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EL LIBRO DE LA VIDA crítica: I kitsch you

El libro de la vida, amor animado mexicano con un toque tan kitsch como el mejor Moulin Rouge

ANNA BOU

Bienvenidos a la Vida, a la fiesta de la vida. Bienvenidos a la Muerte, a la fiesta de la muerte. Vivir, morir, ¿hay alguna diferencia? Suerte que tenemos a un par de mexicanos cerca que nos aclararán (o no) las ideas. Por todos es bien conocida la devoción que sienten los mexicanos por la festividad de los difuntos, festividad que queda retratada en todo su esplendor en El libro de la vida. Bienvenidos al delirio de colorido e imaginación que es esta película loquísima. Y saludemos, por fin, al director Jorge R. Gutiérrez, apadrinado por su compatriota Guillermo Del Toro, lo cual es toda una garantía.

En El libro de la vida, Catrina (la Muerte), reina de la Tierra de los Recordados, y Xibalba, el rey de la Tierra de los Olvidados, hacen una apuesta: a ver cuál de los dos jóvenes juguetes, Joaquín o Manolo, se llevará el amor de la juguetito María. La historia de amor del Manolo torero y sus viajes por mundos del más aquí y del más allá es, a pesar de su originalidad visual, simple y previsible, de acuerdo, pero esta película tiene unas ocurrencias que son para quitarse el sombrero (o el esqueleto, ya no sé), por ejemplo que los espíritus de los muñecos se levanten de sus tumbas en el cementerio, o cuando los muñecos que bajan al inframundo metamorfosean su color madera en color hueso, para convertirse en calaveras andantes (por cierto, ¿esta película gustará a los niños?).

 

"Si gano yo la apuesta haremos un trío con la Novia Cadáver"

 

Que los objetos vivan me parece lo más normal del mundo, pero que los objetos mueran y resuciten, me parece una genialidad. Bizarrísima, El libro de la vida es bizarrísima y cachonda, y con la excusa de que los protagonistas son muñecos, y además en el día de los difuntos, los creadores se han inventado unos entes extrañísimos que ríete tú de la imaginación que desplegó El Bosco en "El Jardín de las Delicias".

"El libro de la vida es una película muy, muy kitsch, adorablemente kitsch, y plagada de detalles cual pieza de orfebrería de un rey loco perdido en un caleidoscopio"

Por Dios bendito, por Lucifer bendito qué mente ha imaginado ese coro de monjas (absolutamente delirantes) que tienen forma de patatas asadas de madera, o ese capellán con aspecto carnavalesco, o los toreros, con sus trajes de luces estampados con calaveras, cual augurio de que todos van a palmarla en la plaza, porque sí, porque esta película se ceba con los toreros, y ojo, porque  México es un país muy taurino.

 

"Pídeme cualquier canción menos una de Los Toreros Muertos"

 

El libro de la vida es una película muy, muy kitsch, adorablemente kitsch, y plagada de detalles cual pieza de orfebrería de un rey loco perdido en un caleidoscopio. Imposible captar todos las miniaturas de cada plano. Son los momentos visuales los que aguantan todo el peso de la película. Y sumemos al torrente imaginativo los latigazos verbales, como cuando un personaje sentencia que "el cerdo es más civilizado que las personas", o cuando otro admite que "jamás he visto con tanta claridad" cuando se vuelve tuerto. Lo que les decía, un despimporre. Y ole por mezclar con tanta desfachatez el mundo de los vivos y el mundo de los muertos, ole por esa frescura sin complejos que hace sacar los colores al gris de las catedrales con sus sombras dentro. Ole por tratar la muerte con naturalidad, y a los muertos con simpatía. Ole por ese México que además de lindo, sabe sacarle brillo a la tristeza del luto.

Esta película admite pocas comparaciones. Sin parecérsele en absoluto, a veces nos puede recordar al Tim Burton de las películas de animación (el mejor Tim Burton, ¿quizás?), por tratar el tema de los muertos con especial cariño, pero en La novia cadáver, o Frankenweenie, Burton despliega una pátina de melancolía, de poética, de intimidad, incluso de ternura incompatible con la desfachatez todoterreno de El libro de la vida. Y la música, con sus versiones pop, es celebrada, pero qué quieren que les diga, no me ha acabado de convencer: una película tan, tan loquísima, debería ser coherente y delirante en todos los sentidos, y en este caso, una música reconocible, sinceramente, me ha chirriado. Lo mismo con la historia de amor, esta película que parece que se haya ideado en un manicomio patas arriba debería, ya puestos, romper todos y cada uno de los moldes. Pero en fin, incluso los locos, a veces, tienen momentos de cordura.

 

INFORME VENUSVILLE

Venusentencia: Copas de yate

INF VNV 4

Recomendada por Kuato a: los coleccionistas de objetos kitsch y de los recordatorios de los entierros.

No recomendada por Kuato a: quien, cuando leía Mortadelo y Filemón, no se fijaba en los detalles que Ibáñez nos regalaba en cada viñeta.

Ego-Tour de luxe por: que los juguetes no quieran morir en manos de Chacal porque si mueren no podrían recordar a sus muertos y estos caerían en el olvido. Bello, ¿verdad?

Atmósfera turbínea por: ¿hacía falta la historia de amor? A veces, las historia de amor (incluso entre juguetes) son más faja que ventaja, pero qué le vamos a hacer.

 

EL LIBRO DE LA VIDA. Estreno en Venusville: 20/02/2015

 

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