VERMÍN: LA PLAGA crítica: Arac the Block

**Terror arácnido con los niños de Attack the Block de adultos viviendo en los suburbios de París**

La sombra del drama social en el cine francés es tan alargada, que ni siquiera en las películas de género fantástico puro nos libramos de ella. Vermin: La plaga es una nueva prueba. Invasión de arañas venenosas asesinas en un edificio de París. Ok, perfecto, nos gustan las pelis de arañas. ¿Ya está? En absoluto, porque no es exactamente París sino sus suburbios, los vecinos son todos descendientes de emigrantes magrebíes y africanos, y la película aprovecha para denunciar injusticias como la exclusión social, el racismo y la corrupción policial.

O sea, que Vermin: La plaga es como un crossover entre Aracnofobia y El odio. El debutante Sébastien Vanicek utiliza la premisa como denuncia de la violencia policial existente de forma perenne contra los habitantes de los suburbios de París y las clases sociales más desfavorecidas, integradas en su mayoría por población emigrante. ¿Está la poli ayudando a los habitantes del edificio infestado por las arañas asesinas? ¿O lo que busca realmente es hacer frente a la plaga lanzando la bomba de Oppenheimer con todos sus vecinos dentro?

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Por eso durante la primera mitad de metraje asistimos a la presentación de personajes a modo de Aquí no hay quien viva o La que se avecina, versión poligonera, con sus subtramas personales, sus conflictos vecinales, sus discusiones a grito pelado, sus participaciones en actividades que rozan la delincuencia, y sus fumeteos con unos porretes kilométricos capaces de tumbar a los Wailers de una sola calada. ¿Seguro que esto es una peli de arañas asesinas? ¿O nos hemos equivocado de sala y estamos en la de la secuela de Les miserables de Ladj Ly?

“Vermin: La plaga es como un crossover entre Aracnofobia y El odio”

Será la de las arañas, porque hemos visto una al principio de la peli, así que paciencia… Sébastien Vanicek se toma su tiempo para ir creando una atmósfera que propicie la tensión que se irá apropiando gradualmente del relato. Así que si sobreviven ustedes a los gritos pelados de los personajes, a la música estridente, y a un volumen global no apto para espectadores auditivamente vulnerables, en definitiva, como si asfaltaran la calle a ritmo de reggaetón revolucionado, asistirán a los mejores momentos de la peli.

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La panda de protas intentando salir del edificio mientras sortean mil y un obstáculos a modo de gincana arácnida… Terror arácnido claustrofóbico que recoge el testigo de títulos predecesores como Tarántula, Aracnofobia, Arac Attack y demás, haciéndolo de manera brillante en algunos momentos, y de la manera más chapucera en otros, obteniendo un producto global irregular que hará las delicias terroríficas del público con fobia a los artrópodos peludos de ocho patas, pero que dejará indiferente a los espectadores menos aprensivos.

Porque lo que busca Sébastien Vanicek en Vermin: La plaga no es aterrorizar al público a base de sustos, sino provocarle aversión a base de imágenes que muestran las arañas con los mínimos efectos digitales, apelando al sentido de repulsión que todos tenemos en menor o mayor medida. Eso, y alejarse todo lo posible de producciones hollywoodienses como las citadas Aracnofobia y Arac Attack, a lo que ayuda tanto el limitado presupuesto que maneja como sus ínfulas de hacer cine de fantástico con denuncia social a favor de las clases desfavorecidas. Attack the Block lo hizo antes con mucho mejor resultado.

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