FAST & FURIOUS 6 crítica: Colega, ¿dónde está mi coche?

Colega, ¿dónde está mi coche? Sexto episodio F&F con menos conducción, ¿les habrán retirado el carnet a los protas? Por Ray Zeta

<La saga Fast & Furious (A todo gas) ha sufrido una de las evoluciones más atípicas que se conocen en la historia del cine. Como un coche que a 150 Km/h colea y endereza el rumbo tras derrapar en un charco de aceite. Obteniendo un inesperado éxito como producto de acción de serie B con Vin Diesel y Paul Walker de protagonistas, se produjo una secuela con más medios con Paul Walker y Tyrese Gibson substituyendo a Vin Diesel ausente, para pasar a un anodino tercer episodio sin ninguno de ellos, y volver a la carga con todos de vuelta por la puerta grande en un cuarto, hasta alcanzar el cénit del cine de acción motorizado en el quinto, tanto con los protagonistas originales y los actores que han transitado por la franquicia, como con nuevas y acertadas incorporaciones como Dwayne Johnson.

   Y encima también ha ido derivando de subgénero en cuanto a acción se refiere. Del mundo de las carreras ilegales de coches molonguis tuneados conducidos por macarras chulitos y latinas buenorras moviendo el culo encima de los capós a ritmo de reggaetón, lo que en los primeros episodios conformó el sello de la franquicia, hemos pasado a películas de acción menos motorizadas y más genéricas donde la banda liderada por Vin Diesel ejerce de grupo especial capaz de llevar a cabo cualquier tipo de trabajo como si fuera el mismo Equipo A: desde ayudar a detener a un narcotraficante en Méjico (la 4), o a desvalijar a un gánster propietario de un casino en Rio de Janeiro (la 5), hasta detener a un terrorista nuclear internacional en Londres y España, como es el caso de esta 6.

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   Misiones que si hasta el momento estaban más o menos justificadas por su habilidad conduciendo (infiltrándose como pilotos o planeando una fuga motorizada, recordemos que Mad Max, Tom Cruise en Días de trueno, y Jason Statham en Death Race, conducen autos de choque al lado de Diesel y su “familia”), ahora ya ni eso, más allá de intentar colarlo patilleramente en una línea de diálogo al principio de la película (“Se necesitan lobos para cazar a otro lobo”, sentencia Dwayne Johnson, así que pim-pam-pum, reúne al equipo, se lo lleva a Londres y se queda tan pancho). Por eso lo que más llama la atención de este episodio rápido y furioso es lo poco que se conduce y las pocas secuencias motorizadas con las que cuenta, revelándose por ello como el menos rápido y furioso de la saga hasta la fecha.

   Alguna hay, por supuesto, la de la persecución del tanque por carreteras españolas es de lo espectacularcito que se ha visto a lo largo de la franquicia, pero son tan pocas que por guión (neutralizar a un terrorista internacional que roba piezas para construir una bomba nuclear) bien podría tratarse de un episodio primo hermano de cualquier otra saga accionera como James Bond, Misión imposible o La Jungla de cristal (la set piece de acción final, sin ir más lejos, es un pelea a sopapos en el interior de un avión que se debe evitar que despegue), aunque con un guión menos trabajado, pues la sensación aquí es que la investigación se lleva a cabo con la misma facilidad que una aventura de Mortadelo y Filemón (una pista les lleva a la siguiente como si el terrorista fuera perdiendo documentos de identificación allá por donde pasa).

   El resto, puros pasajes gratuitos a modo de paja de relleno para llenar metraje sin ninguna trascendencia para el devenir de los hechos. ¿Para qué van a la casa de empeños si no sirve para nada? ¿Para qué va Paul Walker a la cárcel estadoudinense? (se infiltra en ella como Jean-Claude Van Damme en Libertad para morir o Nicolas Cage/John Travolta en Cara a cara para descubrir una información que luego ni es importante, ni comparte en ningún momento). Y el peor y más sonrojante pasaje de todos, ¿para qué coño cuelan una carrera ilegal si tampoco viene a cuento? Es en Londres pero con el mismo ambiente que si fuera Miami: latinas buenorras marcando culamen en unas faldas tan minis que se les ve hasta el ombligo, moviéndolo, cómo no, a ritmo de reggaetón en la inconfundible (hasta ahora) marca de la casa de la saga.

   Llega Vin Diesel, y sin apostar ni nada, disputa una carrera a dos con Michelle Rodriguez (y no porque lo decidan ellos, si no porque parece ser la única participante), sólo para que puedan tener una escena a solas. Secuencia forzadísima que sólo se sostiene por una causa: la conexión que tiene este sexto episodio con el cuarto, al igual que sucede con la subtrama del narco también de la cuarta parte. Y es que a fuerza de ver los mismos personajes película a película, se les acaba cogiendo cariño, y por eso es un regalo para los fans de la saga, no sólo que retomen subtramas acaecidas en entregas anteriores, sino que salgan los actores de todas ellas, y nos obsequien además con imágenes de las películas anteriores en los títulos de crédito iniciales para que se nos salten las lágrimas.

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   Por eso ha sido un acierto recuperar el personaje de Michelle Rodriguez y volver a verla conducir con su inconfundible estilo marimachón, al igual que contar con los miembros habituales de la banda (faltan por eso los dos loquitas latinos que se pasaban las pelis anteriores discutiendo), además de las nuevas incorporaciones como Dwayne Johnson (todo un acierto que resultó imprescindible para el merecido éxito obtenido con la quinta parte). Esperamos que Gina Carano no salga más, que lo hace fatal la pobre (en Indomable ya dio muestra de lo poco actriz que es), así como que Elsa Pataky salga cada vez menos (aquí sólo sale en una escenita del principio y en otra del final), más que nada para evitarnos vergüenza ajena, y aplaudimos la elección de Luke Evans como villano frío y expeditivo que nada tiene que envidiar a los de James Bond.

   Fast & Furious 6 baja pues un tanto el listón tras el alto nivel esgrimido en la 4 y en la 5 (la mejor, no me cansaré de repetirlo), por apoyarse en un guión más endeble y poseer menos secuencias motorizadas, aunque siga sucediéndose a un ritmo vertiginoso y contando con set pieces de acción espectaculares (como la que Luke Evans conduce un modelo blindado inventado y la mencionada del tanque). A ver cómo sigue evolucionando la saga en su séptimo episodio ahora que Justin Lin abandona la dirección. De momento la sorpresa incluida en los títulos de crédito finales a modo de presentación del nuevo villano (en la 5 fue el anuncio del retorno de Michelle Rodriguez) ya nos provoca salivación imaginando cómo serán los manos a manos que mantendrá con Vin Diesel y Dwayne Johnson. Ahora sólo falta que caminen menos y conduzcan más./>

INFORME VENUSVILLE
		Sentencia Quaid: Dos Caras Harvey
		Recomendada por Kuato a: los que crean que es maravilloso viajar hasta Mallorca caminando, en bicicleta o en auto-stop, pero no conduciendo.
		No recomendada por Kuato a: los que quieran ver las carreras ilegales horteras de las primeras entregas. Que se pongan Combustión que F&F ya va de otro palo.
		Ego-Tour de luxe por: llámenme sentimental, pero me emociona que retomen personajes y subtramas de episodios anteriores, por no mencionar los créditos iniciales en los que los protas salen tan jovencitos… ¡Snif!.
		Atmósfera turbínea por: que a los protas les hayan retirado el carnet de conducir por puntos, y se les haya quedado los coches sin batería en el garaje por no hacerlos servir.

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