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FARLEY GRANGER valhalla: La estrella que quiso ser actor

   

La estrella que quiso ser actor

Farley Earle Granger: San José, Estados unidos,
01.07.25 - Nueva York, Estados Unidos, 27.03.11

Por Ray Zeta

 

<El caso de Farley Granger es verdaderamente atípico en Hollywood. Jóvenes de veintitantos años que se convierten en estrellas de la noche a la mañana y aprovechan la fama para vivir una vida de lujo y excesos hasta que su estrella declina, entran en una fase autodestruciva, o ambas cosas, hay muchos. ¿Pero cuántos conocen que se retiren voluntariamente cuando están en la cresta de ola, porque creen no estar preparados para trabajar como actores?

   Pues eso es lo que hizo Farley Granger. Descubierto a los 18 años por Samuel Goldwyn cuando interpretaba una obra teatral, el magnate de la Metro le ofreció intervenir en La estrella del norte (Lewis Milestone, 1943), una peli de guerra con un reparto plagado de estrellas, en un papel pensado para Montgomery Clift que éste no pudo realizar por problemas de agenda.

   El mismo Granger lo recordaba así en sus memorias: “Fue una de esas carreras milagrosas. Yo no tenía talento ni entrenamiento y de repente estaba en una película con Walter Huston, Erich von Stroheim, Anne Baxter, Ann Harding y Walter Brennan”.

 

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La soga y Extraños en un tren, sus dos pelis para el recuerdo

 

   Ni qué decir tiene que dicha película catapultó al joven actor al estrellato y le abrió las puertas de un Hollywood que se postró a sus pies para brindarle un inicio de carrera fulgurante, truncada provisionalmente por la Segunda Guerra Mundial (periodo en el que se codeó con toda clase de estrellas y mandamases cinematográficos, tanto como soldado como civil), hasta que en 1948 regresó por la puerta grande para interpretar la que es aún hoy día una de sus dos películas más conocidas: La soga (Alfred Hitchcock, 1948. La otra suponemos que tienen claro cuál es. Sigan leyendo que un poquito más abajo la nombramos).

   Imaginen el éxito que le proporcionó La soga con sólo 23 años. No había estudio, productor o director que no se lo disputara. Farley Granger estaba en la primera plana de todas las revistas de moda, su presencia empezó a ser habitual en las grandes fiestas hollywoodienses, y su vida personal empezó a mostrarse activa manteniendo sonoros romances tanto con mujeres como con hombres, como el de Ava Gardner, Shelley Winters, Arthur Laurents (guionista de La soga), o el compositor Leonard Bernstein.

 

  "Anunció que dejaba Hollywood para tomar clases de interpretación, porque no tenía ni idea de lo que hacía cuando se ponía delante de una cámara"  

 

   “Finalmente llegué a la conclusión que para mí, todo lo que hiciera era tan natural y tan bueno como yo lo sintiera. Nunca había sentido la necesidad de pertenecer a alguien exclusivo, autodefinido, o a un grupo en especial... Nunca me avergoncé, y nunca sentí la necesidad de explicar o disculparme con nadie por mis relaciones. He amado hombres. He amado mujeres”.

   Especializándose en títulos de cine negro, encadenó Los amantes de la noche (Nicholas Ray, 1949), Side Street (Anthony Man, 1950), y Nube de sangre (Marl Robson, 1950), hasta que en 1948 rodó nuevamente a las órdenes de Hitchcock Extraños en un tren, el título que lo consagraría definitivamente (sí, el que les apuntábamos hace un par de párrafos) y que le aportaría un mayor éxito tanto de crítica como de público aún mayor que el que obtuvo con La soga, acrecentado incluso por la publicidad obtenida al morir Robert Walker de sobredosis (la prensa de la época lo atribuyó a que fue abandonado por Jennifer Jones –su esposa en ese momento- en favor de David O. Selznick).

 

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Farley Granger, antes y después

 

   Y a partir de aquí, la bomba. Cuatro años más con films como Senso (Luchino Visconti, 1954) o La calle desnuda (Maxwell Shane, 1955), y Farley Granger anuncia que deja Hollywood “para tomar clases de interpretación, porque no tiene ni idea de lo que hace cuando se pone delante de una cámara”.

   Y dicho y hecho, en la flor de la vida con 30 años, toda una prometedora carrera por delante, popularidad, contratos millonarios, pilas de guiones amontonados en su mesita, y Hollywood a sus pies besando por donde pisaba, Granger se cortó la coleta cinematográfica para dedicarse exclusivamente al teatro, e irlo combinando con algún trabajo televisivo, hasta dedicarse exclusivamente a este medio trabajando en series como Ironside, Hondo, Superagente 86, Hawai 5-0, Vacaciones en el mar, y Se ha escrito un crimen, hasta que ha muerto a los 85 años por causas naturales.

   Hay que ser muy tonto o muy inteligente (y haber follado mucho, no nos engañemos), para tomar dicha determinación./>

 

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