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ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO crítica: Back to the 60’s

Edgar Wright nos lleva en viaje astral al loco Londres de los años 60 en Última noche en el Soho

RAY ZETA

Poco nos imaginábamos viendo la Trilogía del Cornetto, que Edgar Wright iba a ser uno de los autores más personales del panorama actual. Porque Zombies Party, Arma fatal y Bienvenidos al fin del mundo nos encantan, pero se corría el riesgo de que Wright no supiera hacer más que eso, parodiar géneros como el terror, la acción y el fantástico en forma de entretenimiento ligero, con la ayuda de su tándem fetiche Simon Pegg y Nick Frost a modo de nuevos El Gordo y el Flaco. Como ha sucedido con Kevin Smith, que ha demostrado que sólo sabe hacer pelis de Jay y Silent Bob, o Santiago Segura, que sólo sabe hacer Torrente, por mucho que quiera engañarnos con comedias familiares Made in Tele 5.

A diferencia de ellos, Edgar Wright se ha revelado como un guionista y director talentoso con voz propia, que lejos de quedarse en su zona de confort (lo que podría haber hecho perfectamente sin que nadie se lo reprochara) ha arriesgado y demostrado su ambición y originalidad con títulos tan diferentes como Scott Pilgrim contra el mundo, Baby Driver y la actual Última noche en el Soho (una auténtica lástima que Marvel no le diera carta blanca para hacer Ant-Man a su antojo). El cine de Edgar Wright ha ido evolucionando a propuestas cada vez más complejas, y encima lo ha hecho con gracia y éxito en productos de calidad que han triunfado merecidamente en taquilla.

 

"Lo que oyes: Dr. Who empezó a emitirse en 1963"

 

¿Alguien ha dicho propuestas complejas? Pues precisamente Última noche en el Soho es su propuesta más compleja hasta la fecha por presentar su premisa más descabellada, e integrar diferentes géneros en ella como la comedia, el terror y el fantástico, en un claro homenaje a la década de los 60 de Londres, demostrando su amor incondicional por la revolución estética, musical y social que significaron esos años. Una joven de provincias estudiante de moda, obsesionada por esta década, viaja todas las noches en forma de viaje astral a los años 60 de Londres, corporizada en una aspirante a cantante que vive esos locos años en toda su intensidad… para bien y para mal.

Última noche en el Soho es un entretenimiento de primer orden que volverá a encumbrar a Edgar Wright a la categoría de cineasta superlativo”

Última noche en el Soho es una delicia para los sentidos y un entretenimiento de primer orden que volverá a encumbrar a Edgar Wright a la categoría de cineasta superlativo, y lo hará merecidamente, pero si nos ponemos quisquillosos, hay que decir en honor a la verdad que la película no funciona en su totalidad. La dirección artística y la fotografía de los años 60 es visualmente espatarrante (¿existe esta palabra?), pero no deja de ser una maniobra de distracción para no reparar en los cabos sueltos del guión, que hay unos cuantos. Lo que ha hecho Wright ha sido suavizar tan compleja idea con toquecitos facilones de los géneros mencionados para hacerla digerible para el gran público, con intención de que sea lo más comercial posible.

 

"Ahora haré como Nick Frost y te pediré perdón anticipado por tirarme un pedo"

 

Una lástima, porque de haber sido consecuente con la idea hasta el final, la habría podido llevar hasta las últimas consecuencias y ahora estaríamos hablando de Última noche en el Soho como una obra maestra sin parangón, aunque eso sí, sería una obra maestra sin parangón más rara que un perro verde muy poco comercial, como por ejemplo Donnie Darko. Para que sea comercial hay que hacerla facilona para el gran público, y de ahí el drama familiar harrypotteriano de la protagonista, los toquecitos de comedia a lo La ciudad no es para mí, y el patillero giro final desplegando un clímax de artificio y casquería, que quedará muy bien de cara a la galería, pero que es tan gratuito como innecesario.

Por los mismos motivos tampoco profundiza dando explicaciones metafísicas que justifiquen la regresión sesentera que experimenta cada noche la prota, ni su conexión con la chica de esa época cuyo cuerpo ocupa a modo de ente poseedor. Pero al público no le importa, pues tan apabullante es la dirección artística de los 60, tan alocadamente endiablado su montaje, y tan envolvente su banda sonora, que no se exigen explicaciones. Nos dejamos llevar a ritmo de The Kinks por la noche sesentera londinense encantados, asistimos al estreno de Operación Trueno, y salimos a bailar el twist por los locales de moda del Soho. Eso lo consigue Edgar Wright de sobras, el resto es la letra pequeña de un contrato que nadie lee.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: Quentin Tarantino, que verá cómo Edgar Wright le homenajea plagiando el mítico baile de Pulp Fiction.

No recomendada por Kuato a: quien tenga por costumbre leer las etiquetas de los productos alimentarios que compra.

Ego-Tour de luxe por: haber elegido Operación Trueno como peli sesentera de estreno.

Atmósfera turbínea por: que no se nos explique el secreto para viajar a los años 60, para ver también de estreno Las que tienen que servir.

 

ÚLTIMA NOCHE EN EL SOHO. Estreno en Venusville: 19/11/2021.

 

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