender porqué es de uso común en la reconstrucción quirúrgica de huesos como es el caso de una fractura de cráneo. Prefiero no imaginar que pasaría si en lugar de titanio para reparar una cabeza trinchada tras un accidente de coche, se usara hierro que se oxidaría, plomo tóxico que pesaría un montón, o aluminio que se doblaría a la mínima. Pues con una placa de titanio para cerrar el boquete en la cabeza de una niña, empieza la nueva película de Julia Ducournau tras su “crudo” éxito anterior.

La historia de Titane es la historia de una chica rebelde que en su niñez se ve involucrada en un accidente de coche del cual ella tuvo parte de culpa. Del incidente salió marcada, tanto psicológicamente como físicamente, con un claro en su boscosa pelambrera por cicatriz lampiña. Pero Titane es también la historia de un veterano bombero al que la misteriosa desaparición de su hijo, años atrás, lo ha dejado mentalmente parado en el tiempo. Rota toda relación social y volcado en el trabajo, no ceja en el empeño de recuperar a su progenie perdida. Pero aún hay más, Titane también explora la fantasía de si el titanio de la prótesis de cráneo, no fuera tan inerte como se piensa, y pudiera influir en el cerebro de la protagonista. Entonces, quizás sus pensamientos y su fisiología mutarían hacia los de un ciborg incapaz de aceptarse en su nueva realidad.

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Hay que reconocer que Julia Ducournau sigue on fire y que con Titane vuelve a dejar su sello de desconcierto y desasosiego. La película salta del drama familiar al thriller y del fantástico al drama social. La fase inicial, con una progresión de asesinatos en serie de crudeza absoluta, hunden al espectador en la butaca. A la vez, en un inesperado requiebro, la película nos introduce en la simbiosis sexual entre el ser humano y la máquina. Y cuando todo parece conducir a la típica película de persecución del fugitivo, la directora nos conduce a situaciones de identidades difusas y relaciones alternativas con un ritmo más pausado. De todas formas, el extraño destino que se ve venir impide que la tensión narrativa se diluya.

“Julia Ducournau sigue on fire y con Titane vuelve a dejar su sello de desconcierto y desasosiego”

Uno de los puntos fuertes de Julia Ducournau es la ambientación y la puesta en escena. Hay momentos sublimes como la feria de coches tuneados con gogó, como la masacre en la casa de la escalera, o como la rave en el parque de bomberos. Las actuaciones además son muy potentes, con una casi debutante Agathe Rousselle que hace un papelón camaleónico, y con un Vincent Lindon al que ya creíamos jubilado, que tiene una presencia imponente. Ambos rodeados de un conjunto de secundarios que no desentonan para nada. ¿Y qué decir de la banda sonora? Simplemente contundente. Pero la directora arriesga mucho, pues a veces camina sobre la fina línea que separa la brillantez del ridículo. En Titane hay momentos en que se masca el despropósito, pero los salva.

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La parte de thriller de Titane está más lograda y tiene más fuerza que la parte fantástica. Julia Ducournau muestra el crimen descarnado, sin artificios, con su dosis de imprevistos e improvisación. Nada que ver con las películas claramente de acción en que las muertes siguen un patrón coreográfico que las hace más fáciles de aceptar para el espectador. En este sentido Titane bebe de las fuentes del Funny Games de Michael Haneke. En cambio, la parte fantástica resulta algo postiza porque, si bien su tono está de acorde con el general de la película, describe situaciones más propias de la saga Species.

Aunque en realidad lo más impactante de Titane es descubrir las interioridades del parque de bomberos que baila, y nunca mejor dicho, al ritmo de un jefe pasado de vueltas. Si sufres un incendio y pillas al personal de resaca, mejor que venga el camión de bomberos solo. ¡Nunca le falla la manguera!

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