CRÓNICAS DE SITGES 2010 día 8: El monster se encuentra en Serbia

El monster se encuentra en Serbia We are the Night; Monsters; A Serbian Film; Black Heaven; Red Nights Por Beto

<De nuevo jornada cargadita en el Festival este jueves, con títulos para todos los gustos y alguno no apto para estómagos sensibles.

   Con We are the Night (Alemania, 2010) hemos iniciado la jornada. Dirigida por Dennis Gansel (La Ola), la película nos muestra la vida nocturna de un trío de sensuales vampiresas (de las que muerden, no me refiero a las femme fatale) en Berlín. La vampiresa líder se encapricha de una raterilla del tres al cuarto y la convierte para la causa. A diferencia del resto de películas de vampiros presentadas este año en el Festival, las chupasangres de este film son glamourosas: viven en un hotel de cinco estrellas, regentan una discoteca alternativa y van de compras a las grandes superficies.

   La película funciona muy bien, sobre todo la primera mitad. La propuesta de Gansel no es novedosa, pero funciona bien gracias a su inicio interesante: vemos que las muchachuelas saltan de un avión comercial habiendo liquidado previamente a todos los pasajeros y la tripulación. Además, Gansel cuida mucho los detalles, como con la exposición del drama personal de la vampiresa que era actriz de cine mudo en los años 20, o la forma como muestra la desaparición de heridas (y hasta de tatuajes) de la nueva vampiresa cuando se completa su conversión. También estamos de acuerdo en que el film pierde frescura tras la primera mitad, sobre todo cuando las protagonistas son acosadas por la policía. También se le pueden achacar pequeñas incoherencias, como la de que si los vampiros no se pueden reflejar en el espejo, ¿cómo es posible que en los títulos iniciales salgan fotos de los mismos? O también en el ataque realizado en la guarida de asesinos, ya que no viene a cuento que una de las vampiresas vaya armada con una escopeta...

We are the Night, versión feminista de Entrevista con el vampiro

   De todas formas, buen inicio del día con una película que en poco tiempo tendrá su remake estadounidense, seguro. A continuación llegó la hora de Monsters (Reino Unido, 2010). La película de Gareth Edwards narra las aventuras que tienen que pasar un periodista y la hija de su jefe para atravesar una franja de terreno ubicada entre los estados Unidos y México que está bajo dominio de una raza alienígena que llegó ya hace unos años a la Tierra. Con un inicio prometedor que nos muestra el enfrentamiento inicial entre tropas norteamericanas y uno de los alienígenas (que parece un calamar gigante), la película se convierte en una aventurilla de tres al cuarto, de aquellas típicas en que prevalece la historia de amor (más bien calentón) que surge entre el periodista y la chica, sobre las escenas de acción.

   Así que si alguien espera ver naves alienígenas o un ataque brutal de los extraterrestres, más vale que no vaya al cine, ya que estos seres se dedican solamente a copular y poner sus huevos en los troncos de los árboles; a eso y a luchar de vez en cuando con los soldados americanos, que no hacen más que tocarles los cojones con su maquinaria pesada. Además, los calamares gigantes, hasta casi el final no se muestran en su totalidad, ya que las escenas de enfrentamientos con ellos son confusas, al estilo de Monstruoso. Una buena idea que una vez puesta en práctica se convierte en un producto olvidadizo al poco de haberlo visionado.

   La película del día, sin duda alguna, ha sido A Serbian Film (Obviamente, Serbia, 2010). Srdjan Spasosevic debuta en el mundo del celuloide con esta película, y desde luego, no sé si para bien o para mal, seguro que se hablará de él durante una buena temporada. La prueba es que al final de la proyección el público ni ha aplaudido ni ha silbado porque aún estaba asimilando lo que se le acababa de venir encima. Un actor porno retirado recibe una oferta irresistible para volver a los ruedos (ya se sabe, como es un experto en corridas...). Eso sí, firma un contrato sin saber ni de que va la película ni con quién trabajará. Lo que empieza pareciendo un trabajo fácil se irá complicando hasta extremos insospechados conforme avance el rodaje de la película.

"Joder, y pensar que en District 9 les quedaba todo al lado..."

   Podríamos decir que dos terceras partes del film nos muestran una película fresca, con diálogos agudos y hasta cierto punto divertida. Pero cuando llegamos a la media hora final, a raíz de que el protagonista empieza a ver que el rodaje va más allá de lo políticamente correcto en las películas porno, el film se convierte en un festival de sangre y de sexo sucio y enfermizo, que hace que sea complicada de digerir. Como cuando el actor apalea y corta la cabeza a una actriz mientras le está echando un polvo, o la escena en que practica sexo con dos personas encapuchadas (que no diremos quién son para no desvelar el secreto) bajo los efectos de una droga que sirve como viagra a los animales, por no hablar del pollazo (literalmente hablando) en un ojo que recibe uno de los gangsters en un enfrentamiento con el actor.

   De todas formas, la historia está muy bien desarrollada, ganando intensidad conforme pasan los minutos, los personajes están bien perfilados y elegidos a conciencia (como el hermano del protagonista, un poli serbio que tiene una cara de corrupto que te cagas), y lo único que patina es que el protagonista no vea lo que se le viene encima, cuando la situación ya hace un tufillo a mierda considerable. Gran película, con un componente de crítica hacia la forma de ser del pueblo serbio, que no está al alcance de todos los paladares.

   A continuación nos hemos podido relajar con Black Heaven (Francia-Bélgica, 2010. Gilles Marchand), un thriller a medio camino entre la realidad y el mundo virtual, donde un joven salva del suicidio a una chica asidua de un juego on-line. A partir de aquí él se engancha a este mundo virtual para seguir teniendo contacto con la joven. El director Gilles Marchand cumple a secas con esta película, ya que si bien el juego de las dos realidades es atractivo, la trama tiene unos cuantos puntos flojos, como el de que el personaje de la joven suicida (Audrey) dé la sensación de que pasa de su hermano y lo menosprecia, y en cambio después se ve que está bajo el control del mismo. Por otro lado, en el mundo virtual el protagonista descubre que el que corta el bacalao es un tal Heaven, ya que muchas chicas del juego (entre ellas la suicida) llevan tatuado su nombre, y no se vuelve a hablar de este fulano en toda la cinta.

"Aquí las carreras no se ganan por una cabeza sino por una polla"

   Trama un poco flojita, con unos minutos iniciales interesantes y un final digno, pero con mucha paja en medio. Se salva la originalidad de la propuesta, el baile sexy que se marca Louise Bourgoin (Audrey) en la casa con piscina, y la belleza de las imágenes del mundo virtual.

   Para concluir por hoy, hemos visto Red Nights (Francia 2010), de Julien Carbón y Lauren Courtiaud. Un thriller a medio camino del giallo ambientado en Hong Kong. Un sello de jade de gran antigüedad es el objetivo de tres mujeres que harán lo que esté en sus manos para conseguirlo. La cinta arranca con fuerza, con el asesinato de una joven a cargo de el personaje que encarna Carri Ng (la mejor actriz de la película con diferencia, sexy y sensual, aunque al mismo tiempo aterradora), que envuelve a su víctima con una especie de plástico y luego la raja con unas uñas de jade, al estilo de Freddy Krueger.

   A partir de ahí, los directores galos, que demuestran su habilidad en la fotografía (lo mejor del film), con el resto de la película no dan una a derechas. De entrada, no se sabe porqué el propietario del sello accede a cederlo a una de las tres mujeres; tampoco las escenas de acción no tienen mucha lógica, como el momento en que la rubia se aposta de forma chapucera enfrente de su edificio para disparar a su rival china. Para colmo, durante buena parte de la película, el peso de la misma está en manos de las tres mujeres, pero cuando te esperas el enfrentamiento final entre ellas, se cuela un actor con un papel secundario hasta ese momento y coge un protagonismo inmerecido. Un completo desbarajuste producto de un guión nefasto. Lo mejor, la escena inicial y el chirriar de las garras de jade en la pared, un calco de lo que hacía Freddy en sus buenos tiempos./>

He aquí la versión sensual de Simone