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TÚ ERES EL SIGUIENTE crítica: La familia es lo primero

   

La familia es lo primero

Cuántas veces tenemos que decírselo: no abran la
puerta a desconocidos y menos si llevan máscaras

Por Chema Pamundi

 

<Adam Wingard forma parte de una nueva hornada de directores independientes a los que les gusta juguetear y experimentar con los tópicos del cine de terror, como Ben Wheatley (Kill List, Turistas...) o Ti West (The House of the Devil, The Innkeepers...). No se puede decir que sean unos revolucionarios del género, pero sí que saben dotar a sus obras del suficiente enfoque de autor como para hacernos pasar por novedoso lo que al fin y al cabo es puro y simple reciclaje. Hasta el momento Adam Wingard ha demostrado ser el más personal de todos ellos. Sus dos primeras películas, Pop Skull y A horrible Way to Die, reformularon respectivamente el cine de fantasmas y el de psicópatas tomando sorprendentes desvíos hacia la denuncia social o el melodrama.

   Ahora, con Tú eres el siguiente, tampoco ha pretendido reinventar la rueda: de nuevo ha elegido un subgénero de horror (el “home invasion”, tan de moda últimamente) y le ha dado unas cuantas vueltas de tuerca, facturando quizás su película más comercial y estándar hasta la fecha, pero también la más redonda desde un punto de vista formal. Es, por ejemplo, todo lo que la reciente The Purge, la noche de las bestias debería haber sido y no supo ser: tensa, salvaje, cafre, despiadada, amoral... efectiva a la vez como pieza de género y como estudio sobre las mecánicas narrativas de dicho género. Pero lo más importante de todo, claro, es que es una película divertidísima.

 

"Llevamos máscaras de animales porque de presidentes ya llevaban en Le llaman Bodhi"

 

   La cosa se explica rápido: los miembros de una familia numerosa (padre y madre en la cincuentena, y cuatro hijos en la treintena con sus respectivas parejas) se reúnen en una casa de campo para pasar un fin de semana de celebraciones, sin sospechar que están siendo acechados por un grupo de asesinos enmascarados (en este caso llevan inquietantes caretas de animales), que irrumpirán en plena cena armados con hachas, ballestas y demás artilugios para hacer pupita y empezarán a dar matarile a todo bicho viviente.

   Hasta aquí, ya vemos, puro cliché. Durante la primera media hora Wingard se dedica principalmente a plantear la historia de manera eficiente, presentarnos a los personajes protagonistas (pese a ser bastante arquetípicos, todos tienen algo que los hace peculiares e interesantes, y las sinergias familiares son bastante creíbles), y crear una atmósfera de tensión contenida. Sin embargo, a partir del momento en que el primer virote de ballesta le abre un tercer ojo a uno de los comensales, la película muta, dejando a la vista su verdadera personalidad. Desde ese instante y hasta el último plano, Tú eres el siguiente se convierte en una frenética montaña rusa que va reventando una y otra vez de manera concienzuda las expectativas de la audiencia (podría decirse que es una película de invasiones caseras para acabar de una vez por todas con las películas de invasiones caseras), sin caer jamás en lo fácil ni bajar el pie del acelerador.

 

  "Tú eres el siguiente se convierte en una frenética montaña rusa que va reventando una y otra vez de manera concienzuda las expectativas de la audiencia sin caer jamás en lo fácil ni bajar el pie del acelerador"  

 

   Eso es lo realmente sorprendente de la cinta de Wingard, su ritmo milimétrico; y más teniendo en cuenta que, lejos del nihilismo tan típico de docenas de películas similares a ella (recordemos Funny Games, o esa escena de Los extraños en la que uno de los protas pregunta “¿Por qué nos hacéis esto?”, y uno de los asesinos contesta “Porque estabais en casa”), Tú eres el siguiente plantea una narración bastante más clásica, en la que todo queda perfectamente explicado al final. Es muy meritorio que, una vez que el espectador descubre el pastel de la trama (quienes son los malos y por qué hacen lo que hacen), la película no se desinfle ni un gramo y aún logre mantenerte arañando la butaca durante otra media hora.

   El guión de Tú eres el siguiente es muy astuto, con giros bien ejecutados y personajes que obran con lógica (por una vez los protagonistas no se comportan como idiotas, lo cual aumenta la empatía con el espectador y la sensación de suspense). Viendo los créditos y comprobando que Adam Wingard ha reservado pequeños cameos a varios amiguetes que también son directores indie (Joe Swanberg, Amy Seimetz o el ya mencionado Ti West, que tiene un papel especialmente socarrón), uno podría pensar que Tú eres el siguiente es un simple divertimento autocomplaciente, un happening pasado de vueltas en la línea de V/H/S o títulos similares, pero en absoluto: Wingard mantiene en todo momento un férreo control de la historia, tomando siempre la decisión correcta para que el espectáculo no decaiga.

 

"Que se note que he visto Funny Games, Los extraños y Secuestrados veinte veces cada una""

 

   Otro punto fuerte sobre el que se construye el filme es su memorable protagonista principal, Erin, la novia de uno de los hijos de la familia (interpretada por la semidesconocida actriz australiana Sharni Vinson), un personaje tremendamente carismático, inteligente y bien dibujado. En las antípodas del arquetipo de “scream queen” que se dedica a correr ante el asesino gritando despavorida y enseñando pechuga, Erin no es una víctima sino una guerrera, que se erige en líder de la familia para organizar la defensa de la casa contra los asaltantes (la tía tiene más recursos que Jason Bourne y John Rambo juntos). Eso le hace muchísimo bien a la película, no solo por salirse una vez más de lo trillado, sino porque Erin es de esas heroínas con las que la audiencia se implica hasta las cachas; te hace sufrir cuando las cosas se le ponen peludas, y respirar aliviado a medida que va logrando salirse con la suya.

   Súmesele a todo lo anterior una fotografía, montaje y puesta en escena llena de fuerza (todo muy deudor del cine indie de los setenta/ochenta pero sin convertirse en un festival de homenajes a otros títulos), una utilización justa y sin pasarse del gore (muchas de las escenas más brutas suceden off-screen, lo cual acrecenta su impacto dramático y evita que la cosa caiga en el grand-guignol), un sanísimo sentido del humor (negro, por supuesto), y un buen final sorpresa, y ya tenemos la fórmula magistral para la mejor película de terror de lo que llevamos de año, a cargo de un director semi-novel que, de momento, nos transmite unas sensaciones y una sabiduría fílmica que recuerdan a las que mostraron en sus inicios gente como John Carpenter o Tobe Hooper. Ojito con Adam Wingard, que este tío es muy bueno./>

 

 
INFORME VENUSVILLE
     
 
Sentencia Quaid:
Venus Hall of Fame
     
     
 

Recomendada por Kuato a: cualquiera que crea que el cine de asesinos psicópatas no puede trascender su género y ofrecer productos inteligentes.

     
 

No recomendada por Kuato a: miembros de familias numerosas de esas que se odian y acaban a gritos en cada cena de Navidad. Tú eres el siguiente puede darles ideas funestas…

     
  Ego-Tour de luxe por: recuperar para la gran pantalla a la actriz Barbara Crampton (la chica de Re-animator, ¿se acuerdan?), un mito erótico del terror ochentero que aquí hace de matriarca de la familia, y a la que los años han convertido en una MILF estupenda.
     
  Atmósfera turbínea por: pese a todo, el tema de los asesinos con careta empieza ya a cansar, y pocas veces está justificado. Parece que las lleven porque saben que están en una peli de terror y así asustan más a los espectadores...

 

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