LA HORA MÁS OSCURA crítica: Mucho alien ruso en Rusia…

Mucho alien ruso en Rusia... Versión juvenil a la rusa de La guerra de los mundos producida por un Bekmambetov más timo que Timur Por Ray Zeta

<A priori, La hora más oscura planteaba como fantastique una cuestión de lo más interesante: mostrar cómo se vive una invasión alienígena en un país tan apartado de la cinematografía habitual de la ciencia ficción como es Rusia y en una ciudad como es Moscú. Por una vez el terror del espacio exterior no iba a llegar a una ciudad norteamericana como Nueva York, Los Angeles o Washington, así que por una vez lo que estaría en juego no iba a ser la Casa Blanca sino el Kremlin, y por una vez también no veríamos al Will Smith o Tom Cruise de turno salvar al mundo con arengas y mensajes panfletarios patrióticos incluidos, sino a alguien llamado Nikolay o Vladimir con un apellido acabado en “of” o “vich” que se atiborra de vodka y vive de venderles Beluga de imitación a los turistas.

   Sólo a priori, porque después de enseñarnos las postalitas moscovitas de rigor con la Plaza Roja, el Puente del Patriarca, y la Iglesia de Cristo con sus McDonalds y sus Pizza Huts escritos en alfabeto cirílico, descubrimos con resignación que los protagonistas no son los Nikolay y Vladimir esperados, sino dos norteamericanos. Y dos norteamericanos para más inri, muy jóvenes, casi adolescentes, que encima cumplen todos los tópicos en cuanto a carácter: uno es la hormiga (serio, soso y formal), y el otro la cigarra (despreocupado, pasota y ligón). Y eso no es todo, pues como decía Superatón aún hay más: al poco de empezar la peli, los dos jovenzuelos yanquis se ligan dos chatis, que tampoco son dos pibitas de la tierra llamadas Tatiana y Natasha, sino dos turistas, cómo no, también americanas.

"¿Moscú? ¿Pero esto no es Disneyworld y eso el castillo de la Bella Durmiente?"

   Así que nuestro gozo en un pozo: Timur Bekmambetov no ha producido una peli rusa para el público internacional, sino una peli americana para americanos rodada, eso sí, en Moscú, porque le es más barato tomar el metro al set de rodaje que trasladarse a Hollywood en avión (y encima como lo tiene al ladito de casa le permite dormir un poquito más). Y no una peli para el público americano en general, sino para el público americano adolescente. ¿Vieron Mañana, cuando la guerra empiece? Pues cambien los soldados enemigos por los aliens invasores, y los jóvenes australianos por jóvenes americanos, y tendrán La hora más oscura.

   Porque La hora más oscura es una obra adolescente que como otras obras adolescentes (a mí me ha recordado series como Al salir de clase, Compañeros o Química y física), se preocupa más por sacar a sus actores guapos y guapas (como lo demuestra el hecho que tras estar cuatro días escondidos en un almacén comiendo conservas y meando en botes, los protagonistas salgan tan favorecidos como cuando entraron; nada de ojeras, nada de mala cara y nada de pérdida de peso, al contrario, ellas unos pibonazos peinadas y maquilladas como para desfilar para Victoria Secret; ellos, tan varoniles y cachas como para relevar como modelos publicitarios a David Beckham y Cristiano Ronaldo), que por ser coherentes con el guión y con la acción (como lo demuestra que se encuentren por la cara al sueco que los putea en la primera escena y éste se les enganche en su lucha por sobrevivir, oh qué casualidad más casual…).

"Creo que los 4 como hijo de Tom Cruise que se salva en La guerra de los mundos no colamos"

   Lo único que nos queda entonces es ver si la propuesta de invasión alienígena es salvable. Y lo es a medias, pues pese a partir de una propuesta interesante, la de proveer a los extraterrestres de un escudo protector que los convierte en esferas energéticas eléctricas que desintegran a los transeúntes sólo tocándolos (la primera vez que aparecen lo hacen en una escena clavadita a como aparecen los trípodes de La guerra de los mundos) e identifican a las personas por sensor calorífico como si fueran predators, siendo más visibles en la oscuridad que a la luz (lo que es nuevo, que a diferencia de otras películas en las que se muestran recursos similares, como Vanishing on the 7th Street o Verbo, sea en la oscuridad y no al revés donde radique la seguridad), se acaba malogrando al mostrarlos en su interior con una forma humanoide más que gratuita por denotar una gran falta de imaginación (de verdad, no hacía falta, con la esfera íbamos que nos matábamos), pasando así de la originalidad al tópico más sonrojante (si querían a un extraterrestre ingenioso construido con poco dinero, haberse inspirado en cualquiera de los que salen en District 9).

   Si a eso le suman un clímax de lo más atropellado con discursos patrióticos ensalzadores igual de ridículos que los que salen en las pelis habituales americanas (pero a la rusa, claro), para eso me quedo con Independence Day y Will Smith salvando al mundo de una invasión alienígena encorajado por la arenga de Bill Pullman como presidente de los Estados Unidos. Será todo lo maniqueista, propagandística y americanada que quieran, pero al menos no engaña a nadie y es infinitamente más divertida./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Congelada en carbonita
		Recomendada por Kuato a: los que cuenten el chiste de Eugenio de los polvorones de La Estepa. A partir de ahora a las frases “mucho ruso en Rusia”, “muy buena la ensaladilla rusa” y “muy emocionante la montaña rusa”, deberán añadir “mucho extraterrestre en Rusia”.
		No recomendada por Kuato a: los que ya les sentó mal el spot televisivo que rodó Mijail Gorbachov para Pizza Hut (“gracias a él tenemos Pizza Hut”, ¿se acuerdan?).
		Ego-Tour de luxe por: los botes en los que mean estando cuatro días escondidos. Yo quiero uno para estar tan guapo como ellos.
		Atmósfera turbínea por: que nos muestren el alien en el interior de la esfera energética. Para lo que sale mejor hubiera quedado sacar a Worzel, nuestro amigo el espantapájaros.

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