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ZIPI Y ZAPE Y EL CLUB DE LA CANICA crítica: Los no gemelos golpean dos veces

Los geniales gemelos de Escobar: uno moreno, uno rubio… y aquí se acaba todo el parecido

RAY ZETA

Zipi y Zape son hermanos gemelos, uno es rubio y el otro moreno. Hijos de Pantuflo Zapatilla y Jaimita Llobregat, son traviesos aunque tienen buen corazón (cada mes realizan una buena obra), cuando suspenden les dan calabazas y su padre les castiga al cuarto de los ratones, y cuando aprueban se les obsequia con un vale para una pieza de bicicleta, aunque jamás hayan llegado a completarla. Visten un pullover sin mangas de color rojo y pantalón corto, tienen un primo empollón llamado Sapientín, un profesor muy severo llamado Don Minervo, su peor enemigo en la escuela es el chivato Peloto, y mantienen una excelente relación con Don Ángel, el policía del barrio. Son futboleros hasta la médula, y profieren exclamaciones como “corcho”, “sopla”, y “córcholis”.

Así son los personajes creados por el genial Escobar (creador también de Carpanta, Petra y Toby) para los tebeos de la editorial Bruguera, líderes de la historieta española sólo por debajo de Mortadelo y Filemón durante los años setenta y ochenta, en revistas como “Pulgarcito”, “Tiovivo” y “DDT”.  Y estos son los personajes adaptados en Zipi y Zape y el club de la canica, aunque como adaptación sólo hayan conservado el nombre, los respectivos colores de cabello, y el pullover rojo (aunque por imposición de las circunstancias, ya verán). Por no ser, no son ni gemelos.

 

"Siento tener que decíroslo, pero si no sois gemelos es que uno es adoptado"

 

Y es que como muy bien sabe Enrique Guevara, responsable de la ridícula adaptación en 1982 de Las aventuras de Zipi y Zape, que obtuvo unos resultados más próximos a los de una mala obra teatral infantil que a un tebeo, nada hay más complejo que adaptar al cine real el universo de un tebeo (valga también para el de un dibujo animado). Los hermanos Fesser se acercaron con La gran aventura de Mortadelo y Filemón, pero acabaron malográndola por un guión que no estaba a la altura de la puesta en escena, por eso Oskar Santos, responsable de este “club de la canica”,  ha optado por no complicarse la vida y ni intentarlo siquiera. ¿Conocen el chiste de la tía que no habla, y cuando le preguntan por qué, responde “¿Pa qué? ¿Pa cagarla?”? Pues Santos responde lo mismo cuando se le pregunta por qué no ha adaptado el universo creado por Escobar para Zipi y Zape en su película

"Pa no cagarla, desprovee a Zipi y Zape de su universo y los sitúa en un escenario nuevo que nada tiene que ver con el de los tebeos"

Pa no cagarla, desprovee a Zipi y Zape de su universo y los sitúa en un escenario nuevo que nada tiene que ver con el de los tebeos: el de un internado de verano con aires de correccional infantil (de ahí, el pullover rojo a modo de uniforme oficial). Así se ahorra tener que presentar a sus padres y a los personajes habituales que pueblan su entorno, y no se complica pensando cómo han de vestir y hablar para no caer en la caricatura más rancia como sucedió en la adaptación de Guevara. Zipi y Zape siguen siendo traviesos, pero aquí el objetivo de sus travesuras es revelarse contra la imposición de las severas normas del internado en el que están recluidos.

 

"Pues yo más que en Los Goonies me siento como en Verano azul"

 

Zipi y Zape y el club de la canica se erige así en una típica película de aventuras infantiles, con un ojo puesto (y no va con segundas porque el director de la escuela sea tuerto con parche en el ojo) en clásicos de la literatura juvenil y el cine familiar como “Los cinco” de Enid Blyton o Los Goonies. Un grupo de niños que reúne los miembros típicos en estos casos: uno bueno (Zipi), uno rebelde (Zape), un canijo hipocondríaco, una niña, y el inefable gordito de turno (como el Piraña de Verano azul), encontrarán un mapa que a través de diversos enigmas y acertijos les llevará hasta un tesoro, compitiendo por encontrarlo con el director del internado, aquí el villano de la función.

Lo mejor que se puede decir de este “Zipi y Zape” es que, asumido que no tiene nada de Zipi y Zape tal como los conocemos y que es un producto claramente infantil, entretiene y no cae en el ridículo en ningún momento. La puesta en escena es dignísima, las interpretaciones correctas,  y el ritmo ágil y rápido como merece la historia. Toda la película es además una parodia de los dramas carcelarios desde la llegada de los internos a la prisión y el discursito de bienvenida del alcaide (aquí el citado director, acertadamente interpretado de la manera más seria por Javier Guitérrez sin caer en la fácil pantomima del típico villano infantil), además de un homenaje al cine juvenil ochentero producido por Steve Spielberg desde Amblin, con especial interés en Los Goonies (de la que se ha tomado tanto el argumento de la búsqueda del tesoro, como alguna de las pruebas por las que han de pasar) y en Indiana Jones y la última Cruzada (ídem de adem con las pruebas del Grial), dando como resultado la adaptación de un tebeo que nada tiene de tebeo. Veremos cómo se las apañan Álex de la Iglesia y José Mota con Superlópez.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Dos Caras Harvey

INF VNV 3

Recomendada por Kuato aespectadores que no sepan quiénes son Zipi y Zape, y quién es Falconetti (apodo del director por llevar un parche en el ojo).

No recomendada por Kuato a: los que gracias a personajes como Zipi y Zape, Mortadelo y Filemón, La Panda o Sir Tim O’Theo, hicieron de los tebeos de la editorial Bruguera su mejor escuela.

Ego-Tour de luxe por: el personaje de Álex Angulo, un Willy Wonka versión juguetera en vez de chocolatera.

Atmósfera turbínea por: que los supuestos Zipi y Zape no exclamen “corcho”, “sopla” o “córcholis” ni una sola vez.

 

ZIPI Y ZAPE Y EL CLUB DE LA CANICA. Estreno en Venusville: 04/10/2013

 

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